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Capítulo 24

La adoración de la colina Govardhana


Mientras Kṛṣṇa y Balarāma estaban ocupados con los brāhmaṇas que se hallaban demasiado envueltos en la ejecución de sacrificios védicos, también vieron que los pastores de vacas estaban preparando un sacrificio similar a fin de apaciguar a Indra, el rey del cielo, quien es responsable de abastecer el agua. Tal como se afirma en el Śrī Caitanya-caritāmṛta, un devoto de Kṛṣṇa tiene una fe firme y fuerte en la comprensión de que si él simplemente se dedica al cultivo de conciencia de Kṛṣṇa y al amoroso servicio trascendental de Kṛṣṇa, entonces queda eximido de todas las demás obligaciones. Un devoto puro del Señor Kṛṣṇa no tiene que ejecutar ninguna función ritual prescrita en los Vedas; ni se le exige que adore ningún semidiós. Al uno ser un devoto del Señor Kṛṣṇa, se comprende que ha ejecutado todo tipo de rituales védicos y todo tipo de adoración a los semidioses. Por simplemente ejecutar las ceremonias rituales védicas, o adorando a los semidioses, uno no desarrolla el servicio devocional por Kṛṣṇa. Pero aquel que está ocupado plenamente en el servicio del Señor, ya ha cumplido con todos los mandatos védicos.


Kṛṣṇa les ordenó a Sus devotos detener todas esas actividades, porque, durante Su presencia en Vṛndāvana, quería establecer firmemente el servicio devocional exclusivo. Puesto que Kṛṣṇa es la omnisciente Personalidad de Dios, Él sabía que los pastores de vacas se preparaban para ofrecerle el sacrificio a Indra, pero, como cuestión de etiqueta y con gran honor y sumisión, comenzó a hacerles preguntas a personalidades mayores, tales como Mahārāja Nanda.


Kṛṣṇa le preguntó a Su padre: «Mi querido padre, ¿de qué se trata este gran sacrificio que se está organizando? ¿Cuál es el resultado de dicho sacrificio, y a quién está dirigido? ¿Cómo se ejecuta? ¿Tendrías la bondad de hacérmelo saber? Estoy muy ansioso de conocer este procedimiento, así que, por favor, explícame cuál es el propósito de este sacrificio». Ante esta pregunta, Su padre, Nanda Mahārāja, permaneció en silencio, pensando que su pequeño niño no sería capaz de comprender las complejidades de la ejecución del yajña. Kṛṣṇa, sin embargo, insistió: «Mi querido padre, entre aquellos que son liberales y santos, no hay secretos. Ellos no creen que nadie sea amigo ni enemigo, debido a que siempre son abiertos con todos. Y aun aquellos que no son tan liberales, no tienen ningún secreto para los miembros de la familia, ni para los amigos, aunque los secretos pueden guardarse de modo que las personas enemigas no los descubran. Por consiguiente, tú no puedes tener ningún secreto para Mí. Todas las personas se ocupan en actividades fruitivas. Algunos conocen cuáles son estas actividades y conocen el resultado, y otros ejecutan las actividades sin saber el propósito ni el resultado. Una persona que actúa con pleno conocimiento, obtiene el resultado completo; una que actúa sin conocimiento, no obtiene un resultado tan perfecto. De manera que, por favor, permíteme saber cuál es el propósito del sacrificio que tú estás por ejecutar. ¿Se hace por mandato védico o es simplemente una ceremonia popular? Ten la bondad y permíteme conocer en detalle todo lo referente a este sacrificio».


Al oír esta pregunta de Kṛṣṇa, Mahārāja Nanda respondió: «Mi querido niño, esta ceremonia es mas o menos tradicional. Como la lluvia se debe a la misericordia del rey Indra y las nubes son sus representantes, y como el agua es tan importante para nuestra vida, debemos expresarle cierta gratitud al controlador de esta lluvia, Mahārāja Indra. Por lo tanto, estamos haciendo preparativos para apaciguar al rey Indra, debido a que él muy bondadosamente nos ha enviado nubes que derraman suficiente cantidad de lluvia para que tengan éxito las actividades agrícolas. El agua es muy importante; sin las lluvias no podemos producir granos ni cultivar la tierra. Si no hay lluvia no podemos vivir. La lluvia es necesaria para el éxito de las ceremonias religiosas, para el desarrollo económico, y, en fin de cuentas, para la liberación. Así que, no deberíamos abandonar la ceremonia y función tradicional; a aquel que la abandona, influido por la lujuria, la codicia o el temor, no parece que le traerá nada bueno».


