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Capítulo 70

Las actividades diarias del Señor Kṛṣṇa


Los mantras védicos nos hacen saber que la Suprema Personalidad de Dios no tiene obligación de hacer nada: na tasya kāryaṁ karaṇaṁ ca vidyate. Pero si el Señor Supremo no tiene obligación de hacer nada, ¿cómo podemos hablar de las actividades del Señor Supremo? El capítulo anterior deja en claro que nadie puede actuar de la forma en que lo hace el Señor Kṛṣṇa. Hemos de notar el siguiente hecho claramente: las actividades del Señor deben seguirse, pero no pueden ser imitadas. Por ejemplo, la vida ideal de Kṛṣṇa como jefe de familia puede seguirse, pero si se quiere imitar a Kṛṣṇa, expandiéndose uno en muchas formas, eso no es posible. Siempre debemos recordar, por lo tanto, que el Señor Kṛṣṇa, a pesar de que desempeñe el papel de un ser humano, mantiene simultáneamente la posición de Suprema Personalidad de Dios. Podemos seguir el ejemplo de los tratos que, en Su papel de un ser humano ordinario, tuvo el Señor Kṛṣṇa con Sus esposas, pero Sus tratos con más de dieciséis mil esposas a la vez, no pueden imitarse. La conclusión es que, para convertirnos en jefes de familia ideales, debemos seguir los pasos del Señor Kṛṣṇa de la manera en que Él exhibió Sus actividades diarias, pero no podemos imitarlo a Él en ninguna etapa de nuestra vida.


El Señor Kṛṣṇa solía acostarse con Sus dieciséis mil esposas, pero también se levantaba de la cama muy temprano por la mañana, tres horas antes de la salida del Sol. Por disposición de la naturaleza, el canto de los gallos anuncian la hora del brāhma-muhūrta. No hay necesidad de relojes despertadores; tan pronto como los gallos cantan en las primeras horas de la mañana, ha de saberse que es hora de levantarse de la cama. Al oír ese sonido, Kṛṣṇa se levantaba de la cama, pero el hecho que Él se levantara temprano no era muy del agrado de Sus esposas. Las esposas de Kṛṣṇa estaban tan apegadas a Él, que yacían en la cama abrazándolo, y tan pronto como los gallos cantaban, las esposas de Kṛṣṇa lo lamentaban mucho e inmediatamente condenaban el canto.


En el jardín que se encontraba dentro del recinto de cada palacio, había flores pārijāta. La pārijāta no es una flor artificial. Recordemos que Kṛṣṇa trajo del cielo los árboles pārijāta, y los plantó en todos Sus palacios. En las primeras horas de la mañana, una brisa suave llevaba el aroma de la flor pārijāta, y Kṛṣṇa lo olía justo después de levantarse de la cama. A causa de este aroma, las abejas melíferas comenzaban sus vibraciones zumbantes, y los pájaros también comenzaban sus sonidos de dulces gorjeos. En conjunto, todo sonaba como el canto de cantantes profesionales dedicados a ofrecerle oraciones a Kṛṣṇa. Aunque Śrīmatī Rukmiṇī-devī, la primera reina del Señor Kṛṣṇa, sabía que el brāhma-muhūrta es el intervalo de tiempo más auspicioso de todo el día, ella se disgustaba con la aparición del brāhma-muhūrta‚ porque no le agradaba que Kṛṣṇa se levantara de la cama y se fuera de su lado. A pesar de que Śrīmatī Rukmiṇī-devī se disgustara, el Señor Kṛṣṇa se levantaba de inmediato de la cama, justo con la aparición del brāhma-muhūrta. Un hombre de familia ideal debe aprender del comportamiento del Señor Kṛṣṇa a levantarse en las primeras horas de la mañana, sin importar cuán confortablemente pueda encontrarse acostado en la cama, abrazado por su esposa.


