Text 138
vṛndāvane ‘aprākṛta navīna madana’
kāma-gāyatrī kāma-bīje yāṅra upāsana
vṛndāvane—en Vṛndāvana; aprākṛta—espiritual; navīna—nuevo; madana—Cupido; kāma-gāyatrī—himnos de deseo; kāma-bīje—por la semilla espiritual de deseo denominada klīm; yāṅra—de quien; upāsana—la adoración.
«En el ámbito espiritual de Vṛndāvana, Kṛṣṇa es el Cupido espiritual de frescura eterna. A Él se Le adora recitando el mantra kāma-gāyatrī con la semilla espiritual klīm.
SIGNIFICADO: Vṛndāvana se describe en la Brahma-saṁhitā (5.56) con las siguientes palabras:
śriyaḥ kāntāḥ kāntaḥ parama-puruṣaḥ kalpa-taravo
drumā bhūmiś cintāmaṇi-gaṇa-mayī toyam amṛtam
kathā gānaṁ nāṭyaṁ gamanam api vaṁśī priya-sakhī
cid-ānandaṁ jyotiḥ param api tad āsvādyam api ca
sa yatra kṣīrābdhiḥ sravati surabhībhyaś ca su-mahān
nimeṣārdhākhyo vā vrajati na hi yatrāpi samayaḥ
bhaje śvetadvīpaṁ tam aham iha golokam iti yaṁ
vidantas te santaḥ kṣiti-virala-cārāḥ katipaye
El ámbito espiritual de Vṛndāvana es siempre espiritual. Allí están siempre la diosa de la fortuna y las gopīs. Todas ellas son muy queridas por Kṛṣṇa, y son tan espirituales como Kṛṣṇa. En Vṛndāvana, Kṛṣṇa es la Persona Suprema, el esposo de todas las gopīs y de la diosa de la fortuna. Los árboles de Vṛndāvana son árboles de deseos. La tierra está hecha de piedra de toque, y el agua es néctar. Las palabras son vibraciones musicales, y todos los movimientos son danza. La flauta es el compañero constante del Señor. El planeta Goloka Vṛndāvana tiene luz propia, como el Sol, y está lleno de bienaventuranza espiritual. La perfección de la vida consiste en saborear esa existencia espiritual; por lo tanto, todo el mundo debe cultivar ese conocimiento. En Vṛndāvana hay vacas espirituales que siempre están dando leche espiritual. Allí no se desperdicia ni un solo momento, o, en otras palabras, no hay pasado, presente ni futuro. No se desperdicia ni una sola partícula de tiempo. En el universo material, los devotos adoran esa morada trascendental con el nombre de Goloka-Vṛndāvana. El propio Señor Brahmā dice: «Yo adoro esa tierra espiritual donde Kṛṣṇa está presente». Los que no son devotos o almas autorrealizadas no saben apreciar ese Vṛndāvana trascendental, pues Vṛndāvana-dhāma es completamente espiritual. Los pasatiempos que el Señor realiza allí también son espirituales. Ninguno de ellos es material. Conforme a la oración de Śrīla Narottama dāsa Ṭhākura (Prārthanā 1):
āra kabe nitāi-cāṅdera karuṇā karibe
saṁsāra-vāsanā mora kabe tuccha ha’be
«¿Cuándo tendrá misericordia de mí el Señor Nityānanda, de forma que pueda comprender lo inútil del placer material?».
viṣaya chāḍiyā kabe śuddha ha’be mana
kabe hāma heraba śrī-vṛndāvana
«¿Cuándo se limpiará mi mente de toda contaminación material, de manera que pueda sentir la presencia del Vṛndāvana espiritual?».
rūpa-raghunātha-pade haibe ākuti
kabe hāma bujhaba se yugala-pirīti
«¿Cuándo me sentiré atraído por las instrucciones de los Gosvāmīs, de forma que pueda comprender quiénes son Rādhā y Kṛṣṇa y qué es Vṛndāvana?».
Estos versos indican que quien desee entender Vṛndāvana deberá antes purificarse de todos los deseos materiales y de toda atracción por las actividades fruitivas y el conocimiento especulativo.
