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Capítulo 38

La llegada de Akrūra a Vṛndāvana


Nārada Muni no mencionó la matanza de Vyomāsura a manos de Kṛṣṇa, lo cual significa que fue matado el mismo día que el demonio Keśī. La matanza del demonio Keśī ocurrió temprano por la mañana, y después de eso los muchachos fueron a cuidar las vacas en la colina Govardhana, y allí fue donde Vyomāsura murió. Los dos demonios fueron matados por la mañana. Kaṁsa le pidió a Akrūra que llegara a Vṛndāvana al anochecer. La mañana siguiente, después de recibir las instrucciones de Kaṁsa, Akrūra partió hacia Vṛndāvana en su cuadriga. Debido a que Akrūra era un gran devoto del Señor, mientras iba a Vṛndāvana empezó a alabar al Señor. Los devotos siempre están absortos en pensamientos acerca de Kṛṣṇa, y Akrūra pensaba constantemente en los ojos de loto del Señor Kṛṣṇa.


Él no sabía qué tipo de actividades piadosas debía haber realizado para haber obtenido la oportunidad de ir a ver al Señor Kṛṣṇa. Akrūra pensó que si Kṛṣṇa lo deseaba, él podría verlo. Akrūra se consideraba muy afortunado porque iba a ver a Kṛṣṇa, a quien los grandes yogīs místicos desean ver. Él confiaba en que ese día concluirían todas las reacciones pecaminosas de su vida pasada, y su afortunada forma humana de vida alcanzaría el éxito. Akrūra también consideró que Kaṁsa lo estaba favoreciendo mucho, pues lo había enviado para que llevara consigo, de regreso, a Kṛṣṇa y a Balarāma, permitiéndole así ver al Señor. Akrūra continuó pensando, y consideró que, anteriormente, los grandes sabios y personas santas se liberaban del mundo material con tan solo ver las uñas refulgentes de los pies de loto de Kṛṣṇa.


Akrūra pensó: «Esa Suprema Personalidad de Dios ha venido ahora tal como un ser humano ordinario, y es mi gran fortuna poder verlo cara a cara». Estaba emocionado con la esperanza de ver los mismos pies de loto que los grandes semidioses como Brahmā, Nārada y El Señor Śiva adoran: esos pies que atraviesan la tierra de Vṛndāvana, y que tocan los pechos de las gopīs cubiertos con vestigios de kuṅkuma. Él pensó: «Soy tan afortunado, que hoy mismo podré ver esos mismos pies de loto y la hermosa cara de Kṛṣṇa, la cual está marcada con tilaka en la frente y en la nariz. Y también veré Su sonrisa y Su rizado cabello negro. Estoy seguro de que tendré esta oportunidad, pues veo que hoy los venados pasan por mi lado derecho. Hoy podré ver realmente la belleza del reino espiritual de Viṣṇuloka, debido a que Kṛṣṇa es el Viṣṇu Supremo, y Él Mismo apareció por Su propia benevolencia. Él es la fuente de toda belleza, y, por lo tanto, hoy se saciará mi visión».


Akrūra no tenía duda alguna de que el Señor Kṛṣṇa era el Viṣṇu Supremo. El Señor Viṣṇu lanza una mirada sobre la energía material, y así aparece la manifestación cósmica. Y a pesar de que el Señor Viṣṇu es el creador de este mundo material, Él se mantiene libre de la influencia de la energía material por medio de Su propia energía. A través de Su potencia interna, puede penetrar la oscuridad de la energía material. En forma similar, Kṛṣṇa, el Viṣṇu original, creó a los habitantes de Vṛndāvana por medio de la expansión de Su potencia interna. En la Brahma-saṁhitā se confirma que también los enseres y la morada de Kṛṣṇa son expansiones de Su potencia interna. La misma potencia interna se exhibe en la Tierra en la forma de Vṛndāvana, donde Kṛṣṇa disfruta con Sus padres y en la compañía de Sus amigos, los pastorcillos de vacas y las gopīs. En virtud de esta afirmación de Akrūra, queda claro que debido a que Kṛṣṇa es trascendental a las modalidades de la naturaleza material, los habitantes de Vṛndāvana, quienes se ocupan en el servicio amoroso del Señor, también son trascendentales.


