Capítulo 43
La muerte del elefante Kuvalayāpīḍa
Después de bañarse y terminar todos los otros deberes matutinos. Kṛṣṇa y Balarāma oyeron el redoble de los timbales del campo de lucha. Inmediatamente se prepararon para ir al lugar a ver la diversión. Cuando Kṛṣṇa y Balarāma llegaron a la entrada del campo de lucha, vieron a un gran elefante llamado Kuvalayāpīḍa que era atendido por un cuidador. El cuidador estaba bloqueándoles deliberadamente la entrada, manteniendo al elefante frente al portón. Kṛṣṇa sabía cuál era el propósito del cuidador, y se preparó apretando Su ropa antes de combatir con el elefante. Se dirigió al cuidador con una voz muy grave, tan resonante como una nube: «¡Usted, cuidador hereje, apártese y déjeme pasar por el portón! Si bloquea Mi camino, los enviaré a usted y a su elefante a la morada de la muerte personificada».
El cuidador, habiendo sido insultado de esta manera por Kṛṣṇa, se puso muy furioso, y para retar a Kṛṣṇa, tal como había sido previamente planeado, provocó al elefante para que atacara. Entonces, el elefante se movió ante Kṛṣṇa tal como si fuera la muerte inevitable. Se abalanzó hacia Él y trató de atraparlo con su trompa, pero Kṛṣṇa muy hábilmente se fue por detrás del elefante. Debido a que solo podía ver hasta la punta de su nariz, el elefante no veía a Kṛṣṇa que se escondía detrás de su patas, pero no obstante, trató de capturarlo con su trompa. Kṛṣṇa otra vez escapó muy rápidamente de la captura, y corrió nuevamente hacia la parte de atrás del elefante, atrapando su cola. Agarrando al elefante por la cola, Kṛṣṇa empezó a halarlo, y con gran fuerza lo arrastró por lo menos veintitrés metros, así como Garuḍa arrastra a una culebra insignificante. Kṛṣṇa haló al elefante de un lado para otro, de la derecha a la izquierda, así como solía halar la cola de un ternero en Su niñez. Después de esto, Kṛṣṇa se puso frente al elefante y le dio una fuerte palmada. Luego se deslizó fuera de la vista del elefante, y corrió hacia la parte de atrás de él. Después, tirándose al piso, Kṛṣṇa se colocó frente a las dos patas del elefante, e hizo que tropezara y se cayera. Kṛṣṇa se levantó inmediatamente, pero el elefante, pensando que Él estaba todavía acostado, trató de atravesar uno de sus colmillos de marfil por el cuerpo de Kṛṣṇa, apuñalándolo con fuerza contra el piso. A pesar de que el elefante estaba acostado y furioso, el cuidador que estada montado en su cabeza trató de provocarlo todavía más. El elefante entonces se abalanzó alocadamente hacia Kṛṣṇa. Tan pronto como estuvo a Su alcance, Kṛṣṇa agarró la trompa y haló al elefante al piso. Cuando el elefante y el cuidador cayeron, Kṛṣṇa saltó sobre la espalda del elefante, la quebró y mató también al cuidador. Después de matar al elefante, Kṛṣṇa se llevó uno de los colmillos de marfil en Su hombro. Adornado con gotas de transpiración y salpicado con la sangre del elefante, se sintió muy dichoso, y así se dirigió hacia el campo de lucha. El Señor Balarāma tomó el otro colmillo del elefante y lo puso en Su hombro. Acompañados por Sus amigos pastorcillos de vacas, entraron en la arena.
Cuando Kṛṣṇa entró en la arena de la lucha con Balarāma y Sus amigos, las diferentes personas lo veían diferentemente unos de otros, de acuerdo con las distintas relaciones (rasas) que tenían con Él. Kṛṣṇa es la fuente de todo placer y de todo tipo de rasas, tanto favorables como desfavorables. Los luchadores lo veían como un rayo. La gente en general lo veía como la personalidad más hermosa. Las mujeres lo veían como el varón más atractivo, Cupido personificado, y así pues, Él incrementaba su lujuria. Los pastores de vacas que estaban allí presentes veían a Kṛṣṇa como su propio pariente que venía de la misma aldea de Vṛndāvana. Los reyes kṣatriyas que estaban presentes lo vieron como el gobernante más fuerte. Los padres de Kṛṣṇa, Nanda y Yaśodā, lo veían como el niño más cariñoso. Kaṁsa, el rey de la dinastía Bhoja, lo veía como la muerte personificada. Los que no tenían inteligencia lo veían como una personalidad inepta. Los yogīs presentes lo veían como la Superalma. Los miembros de la dinastía Vṛṣṇi lo veían como el descendiente más célebre. Apreciado así, en formas distintas por los diferentes tipos de hombres allí presentes, Kṛṣṇa entró en la arena de lucha con Balarāma y con Sus amigos pastorcillos de vacas. Habiendo oído que Kṛṣṇa ya había matado al elefante Kuvalayāpīḍa, Kaṁsa supo sin duda alguna que Kṛṣṇa era formidable. Por lo tanto sintió mucho temor de Él. Kṛṣṇa y Balarāma tenían los brazos largos. Estaban hermosamente vestidos, y eran atractivos para todas las personas allí reunidas. Estaban ataviados como si fueran a actuar en un escenario dramático, y llamaron la atención de toda la gente.