Después de levantarse de la cama, el Señor Kṛṣṇa lavaba Su boca, Sus manos y Sus pies, e inmediatamente se sentaba y meditaba en Sí Mismo. Sin embargo, esto no significa que también nosotros debemos sentarnos y meditar en nosotros mismos. Tenemos que meditar en Kṛṣṇa, Rādhā-Kṛṣṇa. Esa es la verdadera meditación. Kṛṣṇa es Kṛṣṇa Mismo; luego Él nos estaba enseñando que el brāhma-muhūrta debe utilizarse para meditar en Rādhā-Kṛṣṇa. Al hacer eso, Kṛṣṇa se sentía muy satisfecho, y, de forma similar, también nosotros nos sentiremos trascendentalmente complacidos y satisfechos, si utilizamos el período del brāhma-muhūrta para meditar en Rādhā y Kṛṣṇa, y si pensamos en cómo Śrī Rukmiṇī-devī y Kṛṣṇa actuaron como personas casadas ideales, para enseñarle a toda la sociedad humana a levantarse en las primeras horas de la mañana e inmediatamente ocuparse del cultivo de conciencia de Kṛṣṇa. No hay diferencia entre meditar en las formas eternas de Rādhā-Kṛṣṇa y cantar el mahā-mantra Hare Kṛṣṇa. En lo que concierne a la meditación de Kṛṣṇa, Él no tenía otra alternativa que meditar en Sí Mismo. El objeto de la meditación es Brahman, Paramātma o la Suprema Personalidad de Dios, pero Kṛṣṇa Mismo es las tres cosas: Él es la Suprema Personalidad de Dios, Bhagavān; el Paramātma localizado es la expansión de Su porción plenaria; y la omnipresente refulgencia del Brahman constituye los rayos personales de Su cuerpo trascendental. Por lo tanto, Kṛṣṇa siempre es uno, y para Él no hay diferenciación. Esa es la diferencia entre un ser viviente ordinario y Kṛṣṇa. En un ser viviente ordinario existen muchas diferencias. Un ser viviente ordinario es diferente de su cuerpo, y es diferente de otras especies de entidades vivientes. Un ser humano es diferente de otros seres humanos y diferente de los animales. Aun en su propio cuerpo hay diferentes extremidades corporales. Tenemos nuestras manos y piernas, pero nuestras manos son diferentes de nuestras piernas. La mano no puede actuar como la pierna, ni la pierna puede actuar como la mano. Los ojos no pueden oír como los oídos, ni los oídos pueden ver como los ojos. Técnicamente, todas estas diferencias se denominan svajātīya vijātīya.


La limitación corporal por la que una parte del cuerpo no puede actuar como otra parte, no se encuentra en absoluto en la Suprema Personalidad de Dios. No hay ninguna diferencia entre Su cuerpo y Él Mismo. Él es completamente espiritual, y, por consiguiente, no hay diferencia material entre Su cuerpo y Su alma. De forma similar, Él no es diferente de Sus millones de encarnaciones y expansiones plenarias. Baladeva es la primera expansión de Kṛṣṇa, y de Baladeva se expanden Saṅkarṣaṇa, Vāsudeva, Pradyumna y Aniruddha. Además, de Saṅkarṣaṇa se expande Nārāyaṇa, y a partir de Nārāyaṇa hay una segunda expansión cuádruple como Saṅkarṣaṇa, Vāsudeva, Pradyumna y Aniruddha. De igual manera, hay innumerables expansiones de Kṛṣṇa, pero todas ellas son una. Kṛṣṇa tiene muchas encarnaciones, tales como el Señor Nṛsiṁha, el Señor Jabalí, el Señor Pez y el Señor Tortuga, pero no hay diferencia entre la forma original de Kṛṣṇa que posee dos brazos y que es semejante a la de un ser humano, y estas encarnaciones de gigantescas formas de animales. Ni tampoco hay diferencia alguna entre la acción de una parte de Su cuerpo y la de otra. Sus manos pueden actuar como Sus piernas, Sus ojos pueden actuar como Sus oídos, o Su nariz puede actuar como otra parte de Su cuerpo. Las funciones de oler, comer y oír que manifiesta Kṛṣṇa son todas iguales. Nosotros, entidades vivientes limitadas, tenemos que usar una parte particular del cuerpo para un propósito particular, pero no existe una diferenciación así en Kṛṣṇa. En la Brahma-saṁhitā se dice: aṅgāni yasya sakalendriya-vṛtti, con un miembro de Su cuerpo, Él puede ejecutar las actividades de cualquier otro miembro del mismo. En consecuencia, mediante un estudio analítico de Kṛṣṇa y de Su persona, se concluye que Él es el todo completo. Así pues, cuando Él medita, lo hace en Sí Mismo. La automeditación ejecutada por hombres ordinarios, la cual se designa en sánscrito como so’ham, simplemente es una imitación. Kṛṣṇa puede meditar en Sí Mismo porque Él es el todo completo. Pero nosotros no podemos imitarlo a Él y meditar en nosotros mismos. Nuestro cuerpo es una designación, mientras que el cuerpo de Kṛṣṇa no es una designación. El cuerpo de Kṛṣṇa también es Kṛṣṇa. En Kṛṣṇa no existe nada que sea ajeno a Él. Cualquier cosa que haya en Kṛṣṇa, también es Kṛṣṇa. Por consiguiente, Él es la existencia suprema, indestructible y completa, o la verdad suprema.