Akrūra también consideró la necesidad de los pasatiempos trascendentales del Señor. Él pensó que las actividades, instrucciones, cualidades y pasatiempos trascendentales de Kṛṣṇa, tienen por objeto lograr la buena fortuna de la gente en general. La gente puede permanecer constantemente consciente de Kṛṣṇa, hablando de la forma, cualidades, pasatiempos y enseres trascendentales del Señor. Por hacer esto, el universo entero puede realmente vivir en forma auspiciosa, y progresar pacíficamente. Pero sin conciencia de Kṛṣṇa, la civilización no es sino un adorno para un cuerpo muerto. Un cuerpo muerto puede que sea adornado muy hermosamente, pero si no hay conciencia, dichos adornos son inútiles. La sociedad humana sin conciencia de Kṛṣṇa es inútil y sin vida.


Akrūra pensó: «Esa Suprema Personalidad de Dios, Kṛṣṇa, ha aparecido ahora como uno de los descendientes de la dinastía Yadu. Los principios de la religión son Sus leyes promulgadas. Aquellos que se atienen a tales leyes son semidioses, y aquellos que no las siguen son demonios. Él ha exhibido Su advenimiento para proteger a los semidioses, quienes obedecen muy estrictamente las leyes del Señor Supremo. Los semidioses y los devotos del Señor se complacen en guiarse por las leyes de Kṛṣṇa, y Kṛṣṇa se complace en darles todo tipo de protección. Estas actividades de Kṛṣṇa —brindarles protección a los devotos y matar a los demonios—, como se confirma en el Bhagavad-gītā, siempre son favorables para que los hombres hablen y oigan hablar de ellas. Los semidioses y los devotos del Señor expandirán eternamente su canto acerca de las gloriosas actividades del Señor.


«Kṛṣṇa, la Suprema Personalidad de Dios, es el maestro espiritual de todos los maestros espirituales. Él es el liberador de todas las almas caídas, y el propietario de los tres mundos. Cualquiera puede verlo mediante ojos ungidos con amor por Dios. Hoy podré ver a la Suprema Personalidad de Dios, quien, con Su trascendental belleza, ha atraído a la diosa de la fortuna para que viva con Él perpetuamente. Tan pronto como llegue a Vṛndāvana, me bajaré de esta cuadriga, y caeré de bruces para ofrecerle mis reverencias al Señor Supremo, el amo de la naturaleza material y de todas las entidades vivientes. Los grandes yogīs místicos siempre adoran los pies de loto de Kṛṣṇa; así, yo también adoraré Sus pies de loto y me convertiré en uno de Sus amigos de Vṛndāvana, tal como los pastorcillos de vacas. Cuando me postre ante el Señor Kṛṣṇa de esa manera, de seguro colocará sobre mi cabeza Su intrépida mano de loto. Su mano se les ofrece a todas las almas condicionadas que se refugian bajo Sus pies de loto. Kṛṣṇa es la meta suprema de la vida para todas las personas que temen la existencia material, y ciertamente cuando lo vea, me dará el refugio de Sus pies de loto. Aspiro a que Sus manos, semejantes a lotos, toquen mi cabeza».


