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Ilustración 21


El viento lleva las nubes a diferentes partes del globo y las nubes distribuyen lluvia para la satisfacción de toda la gente, tal como los reyes y comerciantes ricos distribuyen sus riquezas acumuladas, inspirados por sacerdotes religiosos.


Como ya se ha explicado, las cuatro divisiones de la sociedad - a saber, la clase de hombres inteligentes (los brāhmaṇas), la clase gobernante ( los kṣatriyas), la clase mercantil (los vaiśyas) y la clase laboral (los śūdras) - están destinadas a alcanzar una meta en la vida: La autorrealización, o el cultivo del espíritu humano. La clase inteligente de hombres, los brāhmaṇas, debe inspirar a los kṣatriyas y vaiśyas en la realización de sacrificios para el cultivo espiritual, y por lo tanto, la cooperación entre los brāhmaṇas, kṣatriyas y vaiśyas eleva a la gente común, o a la clase ordinaria de hombres trabajadores. Tan pronto como se detiene esta cooperación entre las cuatro clases de hombres en la sociedad y se abandonan los principios básicos de la cultura espiritual, la estructura social de la humanidad se vuelve una segunda edición de la vida animal, basada en las inclinaciones a comer, dormir, temer y aparearse. Es deber de los hombres inteligentes influenciar a los miembros de las comunidades ricas - kṣatriyas, vaiśyas - para hacer sacrificios en aras de la cultura espiritual. Únicamente de esta manera, se puede mitigar plenamente la tensión entre los capitalistas y los trabajadores.


En esta era de Kali, en la cual una pequeña diferencia de opinión conduce a la disputa, hasta llegar incluso a la sedición, es deber de los hombres inteligentes - los brāhmaṇas - inspirar desinteresadamente a la gente rica a realizar sacrificios con este propósito. Con esto se sugiere que los hombres de la clase inteligente no deben tratar de volverse kṣatriyas o vaiśyas, ni deben desempeñarse en las ocupaciones de las otras clases; por el contrario, los brāhmaṇas deben simplemente guiarlos en el cultivo espiritual, tal como el viento lleva las nubes hacia otros lugares para derramar agua. El viento mismo no es quien asume la responsabilidad de verter agua.


Los hombres más inteligentes de la sociedad son los santos y los sabios que han sacrificado todo para el servicio de la cultura espiritual.

Su deber es viajar entre la sociedad humana e inspirar a sus miembros para que ellos mismos se ocupen en actividades de cultura espiritual, sacrificando sus palabras, dinero, inteligencia y vida. Este debe ser el motivo de la vida humana para hacer de ella un éxito completo. Una sociedad sin gusto por la cultura espiritual es un fuego ardiente y en ese fuego todos sufren perpetuamente las tres miserias. Tal como las nubes derraman agua sobre un ardiente fuego en el bosque y así lo extinguen, los hombres inteligentes que trabajan como los maestros espirituales de la sociedad, derraman agua sobre el ardiente fuego de las miserias al diseminar el conocimiento espiritual e inspirar a los estratos más ricos de la sociedad para que ayuden en la causa. Los templos de adoración, por ejemplo, son construidos por los ricos y esos templos están destinados a impartir educación espiritual a la gente en general. Las ceremonias espirituales periódicas se observan para inspirar, no para explotar. Si ahora existen fallas debido a la era de Kali, éstas deben ser rectificadas, pero las instituciones deben salvarse.
 

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