Después de oír esto, Kṛṣṇa, la Suprema Personalidad de Dios, en presencia de Su padre y de todos los pastores de vacas de Vṛndāvana, habló de una manera tal, como para poner muy furioso a Indra, el rey del cielo. Él sugirió que ellos olvidaran el sacrificio. Sus razones para desalentar el sacrificio que se ejecutaba para satisfacer a Indra, eran dos. Primero, tal como se afirma en el Bhagavad-gītā, no hay ninguna necesidad de adorar a los semidioses para obtener avance material alguno; todos los resultados que se obtienen de adorar a los semidioses son simplemente temporales, y solo aquellos que son poco inteligentes se interesan en resultados temporales. Segundo, cualquier resultado temporal que uno obtiene de adorar a los semidioses, de hecho se otorga con el permiso de la Suprema Personalidad de Dios. Se afirma claramente en el Bhagavad-gītā: mayaiva vihitān hi tān. Cualquier beneficio que supuestamente se obtiene de los semidioses, lo otorga realmente la Suprema Personalidad de Dios. Sin el permiso de la Suprema Personalidad de Dios, uno no puede otorgarle ningún beneficio a los demás. Pero, algunas veces, los semidioses se envanecen por influencia de la naturaleza material. Creyéndose lo máximo que existe, ellos tratan de olvidar la supremacía de la Suprema Personalidad de Dios. En el Śrīmad-Bhāgavatam se afirma claramente que, en esta ocasión, Kṛṣṇa quería enfurecer al rey Indra. El advenimiento de Kṛṣṇa tenía especialmente por objeto la aniquilación de los demonios y la protección de los devotos. El rey Indra era sin duda un devoto, no un demonio, pero debido a que estaba envanecido, Kṛṣṇa quería darle una lección. Él primeramente trató de poner a Indra furioso deteniendo el Indra-pūjā, que había sido preparado por los pastores de vacas de Vṛndāvana.


Con este propósito en mente, Kṛṣṇa empezó a hablar como si fuera un ateo que apoya la filosofía del karma-mimāṁsā. Los partidarios de este tipo de filosofía no aceptan la suprema autoridad de la Personalidad de Dios. Ellos plantean el argumento de que, si alguien trabaja muy bien, el resultado vendrá de seguro. Su opinión es que, aun si hay un Dios que le da al hombre el resultado de sus actividades fruitivas, no hay ninguna necesidad de adorarlo, debido a que, a menos que un hombre trabaje, Él no puede otorgarle ningún buen resultado. Ellos dicen que en vez de adorar a un semidiós o a Dios, las personas debieran prestarle toda su atención a sus propios deberes, y así el buen resultado vendrá con toda seguridad. El Señor Kṛṣṇa empezó a hablarle a Su padre de acuerdo con estos principios de la filosofía karma-mimāṁsā. «Mi querido padre —dijo Él—, Yo no creo que tú tengas que adorar a ningún semidiós para la ejecución con éxito de tus actividades agrícolas. Toda entidad viviente nace de acuerdo con su karma pasado, y abandona esta vida simplemente tomando el resultado de su karma presente. Todo el mundo nace en diferentes tipos o especies de vida conforme a sus actividades pasadas, y obtiene su nacimiento siguiente de acuerdo con las actividades de esta vida. Los diferentes grados de felicidad y angustia materiales, las comodidades y las desventajas de la vida, son los diferentes resultados de diferentes tipos de actividades, ya sea de la vida pasada o de la presente».