La existencia de Kṛṣṇa no es una existencia relativa. Todo lo que no es Kṛṣṇa es una verdad relativa, pero Kṛṣṇa es la Suprema Verdad Absoluta. Kṛṣṇa no depende de nada más que de Sí Mismo para Su existencia. Sin embargo, nuestra existencia es relativa. Por ejemplo, solo podemos ver cuando hay luz del Sol, de la Luna o de la electricidad. Nuestra vista, por lo tanto, es relativa, y la luz del Sol, de la Luna y de la electricidad también es relativa; esos agentes se denominan iluminadores, solamente porque los vemos así. Pero la dependencia y la relatividad no existen en Kṛṣṇa. Sus actividades no dependen del juicio de ninguna otra persona, y Él tampoco depende de la ayuda de ninguna otra persona. Él se encuentra más allá de la existencia de los limitados tiempo y espacio, y debido a que Él es trascendental al tiempo y al espacio, la ilusión de māyā, cuyas actividades son limitadas, no lo puede cubrir. En la literatura védica encontramos la afirmación de que la Suprema Personalidad de Dios tiene potencias múltiples. Debido a que todas esas potencias son emanaciones de Él, no hay diferencia entre Él y Sus potencias. No obstante, ciertos filósofos dicen que cuando Kṛṣṇa viene Él adquiere un cuerpo material. Pero aun así se acepta que cuando Él viene al mundo material Él recibe un cuerpo material, debe concluirse también que, debido a que la energía material no es diferente de Él, ese cuerpo no actúa de forma material. En el Bhagavad-gītā se dice, en consecuencia, que Él aparece mediante Su propia potencia interna, ātmā-māyā.


A Kṛṣṇa se le llama el Supremo Brahman, debido a que Él es la causa de la creación, la causa de la manutención y de la disolución. El Señor Brahmā, el Señor Viṣṇu y el Señor Śiva son diferentes expansiones de estas cualidades materiales. Todas estas cualidades materiales pueden actuar sobre las almas condicionadas, pero no hay tal acción y reacción sobre Kṛṣṇa, debido a que estas cualidades son todas, simultáneamente, una con Él y diferentes de Él. Kṛṣṇa Mismo es únicamente sac-cid-ānanda-vigraha, la forma eterna de bienaventuranza y conocimiento, y, debido a Su grandeza inconcebible, a Él se le llama el Brahman Supremo. Su meditación en Brahman, en Paramātma o en Bhagavān es solamente en Sí Mismo, y en ninguna otra cosa más allá de Sí Mismo. La entidad viviente ordinaria no puede imitar esa meditación.


Después de Su meditación y en las primeras horas de la mañana, el Señor iba regularmente a bañarse con agua clara y santificada. Luego se cambiaba de ropa y se ponía ropa limpia, se cubría con una manta, y se ocupaba entonces de Sus funciones religiosas ordinarias. De Sus muchos deberes religiosos, el primero era ofrecer oblaciones en el fuego de sacrificio y cantar silenciosamente el mantra Gāyatrī. El Señor Kṛṣṇa, actuando como el hombre de familia ideal, ejecutaba, sin desviación, todas las funciones religiosas de un hombre de familia. Cuando se hacía visible la salida del Sol, el Señor ofrecía oraciones específicas al dios del Sol. Se describe que el dios del Sol y otros semidioses que se mencionan en las Escrituras védicas, son los diferentes miembros del cuerpo del Señor Kṛṣṇa, y es deber del hombre de familia ofrecer respetos a los semidioses y a los grandes sabios, así como también a los antepasados.


