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Vestido como un vaiṣṇava, Mahārāja Pratāparudra entró solo en el jardín de Balagaṇḍi y comenzó a recitar versos del Śrīmad-Bhāgavatam. Entonces aprovechó la oportunidad para dar masaje a los pies de loto de Śrī Caitanya Mahāprabhu. El Señor, lleno de amor extático por Kṛṣṇa, abrazó inmediatamente al rey, concediéndole así Su misericordia. El Señor Caitanya participó también del prasādam que repartieron en el jardín. Después de esto, cuando el carro de ratha del Señor Jagannātha dejó de moverse, el rey Pratāparudra hizo traer muchos elefantes para que tirasen de él, pero no consiguieron moverlo. Al ver esto, el Señor Caitanya Se puso detrás del carro, empujando con la cabeza; el carro, entonces, se puso en marcha. Acto seguido, los devotos tiraron del carro con cuerdas. Cerca del templo de Guṇḍicā hay un lugar conocido con el nombre de Āiṭoṭā. Era el lugar previsto para que el Señor Caitanya descansase. Cuando el Señor Jagannātha Se instaló en Sundarācala, Śrī Caitanya Mahāprabhu veía el lugar como si fuese Vṛndāvana. En el lago Indradyumna disfrutó de pasatiempos jugando en el agua. Durante los nueve días del Ratha-yātrā, el Señor permaneció en Sundarācala; al quinto día, Él y Svarūpa Dāmodara observaron los pasatiempos de Lakṣmī, la diosa de la fortuna. En esa ocasión, los devotos hablaron mucho de los pasatiempos de las gopīs. Cuando se procedió a arrastrar de nuevo el ratha y se reanudó el canto, el Señor pidió a dos devotos de Kulīna-grāma —Rāmānanda Vasu y Satyarāja Khān—, que cada año trajesen cuerdas de seda para la ceremonia de Ratha-yātrā.
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