De esa forma, Akrūra esperaba las bendiciones de la mano de Kṛṣṇa. Él sabía que el Señor había bendecido a Indra, quien es el rey del cielo y el amo de los tres mundos —los sistemas planetarios superiores, intermedios e inferiores—, simplemente porque este le había ofrecido un poco de agua, que Kṛṣṇa aceptó. De forma similar, Bali Mahārāja le dio como caridad a Vāmanadeva solamente tres pasos de tierra, y también le ofreció un poco de agua, que el Señor Vāmanadeva aceptó, con lo cual Bali Mahārāja alcanzó a tener la misma posición que Indra. Cuando las gopīs estaban bailando con Kṛṣṇa en la danza rāsa, se fatigaron, y Kṛṣṇa pasó Su mano tan fragante como una flor de loto, sobre las gotas de transpiración semejantes a perlas, que se encontraban en la cara de las gopīs, e inmediatamente ellas se refrescaron. Así, Akrūra esperaba la bendición de esa suprema mano de Kṛṣṇa. La mano de Kṛṣṇa puede otorgar bendiciones a todo tipo de hombres, si ellos adoptan el proceso de conciencia de Kṛṣṇa. Si alguien quiere felicidad material como la del rey del cielo, puede obtener esa bendición de manos de Kṛṣṇa; si alguien desea liberarse de los fuertes dolores, de la existencia material, también puede obtener la bendición de manos de Kṛṣṇa, y si alguien que tiene amor puro y trascendental por Kṛṣṇa, quiere Su asociación personal y el toque de Su cuerpo trascendental, también puede obtener la bendición de manos de Él.


Sin embargo, Akrūra tenía miedo, ya que había sido delegado por Kaṁsa, el enemigo de Kṛṣṇa. Él se puso a pensar: «Voy a ver a Kṛṣṇa como mensajero del enemigo». Y al mismo tiempo pensó: «Kṛṣṇa está en el corazón de todos como la Superalma; por lo tanto, Él debe saber lo que siento en mi corazón». A pesar de que el enemigo de Kṛṣṇa confiaba en Akrūra, el corazón de este estaba limpio. Él era un devoto puro de Kṛṣṇa. Akrūra se arriesgó a ser objeto de la ira de Kaṁsa, simplemente para poder encontrarse con Kṛṣṇa. Él estaba seguro de que aunque iba como representante de Kaṁsa, Kṛṣṇa no lo tomaría por un enemigo. «Aun cuando estoy llevando a cabo una misión pecaminosa, habiendo sido comisionado por Kaṁsa, cuando me acerque a la Suprema Personalidad de Dios, me pararé ante Él con toda humildad y con las manos juntas. Sin duda, Él se complacerá con mi actitud devocional, y quizás sonría amorosamente y me mire, con lo cual me liberará de todo tipo de reacción pecaminosa. En ese momento me encontraré en la plataforma de bienaventuranza y conocimiento trascendentales. Debido a que Kṛṣṇa sabe lo que siento en mi corazón, cuando me acerque a Él, de seguro me abrazará. Yo no soy tan solo uno de los miembros de la dinastía Yadu, sino también un devoto puro e impoluto. Por Su misericordioso abrazo, mi cuerpo, mi corazón y mi alma se limpiarán completamente de las acciones y reacciones de mi vida pasada. Cuando nuestros cuerpos se toquen, inmediatamente me levantaré con las manos juntas, con toda humildad. Con toda certeza, Kṛṣṇa y Balarāma se dirigirán a mí, diciendo: “Akrūra, tío”, y en ese momento toda mi vida será gloriosa. A menos que seamos reconocidos por la Suprema Personalidad de Dios, nuestra vida no puede lograr el éxito».


Aquí se afirma claramente que uno debe tratar de ser reconocido por la Suprema Personalidad de Dios en base a su servicio y devoción, sin lo cual la forma humana de vida está condenada. Como se afirma en el Bhagavad-gītā, el Señor Supremo, la Personalidad de Dios, es igual para con todo el mundo. Él no tiene amigos ni enemigos, pero se inclina hacia un devoto que le rinde servicio con amor devocional. El Bhagavad-gītā también declara que el Señor Supremo corresponde con el servicio devocional rendido por el devoto. Akrūra pensó que Kṛṣṇa era como el árbol de deseos de los planetas celestiales, el cual da frutos de acuerdo con el deseo del adorador. La Suprema Personalidad de Dios también es la fuente de todas las cosas, un devoto debe saber cómo rendirle servicio, y así ser reconocido por Él. Por consiguiente, en El Śrī Caitanya-cartāmṛta se explica que uno debe servir simultáneamente tanto al maestro espiritual como a Kṛṣṇa, y de esa manera progresar en el desarrollo de su conciencia de Kṛṣṇa. El servicio que se le rinde a Kṛṣṇa bajo la dirección del maestro espiritual, es servicio autentico, debido a que el maestro espiritual es el representante manifestado de Kṛṣṇa. Śrī Viśvanātha Cakravarti Ṭhākura dice que cuando uno satisface al maestro espiritual, satisface al Señor Supremo. Es como el servicio que se realiza en una oficina del gobierno. Uno tiene que trabajar bajo la supervisión del director del departamento. Si el supervisor del departamento está satisfecho con el servicio de una persona en particular, automáticamente habrá una promoción y un aumento de sueldo.