Como se dice en el Bhagavad-gītā: El Señor no tiene ningún deber específico que ejecutar en este mundo; aun así, Él actúa tal como un hombre ordinario que vive una vida ideal dentro de este mundo material. El Señor ofrecía respetos a los semidioses de acuerdo con los principios rituales védicos. El principio regulativo mediante el cual se adora a los semidioses y a los antepasados se llama tarpaṇa, que significa «complaciente». Puede que los antepasados de uno tengan que recibir un cuerpo en otro planeta, pero por la ejecución de este sistema tarpaṇa, ellos se vuelven muy felices dondequiera que estén. Es deber del hombre de familia hacer que los miembros de su familia se sientan felices, y, por seguir este sistema tarpaṇa, él puede hacer que sus antepasados también se sientan felices. Como el perfecto y ejemplar hombre de familia, el Señor Śrī Kṛṣṇa seguía este sistema tarpaṇa y ofrecía respetuosas reverencias a los miembros mayores y superiores de Su familia.


Su siguiente deber era dar vacas a los brāhmaṇas a manera de caridad. El Señor Kṛṣṇa solía dar hasta 13.084 vacas. Cada una de ellas estaba adornaba con una cubierta de seda y un collar de perlas; sus cuernos estaban cubiertos con un enchape de oro, y sus cascos tenían un enchape de plata. Todas estaban llenas de leche porque tenían consigo a sus terneros primogénitos, y eran muy dóciles y tranquilas. Cuando a los brāhmaṇas se les daba las vacas como caridad, también se les daba hermosas ropas de seda, y a cada uno se le daba una piel de venado y suficiente cantidad de granos de ajonjolí. Al Señor generalmente se le conoce como go-brāhmaṇa-hitāya ca, lo cual significa que Su primer deber es velar por el bienestar de las vacas y de los brāhmaṇas. Por ello, Él solía dar vacas como caridad a los brāhmaṇas, con adornos y enseres opulentos. Luego, deseando el bienestar de toda entidad viviente, Él tocaba artículos auspiciosos, tales como leche, fuego, miel, ghī (mantequilla clarificada), oro y joyas. A pesar de que el Señor es muy hermoso por naturaleza debido a la perfecta figura de Su cuerpo trascendental, aun así se vestía con ropas de color amarillo y se ponía Su collar de joyas Kaustubha. Él usaba guirnaldas de flores, untaba Su cuerpo con la pasta de sándalo, y se adornaba con cosméticos y ornamentos similares. Se dice que los propios ornamentos se embellecían al ser colocados en el cuerpo trascendental del Señor. Después de adornarse de esa manera, el Señor miraba luego las estatuas de mármol de la vaca y el ternero, y visitaba templos de Dios o de semidioses tales como el Señor Śiva. Había muchos brāhmaṇas que iban a ver al Señor Supremo diariamente antes de desayunar; ellos estaban ansiosos de verlo, y Él les daba la bienvenida.


Su siguiente deber era complacer a todas las clases de hombres pertenecientes a las diferentes castas, tanto de la ciudad como del recinto del palacio. Él hacía que se sintieran felices, satisfaciéndoles sus diferentes deseos, y cuando el Señor los veía felices, Él también se sentía muy complacido. Las guirnaldas de flores, las nueces de betel, la pasta de sándalo y los otros cosméticos fragantes que se le ofrecían al Señor, eran distribuidos por Él, primero a los brāhmaṇas y miembros mayores de la familia, luego a las reinas, a continuación a los ministros, y si todavía quedaba algo, lo empleaba para Su uso personal. Para el momento en que el Señor terminaba todas estas actividades y deberes diarios, Su auriga Dāruka llegaba con Su maravillosa cuadriga, se paraba ante el Señor con las manos juntas, insinuando que la cuadriga estaba lista, y el Señor salía del palacio y se iba de viaje. Luego, el Señor, acompañado por Uddhava y Sātyakī, viajaba en la cuadriga tal como el dios del Sol viaja en su cuadriga por la mañana, apareciendo en la superficie del mundo con sus deslumbrantes rayos. Cuando el Señor estaba a punto de irse de Sus palacios, todas las reinas lo miraban con gestos femeninos. El Señor respondía a sus saludos con sonrisas, atrayendo tanto sus corazones, que sentían una intensa separación de Él.


