Texto 143
aparimitā dhruvās tanu-bhṛto yadi sarva-gatās
tarhi na śāsyateti niyamo dhruva netarathā
ajani ca yan-mayaṁ tad avimucya niyantṛ bhavet
samam anujānatāṁ yad amataṁ mata-duṣṭatayā
aparimitāḥ—ilimitadas en número; dhruvāḥ—eternas; tanu-bhṛtaḥ—que han recibido cuerpos materiales; yadi—si; sarva-gatāḥ—omnipresentes; tarhi—entonces; na—no; śāsyatā—controlables; iti—así; niyamaḥ—regulación; dhruva—¡oh, Verdad Suprema!; na—no; itarathā—de otra manera; ajani—han nacido; ca—y; yat-mayam—en lo que consiste; tat—eso; avimucya—sin abandonar; niyantṛ—controlador; bhavet—puede volverse; samam—igual en todo aspecto; anujānatām—de quienes siguen éste cálculo filosófico; yat—eso; amatam—no conclusivo; mata-duṣṭatayā—por cálculos imperfectos.
«“¡Oh, Señor!, aunque las entidades vivientes que han recibido un cuerpo material son espirituales e ilimitadas en número, si cada una de ellas fuese omnipresente, no estarían en modo alguno bajo Tu control. Sin embargo, si las consideramos partículas de la entidad espiritual eternamente existente —como partes de Ti, que eres el todo espiritual supremo—, tenemos que llegar a la conclusión de que están siempre bajo Tu control. Si las entidades vivientes estuviesen satisfechas con el simple hecho de ser idénticas a Ti en cuanto a partículas espirituales, serían felices teniendo tantas cosas bajo su control. La conclusión de que las entidades vivientes y la Suprema Personalidad de Dios son idénticas es una conclusión errónea. No es ésa la realidad.”
SIGNIFICADO: Este verso, que también pertenece al Śrīmad-Bhāgavatam (10.87.30), fue hablado por la personificación de los Vedas.