Los ciudadanos de Ciudad Mathurā que veían a Kṛṣṇa, la Suprema Personalidad de Dios, se complacían mucho, y miraban Su cara con miradas insaciables, como si estuvieran bebiendo el néctar del cielo. Ver a Kṛṣṇa les daba tanto placer, que parecía como si no solo estuvieran bebiendo el néctar de mirar Su cara, sino que también estaban oliendo el aroma y lamiendo el sabor de Su cuerpo, y que abrazaban a Él y a Balarāma con sus brazos. Ellos comenzaron a hablar entre sí sobre los dos hermanos trascendentales. Por un largo tiempo habían oído acerca de la belleza y las actividades de Kṛṣṇa y Balarāma, pero ahora estaban viéndolos personalmente, cara a cara. Ellos pensaban que Kṛṣṇa y Balarāma eran dos encarnaciones plenarias de la Suprema Personalidad de Dios, Nārāyaṇa, que habían aparecido en Vṛndāvana.
Los ciudadanos de Mathurā empezaron a recitar los pasatiempos de Kṛṣṇa: Su nacimiento como el hijo de Vasudeva, el haber sido dejado al cuidado de Nanda Mahārāja y de su esposa en Gokula, y todos aquellos sucesos que culminaron con Su ida a Mathurā. Hablaron acerca de la muerte de la bruja Pūtanā, así como también de la muerte de Tṛṇāvarta, que apareció como un torbellino. También recordaron la liberación de los hermanos gemelos de su permanencia dentro de los árboles yamala arjuna. Los ciudadanos de Mathurā hablaron entre sí: «Kṛṣṇa y Balarāma mataron a Śaṅkhāsura, Keśī, Dhenukāsura y a muchos otros demonios en Vṛndāvana. Kṛṣṇa también salvó a todos los pastores de vacas de Vṛndāvana del incendio devastador. Castigó a la serpiente Kāliya en el agua del Yamunā, y refrenó el orgullo falso del rey celestial, Indra. Kṛṣṇa sostuvo la gran colina Govardhana en una mano durante siete días seguidos, y salvó a toda la gente de Gokula de las incesantes lluvias, huracanes y tormentas de viento». También recordaron otras actividades vivificantes: «Las doncellas de Vṛndāvana estaban tan complacidas de ver la belleza de Kṛṣṇa y de participar en Sus actividades, que olvidaron el propósito de la existencia material. Por ver y pensar en Kṛṣṇa, ellas olvidaron todo tipo de fatiga material». Los ciudadanos de Mathurā discutieron sobre la dinastía Yadu, diciendo que debido a la aparición de Kṛṣṇa en esa dinastía, los Yadus quedarían como la familia más célebre de todo el universo. Mientras estaban hablando de esta manera acerca de las actividades de Kṛṣṇa y Balarāma, oyeron la vibración de diferentes bandas que anunciaban la contienda de lucha.
El famoso luchador Cāṇūra entonces empezó a hablar con Kṛṣṇa y Balarāma: «Mis queridos Kṛṣṇa y Balarāma —dijo—, hemos oído acerca de Sus actividades pasadas. Ustedes son grandes héroes, y por ello el Rey los ha llamado. Hemos oído que Sus brazos son muy fuertes. El Rey y toda la gente presente aquí desean ver un despliegue de Sus habilidades de lucha. Un ciudadano debe ser obediente y complacer la mente del rey que gobierna; actuando de esa forma, el ciudadano obtiene todo tipo de buena fortuna. Aquel que no le da importancia al actuar obedientemente, se vuelve infeliz debido a la furia del rey. Ustedes son pastorcillos de vacas, y hemos oído que mientras cuidan de Sus vacas en el bosque, disfrutan luchando el uno con el otro. Por lo tanto, deseamos que Ustedes participen en una lucha con nosotros para que toda la gente presente aquí, junto con el Rey, sean complacidos».
Kṛṣṇa inmediatamente comprendió cuál era el propósito de las palabras de Cāṇūra, y se preparó a luchar con él. Pero de acuerdo con el tiempo y con las circunstancias, habló de la siguiente manera: «Tú eres el súbdito del rey de Bhoja, y vives en la selva. Nosotros también somos indirectamente sus súbditos y tratamos de complacerlo tanto como nos es posible. Este ofrecimiento de lucha es un gran favor de él, pero lo cierto es que Nosotros simplemente somos muchachos. Algunas veces jugamos en el bosque de Vṛndāvana con Nuestros amigos, que son de Nuestra misma edad. Pensamos que combatir con personas de igual edad y fuerza es bueno para Nosotros, pero pelear con grandes luchadores como ustedes no sería bueno para el público. Esto sería contrario a sus principios religiosos». Kṛṣṇa indicó así que los célebres y fuertes luchadores no debían retar a Kṛṣṇa y a Balarāma a luchar.
En respuesta a esto, Cāṇūra dijo: «Mi querido Kṛṣṇa, sabemos que no eres un niño ni un joven, Tú eres trascendental a todo el mundo, tal como lo es Tu hermano mayor, Balarāma. Ya has matado al elefante Kuvalayāpīḍa, que podía luchar y derrotar a otros elefantes. Lo has matado de una manera maravillosa. Debido a Tu fuerza, Te corresponde a Ti competir con los más fuertes luchadores que haya entre nosotros. Por lo tanto, yo deseo luchar contigo, y Tu hermano mayor, Balarāma, luchará con Muṣṭika».
Así termina el significado de Bhaktivedanta del capítulo cuadragésimo tercero del libro Kṛṣṇa, titulado: «La muerte del elefante Kuvalayāpīḍa».