Después, el Señor iba a la casa de asambleas conocida como Sudharmā. Debe recordarse que la casa de asambleas Sudharmā fue tomada del planeta celestial y restablecida en la ciudad de Dvārakā. La particularidad específica de la casa de asambleas era que todo aquel que entrara en ella se liberaba de los seis tipos de tormentos materiales: hambre, sed, lamentación, ilusión, vejez y muerte. Estas son las redes de la existencia material, y en tanto uno permaneciera en esa casa de asambleas de Sudharmā, no sería infectado por estas seis redes materiales. El Señor se despedía en todos los dieciséis mil palacios, y de nuevo se volvía uno y entraba en la casa de asambleas Sudharmā en una procesión, juntamente con otros miembros de la dinastía Yadu. Después de entrar en la casa de asambleas, Él solía sentarse en el excelso trono, y se observaba que de Él emanaban rayos deslumbrantes de refulgencia trascendental. En medio de todos los grandes héroes de la dinastía Yadu, Kṛṣṇa se asemejaba a la Luna llena que aparece en el cielo rodeada por múltiples luminares. En la casa de asambleas había bufones, bailarines, músicos y bailarinas, todos profesionales, y tan pronto como el Señor se sentaba en Su trono, ellos comenzaban sus funciones respectivas para complacer al Señor y ponerlo de buen humor. En primer lugar, los bufones hablaban de manera tal, que el Señor y Sus asociados disfrutaban de sus gracias, las cuales refrescaban el matiz de la mañana. Luego, los actores dramáticos desempeñaban sus papeles, y las bailarinas de ballet exhibían separadamente sus movimientos artísticos. Todas estas funciones estaban acompañadas por el toque de tambores mṛdanga y por los sonidos de la vīṇā y de flautas y campanas, seguidos por el sonido del pākhvaj, otro tipo de tambor. Juntamente a estas vibraciones musicales, se añadía también el sonido auspicioso de la caracola. Los cantantes profesionales llamados sūtas y māgadhas cantaban, y otros ejecutaban su arte de danzar. De esa manera, como devotos, ellos ofrecían oraciones respetuosas a la Suprema Personalidad de Dios. Algunas veces, los brāhmaṇas eruditos presentes en esa asamblea cantaban himnos védicos y se los explicaban al público lo mejor que podían, y a veces algunos de ellos recitaban viejas narraciones históricas de las actividades de reyes sobresalientes. El Señor, acompañado por Sus asociados, sentía mucho placer en oírlos.


Una vez, una persona desconocida por todos los miembros de la asamblea, llegó al portón de la casa de asambleas, y, con el permiso del Señor Kṛṣṇa, el portero lo admitió en la asamblea. El portero recibió la orden de presentarlo ante el Señor, y el hombre apareció y le ofreció reverencias respetuosas al Señor, con las manos juntas. Resulta que cuando el rey Jarāsandha conquistó todos los demás reinos, muchos reyes no inclinaron sus cabezas ante Jarāsandha, y como resultado de esto, todos ellos, que eran veinte mil en total, fueron arrestados y encarcelados por él. El hombre que el portero trajo ante el Señor Kṛṣṇa era un mensajero y representante de todos esos reyes encarcelados. Al ser debidamente presentado ante el Señor, el hombre comenzó a explicar la situación concreta de la siguiente manera:


«Mi querido Señor, Tú eres la forma eterna de bienaventuranza y conocimiento trascendentales. Como tal, Tú Te encuentras más allá del alcance de la especulación mental o de la descripción verbal de cualquier hombre materialista de este mundo. Las personas que están plenamente rendidas a Tus pies de loto pueden conocer una ligera porción de Tus glorias, y, solamente por Tu gracia, esas personas se liberan de toda ansiedad material. Mi querido Señor, yo no soy una de esas almas rendidas; todavía me encuentro sujeto a la dualidad e ilusión de esta existencia material. Por lo tanto, he venido a refugiarme en Tus pies de loto, pues le temo al ciclo de nacimiento y muerte. Mi querido Señor, creo que hay muchas entidades vivientes como yo, que están eternamente enredadas en las actividades fruitivas y sus reacciones. Ellas nunca están dispuestas a seguir Tus instrucciones mediante la ejecución del servicio devocional, a pesar de que es muy agradable para el corazón y muy auspicioso para la existencia de uno. Por el contrario, están en contra del camino de la vida consciente de Kṛṣṇa, y están errando por los tres mundos, impulsadas por la energía ilusoria de la existencia material.