Akrūra pensó entonces: «Cuando Kṛṣṇa y Balarāma estén complacidos con mis oraciones, de seguro tomarán mi mano, me recibirán dentro de Sus hogares y me ofrecerán todo tipo de hospitalidades respetuosas, y sin duda me preguntarán acerca de las actividades de Kaṁsa y sus amigos».


De esa forma, Akrūra, quien era el hijo de Śvaphalka, meditó en Śrī Kṛṣṇa, en su viaje que comenzó en Mathurā. Él llegó a Vṛndāvana al final del día. Akrūra hizo el viaje completo sin saber cuánto tiempo duró. Cuando llegó a Vṛndāvana, el Sol estaba ocultándose. Tan pronto como entró en los límites de Vṛndāvana vio las huellas de las vacas y las huellas del Señor Kṛṣṇa, estas últimas impresas con los signos de Su planta: la bandera, el tridente, el rayo y la flor de loto. Al ver las huellas de Kṛṣṇa, Akrūra, por respeto, saltó de la cuadriga inmediatamente, y se sobrecogió, exhibiendo todos los síntomas de éxtasis: él lloraba y su cuerpo temblaba. Debido al extremo júbilo de ver el polvo tocado por los pies de loto de Kṛṣṇa, Akrūra se tiró de bruces, y empezó a rodar por el suelo.


El viaje de Akrūra a Vṛndāvana es ejemplar. Aquel que piense visitar Vṛndāvana debe seguir los pasos ideales de Akrūra, y siempre pensar en los pasatiempos y actividades del Señor. Tan pronto como lleguemos a los límites de Vṛndāvana, de inmediato debemos untar el polvo de Vṛndāvana sobre nuestro cuerpo, sin pensar en nuestra posición ni prestigio materiales. Narottama dāsa Ṭhākura cantó en su famosa canción: viṣaya-chāriya kabe śuddha ha´be mana. «Cuando mi mente esté purificada, después de abandonar la contaminación del disfrute material de los sentidos, podré visitar Vṛndāvana». En realidad, uno no puede ir a Vṛndāvana solo con un billete. El proceso de ir a Vṛndāvana lo muestra Akrūra.


Cuando Akrūra entró en Vṛndāvana, vio a Kṛṣṇa y a Balarāma ocupados, dirigiendo el ordeño de las vacas. Kṛṣṇa estaba vestido con ropas amarillas, y Balarāma con ropas azuladas. Akrūra también vio que los ojos de Kṛṣṇa eran como las flores de loto que crecen hermosamente en la estación del otoño. Vio tanto a Kṛṣṇa como a Balarāma en la primavera de Su juventud. A pesar de que ambos tenían rasgos corporales similares, Kṛṣṇa era de tez negruzca, mientras que Balarāma era blancuzco. Ambos eran el refugio de la diosa de la fortuna. Ellos tenían cuerpos hermosamente construidos, bellas manos y caras agradables, y eran tan fuertes como elefantes. Ahora, después de ver Sus huellas, Akrūra realmente vio a Kṛṣṇa y a Balarāma cara a cara. A pesar de que eran las personalidades más influyentes de todas, Ellos lo estaban mirando con caras sonrientes. Akrūra pudo comprender que tanto Kṛṣṇa como Balarāma habían regresado de cuidar las vacas en el bosque; se habían bañado, y estaban vestidos con ropas limpias, y enguirnaldados con flores y collares hechos de joyas valiosas. Sus cuerpos estaban untados con pasta de sándalo. Akrūra apreció mucho el aroma de las flores y el sándalo, y Su presencia corporal. Él se consideró muy afortunado de ver a Kṛṣṇa, la Suprema Personalidad de Dios, y a Su expansión plenaria, Balarāma, cara a cara, pues sabía que Ellos eran las personalidades originales de la creación.