Con respecto a las palabras aprākṛta navīna madana, aprākṛta se refiere a aquello que es exactamente lo contrario del concepto material. Para los māyāvādīs eso es el cero, lo impersonal; pero no es así. En el mundo material, todo es inerte, pero en el mundo espiritual todo está vivo. El deseo de disfrute se da tanto en Kṛṣṇa como en Sus partes integrales, las entidades vivientes. En el mundo espiritual, esos deseos también son espirituales. Nadie debe confundirse pensando que esos deseos son materiales. En el mundo material, cuando alguien siente deseos sexuales y disfruta de la vida sexual, lo que hace es disfrutar de algo temporal. Su disfrute se disipa al cabo de unos minutos. Sin embargo, en el mundo espiritual puede darse el mismo disfrute, pero nunca desaparece. Se disfruta de forma continuada. En el mundo espiritual, el disfrutador encuentra ese placer sexual cada vez más agradable, a medida que descubre nuevos aspectos. Pero en el mundo material el disfrute sexual se vuelve desagradable al cabo de sólo unos minutos, y nunca es permanente. Kṛṣṇa parece muy inclinado hacia la vida sexual, y debido a ello se Le considera el nuevo Cupido en el mundo espiritual. Ese deseo, sin embargo, está libre de embriagueces materiales.
Gāyantaṁ trāyate yasmād gāyatrī tvam tataḥ smṛtā: Quien canta el mantra gāyatrī se libera paso a paso de las garras de la materia. En otras palabras, aquello que nos libera del enredo material se denomina gāyatrī. Una explicación del mantra gāyatrī podemos hallarla en el Madhya-līlā (21.125):
kāma-gāyatrī-mantra-rūpa, haya kṛṣṇera svarūpa,
sārdha-cabbiśa akṣara tāra haya
se akṣara ‘candra’ haya, kṛṣṇe kari’ udaya,
trijagat kailā kāmamaya
El mantra kāma-gāyatrī es exactamente como un himno védico, pero es la Suprema Personalidad de Dios mismo. No hay diferencia entre el kāma-gāyatrī y Kṛṣṇa. Ambos están formados de veinticuatro sílabas trascendentales y media (cf. Cc. Madhya 21.125-29). El mantra transcrito en letras también es Kṛṣṇa, y surge como la Luna. Debido a ello, en la sociedad humana y entre toda clase de entidades vivientes hay un reflejo de deseo desvirtuado. En el mantra «klīṁ kāma-devāya vidmahe puṣpa-bāṇāya dhīmahi tan no ’naṅgaḥ pracodayāt», Kṛṣṇa recibe los nombres de Kāma-deva, Puṣpa-baṇa y Anaṅga. Kāma-deva es Madana-mohana, la Deidad que establece nuestra relación con Kṛṣṇa. Puṣpa-bāṇa («aquel que lleva una flecha de flores») es Govinda, la Personalidad de Dios que acepta nuestro servicio devocional. Y Anaṅga es Gopijana-vallabha, que satisface a todas las gopīs y es el objetivo supremo de la vida. El kāma-gāyatrī (klīṁ kāma-devāya vidmahe puṣpa-bāṇāya dhīmahi tan no ’naṅgaḥ pracodayāt) sencillamente no pertenece al mundo material. La persona avanzada en la comprensión espiritual puede adorar a la Suprema Personalidad de Dios con sus sentidos espiritualmente purificados y cumplir los deseos del Señor.
man-manā bhava mad-bhakto mad-yājī māṁ namaskuru
mām evaiṣyasi satyaṁ te pratijāne priyo ’si me
«Piensa siempre en Mí, sé Mi devoto, adórame y ofréceme tu homenaje. De ese modo, vendrás a Mí sin falta. Yo te prometo esto porque tú eres Mi muy querido amigo» (Bg. 18.65).
En la Brahma-saṁhitā (5.27-28), se afirma:
atha veṇu-ninādasya trayī-mūrti-mayī gatiḥ
sphurantī praviveśāśu mukhābjāni svayambhuvaḥ
gāyatrīṁ gāyatas tasmād adhigatya saroja-jaḥ
saṁskṛtaś cādi-guruṇā dvijatām agamat tataḥ
trayyā prabuddho ’tha vidhir vijñāta-tattva-sāgaraḥ
tuṣṭāva veda-sāreṇa stotreṇānena keśavam
«Seguidamente, Gāyatrī, madre de los Vedas, manifestada por el divino sonido de la flauta de Śrī Kṛṣṇa, entró en la boca de loto de Brahmā, el nacido por sí solo, a través de sus ocho oídos. Así pues, Brahmā, el nacido del loto, recibió el mantra gāyatrī, que había brotado del sonido de la flauta de Śrī Kṛṣṇa. De ese modo alcanzó la posición de los nacidos por segunda vez, tras recibir iniciación del preceptor supremo y primigenio, la Personalidad de Dios mismo. Iluminado por haber recibido aquel gāyatrī, personificación de los tres Vedas, Brahmā se familiarizó con la extensión del océano de la verdad. Seguidamente adoró a Śrī Kṛṣṇa, la esencia de todos los Vedas, con un himno».
El sonido de la flauta de Kṛṣṇa es el origen de los himnos védicos. El Señor Brahmā, que está sentado en una flor de loto, escuchó la vibración sonora de la flauta de Kṛṣṇa y fue así iniciado con el mantra gāyatrī.