»Mi querido Señor, ¿quién puede estimar Tu misericordia y Tus actividades poderosas? Siempre estás presente como la fuerza insuperable del tiempo eterno, ocupado en impedir el cumplimiento de los deseos infatigables de los materialistas, quienes repetidamente quedan confundidos y frustrados por ello. De modo que, Te ofrezco mis respetuosas reverencias a Ti en Tu forma del tiempo eterno. Mi querido Señor, Tú eres el propietario de todos los mundos, y Te has encarnado junto con Tu expansión plenaria, el Señor Balarāma. Se dice que Tu aparición en esta encarnación tiene como propósito proteger a los fieles y destruir a los herejes. Bajo tales circunstancias, ¿cómo es posible que herejes como Jarāsandha puedan ponernos en condiciones de vida tan deplorables, en contra de Tu autoridad? Estamos perplejos ante la situación, y no podemos comprender cómo puede ocurrir algo así. Puede que Jarāsandha haya sido delegado para ocasionarnos estos problemas a causa de nuestras malas acciones del pasado, pero hemos oído decir en las Escrituras reveladas que todo aquel que se rinde a Tus pies de loto, de inmediato se vuelve inmune a las reacciones de la vida pecaminosa. Por consiguiente, yo he sido delegado por todos los reyes encarcelados para ponernos de todo corazón a Tu merced, y esperamos que ahora Vuestra Señoría nos dé completa protección. Hemos llegado ahora a la verdadera conclusión de nuestras vidas. Nuestras posiciones de reyes no son más que la recompensa a nuestras actividades piadosas pasadas, así como el haber sido encarcelados por Jarāsandha es el resultado de nuestras actividades impías pasadas. Comprendemos ahora que las reacciones tanto de las actividades piadosas como de las impías son temporales, y que nunca podremos ser felices en esta vida condicionada. Las modalidades de la naturaleza material nos otorgan el cuerpo material, y, a causa de esto, estamos llenos de ansiedades. La condición material de la vida tan solo implica soportar la carga de este cuerpo muerto. Como resultado de las actividades fruitivas, hemos sido sometidos, así pues, a ser bestias de carga de estos cuerpos, y, obligados por la vida condicionada, hemos renunciado a la agradable vida de conciencia de Kṛṣṇa. Ahora nos damos cuenta de que somos las personas más tontas de todas. Nos hemos enredado en la red de la reacción material a causa de nuestra ignorancia. Por consiguiente, hemos venido al refugio de Tus pies de loto, los cuales pueden erradicar de inmediato todos los resultados de la acción fruitiva, y así liberarnos de la contaminación de los dolores y placeres materiales.


»Querido Señor, debido a que ahora somos almas rendidas a Tus pies de loto, puedes liberarnos del aprisionamiento de la acción fruitiva, llevado a cabo mediante la forma de Jarāsandha. Querido Señor, Tú sabes que Jarāsandha posee el poder de diez mil elefantes, y con ese poder nos ha encarcelado, tal como un león hipnotiza a un rebaño de ovejas. Mi querido Señor, ya has luchado con Jarāsandha dieciocho veces consecutivas, de las cuales lo has derrotado diecisiete veces, superando su posición extraordinariamente poderosa. Pero en Tu decimoctava lucha, exhibiste Tu comportamiento humano, y por ello pareció que fuiste derrotado. Mi querido Señor, sabemos muy bien que Jarāsandha no puede derrotarte en ningún momento, pues Tu poder, fuerza, recursos y autoridad son todos ilimitados. Nadie puede igualarte ni superarte. La aparente derrota a manos de Jarāsandha en la decimoctava batalla, no era nada más que una exhibición de comportamiento humano. Desafortunadamente, el tonto de Jarāsandha no pudo comprender Tus trucos, y desde entonces se ha envanecido con su poder y prestigio materiales. Específicamente, nos ha arrestado y encarcelado, sabiendo bien que como devotos Tuyos, estamos subordinados a Tu soberanía.


