Text 27
aho bata svar-yaśasas tiraskarī
kuśasthalī puṇya-yaśaskarī bhuvaḥ
paśyanti nityaṁ yad anugraheṣitaṁ
smitāvalokaṁ sva-patiṁ sma yat-prajāḥ
aho bata—¡cuán maravilloso es esto!; svaḥ-yaśasaḥ—las glorias de los planetas celestiales; tiraskarī—aquellos que derrota; kuśasthalī—Dvārakā; puṇya—virtud; yaśaskarī—famoso; bhuvaḥ—el planeta Tierra; paśyanti—ve; nityam—constantemente; yat—aquello que; anugraha-iṣitam—para bendecir; smita-avalokam—mirada con el favor de una dulce sonrisa; sva-patim—al alma del ser viviente (Kṛṣṇa); sma—solían; yat-prajāḥ—los habitantes del lugar.
Es indudablemente maravilloso que Dvārakā haya superado las glorias de los planetas celestiales y haya aumentado la celebridad de la Tierra. Los habitantes de Dvārakā siempre ven al alma de todos los seres vivientes [Kṛṣṇa] en Su aspecto amoroso. Él les lanza miradas y los favorece con dulces sonrisas.
SIGNIFICADO: Los planetas celestiales están habitados por semidioses tales como Indra, Candra, Varuṇa y Vayu, y las almas piadosas llegan allí después de realizar muchos actos virtuosos en la Tierra. Los científicos modernos están de acuerdo en que la medición del tiempo en los sistemas planetarios superiores es diferente a la de la Tierra. Así pues, las Escrituras reveladas nos hacen saber que allí la duración de la vida es de diez mil años (de los nuestros). Seis meses en la Tierra equivalen a un día en los planetas celestiales. Las facilidades de disfrute también aumentan de un modo similar, y la belleza de los habitantes es legendaria. Los hombres de la Tierra, que son seres comunes, tienen grandes deseos de alcanzar los planetas celestiales, porque han oído que allí las comodidades de la vida son mucho mayores que las de la Tierra. Ahora, ellos están tratando de ir a la Luna en astronave. Considerando todo eso, los planetas celestiales son más célebres que la Tierra. Pero la celebridad de la Tierra ha superado a la de los planetas celestiales, gracias a Dvārakā, de la cual el Señor Kṛṣṇa era rey. Tres lugares —es decir, Vṛndāvana, Mathurā y Dvārakā— son más importantes que los planetas famosos del universo. Esos lugares están perpetuamente santificados, porque siempre que el Señor desciende a la Tierra, exhibe Sus actividades trascendentales particularmente en esos tres lugares. Estos son perpetuamente las tierras sagradas del Señor, y los habitantes aún sacan provecho de los lugares sagrados, pese a que ahora el Señor está fuera de su vista. El Señor es el alma de todos los seres vivientes, y Él siempre desea que todos los seres vivientes, en su svarūpa, en su posición constitucional, participen de la vida trascendental en compañía de Él. Sus atractivas características y dulces sonrisas se introducen profundamente en el corazón de todo el mundo, y una vez que esto ocurre, el ser viviente es admitido en el reino de Dios, del cual nadie regresa. Esto se confirma en el Bhagavad-gītā.
Los planetas celestiales puede que sean muy famosos por ofrecer mejores facilidades de disfrute material, pero, como nos enseña el Bhagavad-gītā (9.20-21), uno tiene que regresar otra vez al planeta Tierra tan pronto como se termina la virtud adquirida. Dvārakā es indudablemente más importante que los planetas celestiales, porque quienquiera que haya sido favorecido con la sonriente mirada del Señor, nunca regresará de nuevo a esta podrida Tierra, que el propio Señor certifica que es un lugar de sufrimiento. No solo es esta Tierra un lugar de sufrimiento, sino también todos los planetas de los universos, porque en ninguno de ellos hay vida eterna, bienaventuranza eterna y conocimiento eterno. A cualquier persona que esté dedicada al servicio devocional del Señor se le recomienda vivir en uno de los tres lugares anteriormente mencionados, es decir, Dvārakā, Mathurā o Vṛndāvana. Debido a que en esos tres lugares el valor del servicio devocional aumenta sobremanera, aquellos que van allí a seguir los principios conforme a las instrucciones que se imparten en las Escrituras reveladas, logran con toda seguridad el mismo resultado que se obtiene durante la presencia del Señor Śrī Kṛṣṇa. Su morada y Él Mismo son idénticos, y un devoto puro que esté bajo la guía de otro devoto experimentado puede obtener todos los resultados, aun hoy en día.