Mahārāja Nanda y otros miembros mayores arguyeron que, si uno no satisface al dios predominante, no puede obtener ningún buen resultado simplemente mediante las actividades materiales. Esto es realmente cierto. Por ejemplo, algunas veces se observa que a pesar del auxilio médico de primera clase, y de tratamientos realizados por especialistas de primera clase, una persona enferma muere. Se concluye, por consiguiente, que el tratamiento médico de primera clase o las tentativas del médico de primera clase no son en sí mismos la causa de la cura de un paciente; debe estar de por medio la mano de la Suprema Personalidad de Dios. En forma similar, el hecho de que un padre y una madre cuiden a sus hijos, no es la causa de la comodidad de sus hijos. Algunas veces se observa que, a pesar de todo el cuidado de sus padres, los niños se echan a perder o sucumben a la muerte. En consecuencia, las causas materiales no son suficientes para otorgar los resultados. Debe existir la sanción de la Suprema Personalidad de Dios. Por lo tanto, Nanda Mahārāja propuso que, para obtener buenos resultados en las actividades agrícolas, ellos debían satisfacer a Indra, la deidad superintendente del abastecimiento de lluvia. El Señor Kṛṣṇa anuló ese argumento diciendo que los semidioses dan resultados solamente a las personas que han ejecutado sus deberes prescritos. Los semidioses no pueden dar ningún buen resultado a la persona que no ha ejecutado sus deberes prescritos; por consiguiente, los semidioses dependen de la ejecución de los deberes, y no son absolutos en lo referente a otorgarle buenos resultados a nadie.


«Mi querido padre, no hay ninguna necesidad de adorar al semidiós Indra —dijo el Señor Kṛṣṇa—. Todo el mundo tiene que obtener el resultado de su propio trabajo. En verdad, podemos ver que uno se ocupa de acuerdo con su tendencia natural de trabajo; y según esa tendencia natural, todas las entidades vivientes —tanto seres humanos como semidioses— obtienen sus respectivos resultados. Todas las entidades vivientes obtienen cuerpos más elevados o más bajos, y crean enemigos, amigos o bandos neutrales, solamente debido a sus diferentes tipos de trabajo. Uno debe tener el cuidado de ejecutar los deberes de acuerdo con su instinto natural, y no debe desviar la atención hacia la adoración de diversos semidioses. Los semidioses se satisfarán con la ejecución apropiada de todos los deberes, así que no hay ninguna necesidad de adorarlos. En lugar de eso, ejecutemos muy esmeradamente nuestros deberes prescritos. En verdad, uno no puede ser feliz sin ejecutar su correspondiente deber prescrito. Por consiguiente, aquel que no ejecuta apropiadamente sus deberes prescritos, se asemeja a una mujer que no es casta. El deber prescrito que les corresponde a los brāhmaṇas es el estudio de los Vedas; el deber prescrito que le corresponde a la división real, los kṣatriyas, es ocuparse de la protección de los ciudadanos; el deber prescrito que le corresponde a la comunidad vaiśya es la agricultura, el comercio y la protección de las vacas; y el deber prescrito que le corresponde a los śudras es el servicio a las demás clases más elevadas, o sea los brāhmaṇas, kṣatriyas y vaiśyas. Nosotros pertenecemos a la comunidad vaiśya, y el deber que nos compete es el de cultivar o comerciar con los productos agrícolas, proteger a las vacas o dedicarnos a la banca».


Kṛṣṇa se identificó con la comunidad vaiśya debido a que Nanda Mahārāja protegía muchas vacas y Kṛṣṇa cuidaba de ellas. Él enumeró cuatro tipos de ocupaciones para la comunidad vaiśya, a saber: la agricultura, el comercio, la protección de las vacas y la banca. A pesar de que los vaiśyas pueden adoptar cualquiera de estas ocupaciones, los hombres de Vṛndāvana se dedicaban principalmente a la protección de las vacas.


Kṛṣṇa le explicó además a Su padre: «Esta manifestación cósmica está funcionando bajo la influencia de las tres modalidades de la naturaleza material: la bondad, la pasión y la ignorancia. Estas tres modalidades son las causas de la creación, manutención y destrucción. La nube se origina por la acción de la modalidad de la pasión; por consiguiente, es la modalidad de la pasión la que causa la lluvia; y después de la lluvia, las entidades vivientes obtienen el resultado: el éxito en la labor agrícola. Entonces, ¿qué tiene que ver Indra en este asunto? Aun si tú no complaces a Indra, ¿qué puede hacer él? Nosotros no recibimos ningún beneficio especial de Indra. Incluso si él está ahí, también derrama agua sobre los océanos, donde no hay necesidad de ello. Así que el hecho de que él esté derramando agua sobre el océano o sobre la tierra no depende de que lo adoremos. En lo que se refiere a nosotros, no necesitamos ir a otra ciudad, aldea o país extranjero. En las ciudades hay edificios que son como palacios, pero nosotros estamos satisfechos de vivir en este bosque de Vṛndāvana. Nuestra relación específica es con la colina Govardhana y con el bosque de Vṛndāvana, y con nada más. Por lo tanto, Yo te pido, Mi querido padre, que comiences un sacrificio que satisfaga a los brāhmaṇas locales y a la colina Govardhana, y que no tengamos nada que ver con Indra».