»Ahora he explicado nuestra terrible situación, y Vuestra Señoría puede pensar y hacer lo que desee. Como mensajero y representante de todos esos reyes encarcelados, he presentado mis palabras ante Vuestra Señoría, y he presentado las oraciones que le dedicamos. Todos los reyes están muy ansiosos de verlo para poder todos rendirse personalmente a Vuestros pies de loto. Mi querido Señor, sea misericordioso con ellos y actúe en pro de su buena fortuna».


En el mismo momento en que el mensajero de los reyes encarcelados presentaba su súplica ante el Señor, también llegó el gran sabio Nārada. Debido a que él era un gran santo, su cabello era deslumbrante como el oro, y cuando entró en la casa de asambleas, parecía que el dios del Sol estaba personalmente presente en medio de ella. El Señor Kṛṣṇa es el amo digno de recibir la adoración de incluso el Señor Brahmā y el Señor Śiva; aun así, tan pronto como vio que el sabio Nārada había llegado, se levantó de inmediato, juntamente con Sus ministros y secretarios, para recibir al gran sabio y ofrecerle Sus respetuosas reverencias inclinando Su cabeza. El gran sabio Nārada tomó un asiento cómodo, y el Señor Kṛṣṇa lo adoró con todos los enseres, como lo requiere la recepción usual que debe dársele a una persona santa. Mientras trataba de satisfacer a Nāradajī, el Señor Kṛṣṇa habló las siguientes palabras con Su voz dulce y natural:


«Mi querido gran sabio entre los semidioses, creo que ahora todo está bien dentro de los tres mundos. Tú estás perfectamente capacitado para viajar por todas partes del espacio sideral de los sistemas planetarios superiores, intermedios e inferiores de este universo. Afortunadamente, cuando nos encontramos contigo, muy fácilmente podemos obtener de Vuestra Santidad información de todas las noticias de los tres mundos, pues dentro de esta manifestación cósmica del Señor Supremo, no hay nada que pueda ocultársele a tu conocimiento. Tú lo sabes todo, y, en consecuencia, deseo hacerte unas preguntas. ¿Se encuentran bien los Pāṇḍavas?, y, ¿cuáles son los planes del rey Yudhiṣṭhira? Por favor, ¿me puedes informar lo que quieren hacer ahora?».

El gran sabio Nārada habló de la siguiente manera: «Mi querido Señor, has hablado acerca de la manifestación cósmica creada por el Señor Supremo, pero yo sé que Tú eres el Creador omnipresente. Tus energías son tan extensas e inconcebibles, que aun personalidades poderosas como Brahmā, el amo de este universo particular, no pueden medir Tu poder inconcebible. Mi querido Señor, Tú estás presente en la forma de la Superalma en el corazón de todos mediante Tu potencia inconcebible, así como el fuego que está presente en todos pero que nadie puede ver directamente. En la vida condicionada, toda entidad viviente se encuentra dentro de la jurisdicción de las tres modalidades de la naturaleza material. Por ello, con sus ojos materiales, son incapaces de ver Tu presencia en todas partes. Sin embargo, por Tu gracia, muchas veces he visto la acción de Tu potencia inconcebible, y, por lo tanto, cuando me pides noticias de los Pāṇḍavas, las cuales no desconoces en absoluto, no me sorprende Tu pregunta. 

Mi querido Señor, mediante Tus potencias inconcebibles creas esta manifestación cósmica, la mantienes y luego la disuelves. Este mundo material, a pesar de ser una representación-sombra del mundo espiritual, parece ser real solo en virtud de Tu potencia inconcebible. Nadie puede comprender lo que planeas hacer en el futuro. Tu posición trascendental siempre les resulta inconcebible a todos. En lo que a mí respecta, únicamente puedo ofrecerte mis respetuosas reverencias una y otra vez. En el estado en que se sostiene solo conocimiento proveniente del concepto corporal, todos están impulsados por los deseos materiales, y, en consecuencia, todos desarrollan nuevos cuerpos materiales, uno tras otro, en el ciclo de nacimiento y muerte. Absorto en ese concepto de existencia, uno no sabe cómo salirse de este enjaulamiento que es el cuerpo material. Por Tu misericordia sin causa, mi Señor, Tú desciendes para exhibir Tus diferentes pasatiempos trascendentales, que iluminan y están llenos de gloria. Por consiguiente, no tengo otra alternativa que ofrecerte mis respetuosas reverencias a Ti. 