Como se afirma en la Brahma-saṁhitā, Kṛṣṇa es la Personalidad original de Dios y la causa de todas las causas. Akrūra podía entender que la Suprema Personalidad de Dios aparecía personalmente para el bienestar de Su creación, para restablecer los principios de la religión y para aniquilar a los demonios. Con Sus refulgencias corporales, los hermanos disipaban toda la oscuridad del mundo, como si fueran montañas de zafiro y plata. Sin vacilar, Akrūra se bajó inmediatamente de su cuadriga y se tiró de bruces como una vara ante Kṛṣṇa y Balarāma. Al tocar los pies de loto de la Suprema Personalidad de Dios, se llenó de bienaventuranza trascendental; la voz se le ahogó, y no podía hablar. Debido a la presencia trascendental de Kṛṣṇa, incesantes torrentes de lágrimas cayeron de sus ojos. Él permaneció aturdido por el éxtasis, como si estuviera desprovisto de toda capacidad de ver y hablar. El Señor Kṛṣṇa, quien es muy bondadoso con Sus devotos, levantó a Akrūra con Su mano, y lo abrazó. Parecía que el Señor Kṛṣṇa estaba muy complacido con Akrūra. Balarāma también lo abrazó. Tomándolo de la mano, Kṛṣṇa y Balarāma lo trajeron a Su sala de estar, donde le ofrecieron un lugar muy agradable para sentarse y agua para lavar sus pies. Además, lo adoraron con ofrendas adecuadas de miel y otros ingredientes. Cuando Akrūra estaba así confortablemente sentado, tanto Kṛṣṇa como Balarāma le ofrecieron una vaca como caridad, y luego le trajeron unos gustosos platos de comida, y Akrūra los aceptó. Cuando Akrūra terminó de comer, Balarāma le dio nueces de betel y especias, así como también pasta de sándalo, simplemente para complacerlo más, y para que estuviera más cómodo. El Señor Kṛṣṇa Mismo observó por completo el sistema védico de recibir a un invitado, para enseñarle a todos los demás cómo acoger a un invitado en el hogar. Es una norma védica que, aun si un invitado es un enemigo, debe ser recibido tan bien, que no tema ningún peligro a manos del anfitrión. Si el anfitrión es un hombre pobre, por lo menos debe ofrecer una esterilla de paja como lugar para sentarse y un vaso de agua para tomar. Kṛṣṇa y Balarāma le dieron a Akrūra la bienvenida que correspondía a su elevada posición.


Después de que Akrūra fue apropiadamente recibido y sentado de esa forma, Nanda Mahārāja, el padre adoptivo de Kṛṣṇa, dijo: «Mi querido Akrūra, ¿qué debo preguntarte? Yo sé que te protege Kaṁsa, quien es muy cruel y demoníaco. Su protección es como la protección que ofrece el guardián de un matadero a los animales que matará en el futuro. Kaṁsa es tan egoísta, que ha matado a los hijos de su propia hermana, así que, honestamente, ¿cómo puedo creer que él está protegiendo a los ciudadanos de Mathurā?». Esta afirmación es muy significativa. Si los cabezas políticos o ejecutivos del Estado solo están interesados en sí mismos, nunca podrán velar por el bienestar de los ciudadanos.


Mientras Nanda Mahārāja le hablaba a Akrūra con agradables palabras, Akrūra se olvidó de la fatiga de todo su día de viaje desde Mathurā hasta Vṛndāvana.


Así termina el significado de Bhaktivedanta del capítulo trigésimo octavo del libro Kṛṣṇa, titulado: «La llegada de Akrūra a Vṛndāvana».

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