Después de oír esta afirmación de Kṛṣṇa, Nanda Mahārāja respondió: «Mi querido niño, ya que Tú lo estás pidiendo, voy a hacer preparativos para un sacrificio aparte en honor a los brāhmaṇas locales y a la colina Govardhana. Pero por ahora, déjame ejecutar este sacrificio conocido como Indra-yajña».


Pero Kṛṣṇa respondió: «Mi querido padre, no demores. El sacrificio que propones para Govardhana y para los brāhmaṇas locales va a tomar mucho tiempo. Mejor usa los preparativos y los enseres que tú ya has hecho para el Indra-yajña, e inmediatamente ocúpalos para satisfacer a la colina Govardhana y a los brāhmaṇas locales».


Mahārāja Nanda finalmente cedió. Los pastores de vacas le preguntaron entonces a Kṛṣṇa cómo quería Él ejecutar el yajña, y Kṛṣṇa les dio las instrucciones siguientes: «Preparen comidas muy sabrosas de toda descripción con los granos y ghī reunidos para el yajña. Preparen arroz y dāl; luego, halavā, pakorā, pūrī, y todo tipo de preparaciones de leche, tales como arroz con leche, bolitas dulces, sandeśa, rasagullā y lāḍu, e inviten a los brāhmaṇas eruditos, quienes pueden cantar los himnos védicos y ofrecerle oblaciones al fuego. A los brāhmaṇas se les debe dar todo tipo de granos como caridad. Luego, decoren todas las vacas y aliméntenlas bien. Después de hacer esto, den dinero como caridad a los brāhmaṇas. En lo que concierne a los animales más bajos, tales como los perros, y a las personas de grados inferiores, como los caṇḍālas, o los hombres de quinta clase, a quienes se les considera intocables, a ellos también se les puede dar un suntuoso prasādam. Después de darles buenos pastos a las vacas, el sacrificio conocido como Govardhana-pūjā puede comenzar de inmediato. Este sacrificio me satisfará mucho a Mí».


En esta declaración, el Señor Kṛṣṇa prácticamente describió toda la economía de la comunidad vaiśya. En todas las comunidades de la sociedad humana, y en el reino animal —entre las vacas, perros, cabras, etc.—, todo el mundo tiene su parte que ejecutar. Cada uno debe trabajar en cooperación con los demás para obtener el beneficio total de toda la sociedad, lo cual incluye no solo a los objetos animados, sino también a los objetos inanimados, como las colinas y la tierra. La comunidad vaiśya es específicamente responsable del mejoramiento económico de la sociedad, mediante la producción de granos, la protección de las vacas, el transporte de alimentos cuando se necesita, y las actividades bancarias y de finanzas.


Esta declaración también nos hace saber que a los gatos y los perros, a pesar de no ser tan importantes, no se les debe descuidar. La protección de las vacas es realmente más importante que la protección de los gatos y los perros. Otra sugerencia que encontramos en esta afirmación es que los caṇḍālas, es decir, los intocables, tampoco deben ser desatendidos por las clases más elevadas. Todo el mundo es importante, pero algunos son directamente responsables del avance de la sociedad humana, y otros son solo indirectamente responsables. Sin embargo, cuando hay conciencia de Kṛṣṇa presente, se vela entonces por el beneficio total de todo el mundo.


El sacrificio conocido como Govardhana-pūjā se observa en el movimiento de conciencia de Kṛṣṇa. El Señor Caitanya ha dicho que así como Kṛṣṇa es digno de adoración, así mismo Su tierra —Vṛndāvana— y la colina Govardhana, son también dignas de adoración. Para confirmar esta declaración, el Señor Kṛṣṇa dijo que el Govardhana-pūjā, o la adoración de Govardhana, es lo mismo que adorarlo a Él. A partir de ese día, el Govardhana-pūjā se ha seguido ejecutando y es conocido como annakūta. En todos los templos de Vṛndāvana o fuera de Vṛndāvana, se preparan inmensas cantidades de comida con motivo de esta ceremonia, y se distribuyen muy suntuosamente entre la población en general. Algunas veces, la comida se lanza a las multitudes, y ellos disfrutan recogiéndola del suelo. En virtud de esto, podemos comprender que el prasāda ofrecido a Kṛṣṇa nunca se contamina, ni siquiera si cae al suelo. La gente, por lo tanto, lo recoge y se lo come con gran satisfacción.