Mi querido Señor, Tú eres el supremo Parabraman, y Tus pasatiempos como un ser humano ordinario son otro recurso estratégico, tal como una obra de teatro, en la que el actor desempeña papeles diferentes a los de su propia identidad. Has preguntado por Tus primos los Pāṇḍavas, en el carácter de su bienqueriente, y, por consiguiente, Te informaré de sus intenciones. Ahora, por favor óyeme. 

En primer lugar, permíteme informarte que el rey Yudhiṣṭhira tiene toda la opulencia material que se puede alcanzar en el sistema planetario más elevado, Brahmaloka. Él no tiene opulencia material a la cual aspirar, y, aun así, él quiere ejecutar el sacrificio Rājasūya solamente para obtener Tu compañía y complacerte».
Nārada le informó al Señor Kṛṣṇa: «El rey Yudhiṣṭhira es tan opulento, que ha logrado todas las opulencias de Brahmaloka, incluso encontrándose en este planeta terrenal. Él está plenamente satisfecho, y no necesita nada más. Él tiene de todo a plenitud, pero ahora quiere adorarte para alcanzar Tu misericordia sin causa, y yo quisiera suplicarte que satisfagas sus deseos. Mi querido Señor, en esas grandes ejecuciones de sacrificio que hará el rey Yudhiṣṭhira, se reunirán todos los semidioses, y todos los reyes famosos del mundo.


»Mi querido Señor, Tú eres el Brahman Supremo, la Personalidad de Dios. Aquel que se dedica a Tu servicio devocional a través de los métodos prescritos de oír, cantar y recordar, sin duda se purifica de la contaminación de las modalidades de la naturaleza material, y, ¿qué decir de aquellos que tienen la oportunidad de verte y de tocarte directamente? Mi querido Señor, Tú eres el símbolo de todo lo auspicioso. Tu nombre y fama trascendentales se han difundido a través de todo el universo, incluyendo los sistemas planetarios superiores, intermedios e inferiores. El agua trascendental que lava Tus pies de loto se conoce como Mandākinī en el sistema planetario superior, como Bhogavatī en el sistema planetario inferior, y como el Ganges en este sistema planetario terrenal. Esta agua sagrada y trascendental fluye a través del universo entero, purificando todo lugar por donde fluye».


Justo antes de que el gran sabio Nārada llegara a la casa de asamblea Sudharmā de Dvārakā, el Señor Kṛṣṇa y Sus ministros y secretarios habían estado considerando cómo atacar el reino de Jarāsandha. Debido a que estaban considerando seriamente este asunto, no les atraía mucho la propuesta de Nārada de que el Señor Kṛṣṇa fuera a Hastināpura para el gran sacrificio Rājasūya de Mahārāja Yudhiṣṭhira. El Señor Kṛṣṇa podía comprender las intenciones de Sus asociados, debido a que Él es el director incluso del Señor Brahmā. Así que, para tranquilizarlos, le dijo sonriendo a Uddhava: «Mi querido Uddhava, tú siempre eres Mi bienqueriente y confidente amigo. En consecuencia, deseo ver todo a través de ti, pues creo que tu consejo siempre es correcto. Yo creo que tú comprendes toda la situación perfectamente. Por consiguiente, te pido tu opinión. ¿Qué debo hacer? Tengo fe en ti y, por ello, haré lo que Me aconsejes». Uddhava sabía que a pesar de que el Señor Kṛṣṇa actuaba como un hombre ordinario, Él conocía todo —pasado, presente y futuro—. Sin embargo, debido a que el Señor estaba tratando de consultar con él, Uddhava, para prestarle servicio al Señor, comenzó a hablar.


Así termina el significado de Bhaktivedanta del capítulo septuagésimo del libro Kṛṣṇa, titulado: «Las actividades diarias del Señor Kṛṣṇa».

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