Por consiguiente, la Suprema Personalidad de Dios, Kṛṣṇa, les aconsejó a los pastores de vacas detener el Indra-yajña y comenzar el Govardhana-pūjā, a fin de castigar a Indra, quien estaba muy envanecido por ser el controlador supremo de los planetas celestiales. Los sencillos y honrados pastores de vacas, encabezados por Nanda Mahārāja, aceptaron la proposición de Kṛṣṇa y ejecutaron en detalle todo lo que Él les aconsejó. Ellos ejecutaron la adoración de Govardhana y caminaron alrededor de la colina. (Después de la inauguración del Govardhana-pūjā y hasta el día de hoy, la gente de Vṛndāvana ha seguido vistiéndose muy bien y reuniéndose cerca de la colina Govardhana, para ofrecer adoración y caminar alrededor de la colina llevando a sus vacas consigo.) De acuerdo con la instrucción del Señor Kṛṣṇa, Nanda Mahārāja y los pastores de vacas llamaron a los brāhmaṇas eruditos y comenzaron a adorar la colina Govardhana, cantando himnos védicos y ofreciendo prasāda. Los habitantes de Vṛndāvana se reunieron, decoraron sus vacas y les dieron pasto. Manteniendo a las vacas en el frente, comenzaron a caminar alrededor de la colina Govardhana. Las gopīs también se vistieron muy lujosamente y se sentaron en carretas tiradas por toros, cantando las glorias de los pasatiempos de Kṛṣṇa. Reunidos allí para actuar como sacerdotes del Govardhana-pūjā, los brāhmaṇas les ofrecieron sus bendiciones a los pastores de vacas y a sus esposas, las gopīs. 

Cuando todo estaba completo, Kṛṣṇa asumió una gran forma trascendental, y les declaró a los habitantes de Vṛndāvana que Él Mismo era la colina Govardhana. Él hizo esto para convencer a los devotos de que la colina Govardhana y Kṛṣṇa Mismo son idénticos. Luego, Kṛṣṇa empezó a comer toda la comida que allí se había ofrecido. La identidad de Kṛṣṇa y la colina Govardhana aún se honra, y grandes devotos toman piedras de la colina Govardhana y las adoran tal como adoran a la Deidad de Kṛṣṇa en los templos. Los devotos, por consiguiente, recogen pequeñas rocas o guijarros de la colina Govardhana y las adoran en sus casas, debido a que esta adoración es igual que la adoración de la Deidad. La forma de Kṛṣṇa que empezó a comer las ofrendas estaba constituida separadamente, y Kṛṣṇa Mismo, junto con los demás habitantes de Vṛndāvana, comenzó a ofrecer reverencias ante la Deidad, así como también ante la colina Govardhana. Al ofrecer reverencias a la gigantesca forma de Kṛṣṇa Mismo y a la colina Govardhana, Kṛṣṇa declaró: «Tan solo vean cómo la colina Govardhana ha asumido esta gigantesca forma y está favoreciéndonos mediante el hecho de aceptar todas las ofrendas». Kṛṣṇa también declaró en esa reunión: «Aquel que no observa la adoración del Govardhana-pūjā tal como Yo estoy conduciéndola personalmente, no será feliz. Hay muchas serpientes en la colina Govardhana, y las personas que no observan el deber prescrito del Govardhana-pūjā serán mordidas y matadas por esas serpientes. Para asegurar la buena fortuna de las vacas y la de ellos mismos, todas las personas de Vṛndāvana que se encuentran cerca de Govardhana deben adorar la colina tal como Yo lo he prescrito».


Ejecutando así el sacrificio de Govardhana-pūjā, todos los habitantes de Vṛndāvana siguieron las instrucciones de Kṛṣṇa, el hijo de Vasudeva, y después regresaron a sus hogares respectivos.


Así termina el significado de Bhaktivedanta, del capítulo vigésimo cuarto del libro Kṛṣṇa, titulado: «La adoración de la colina Govardhana».

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