Text 30
etāḥ paraṁ strītvam apāstapeśalaṁ
nirasta-śaucaṁ bata sādhu kurvate
yāsāṁ gṛhāt puṣkara-locanaḥ patir
na jātv apaity āhṛtibhir hṛdi spṛśan
etāḥ—todas esas mujeres; param—las más elevadas; strītvam—condición de mujer; apāstapeśalam—sin individualidad; nirasta—sin; śaucam—pureza; bata sādhu—glorificaron de un modo auspicioso; kurvate—hacen ellas; yāsām—de cuyos; gṛhāt—hogares; puṣkara-locanaḥ—de los ojos de loto; patiḥ—esposo; na jātu—en ningún momento; apaiti—se va; āhṛtibhiḥ—mediante obsequios; hṛdi—en el corazón; spṛśan—se hizo querer.
De un modo auspicioso, todas estas mujeres hicieron que sus vidas se volvieran gloriosas, pese a encontrarse sin individualidad y sin pureza. Su esposo, la Personalidad de Dios con los ojos de loto, nunca las dejó solas en casa. Él siempre les complacía el corazón haciéndoles valiosos obsequios.
SIGNIFICADO: Los devotos del Señor son almas purificadas. En cuanto los devotos se entregan a los pies de loto del Señor con sinceridad, el Señor los acepta, y así los devotos quedan libres al instante de todas las contaminaciones materiales. Dichos devotos están por encima de las tres modalidades de la naturaleza material. No hay nada corporal que incapacite a un devoto, tal como no hay ninguna diferencia cualitativa entre el agua del Ganges y una sucia agua drenada, cuando ambas se amalgaman. Las mujeres, los comerciantes y los obreros no son muy inteligentes y, en consecuencia, se les hace muy difícil entender la ciencia de Dios o dedicarse al servicio devocional del Señor. Ellos son más materialistas que los demás, y aún más bajos son los kirātas, hūṇas, ãndhras, pulindas, pulkaśas, ãbhīras, kaṅkas, yavanas, khasas, etc., pero todos ellos pueden ser liberados si se les ocupa debidamente en el servicio devocional del Señor. Por dedicarse al servicio del Señor, las incapacidades designativas desaparecen y, como almas puras, se vuelven merecedores de entrar en el Reino de Dios.
Las muchachas caídas que estaban en las garras de Bhaumāsura le oraron con sinceridad al Señor Śrī Kṛṣṇa pidiendo ser liberadas, y su sinceridad de propósito las volvió puras de inmediato en virtud de la devoción. En consecuencia, el Señor las aceptó por esposas, y con ello sus vidas alcanzaron la gloria. Esa auspiciosa glorificación se hizo aún más gloriosa, cuando el Señor actuó con ellas como el más consagrado de los esposos.
El Señor solía vivir constantemente con Sus dieciséis mil ciento ocho esposas. Él se expandió en dieciséis mil ciento ocho porciones plenarias, y todas y cada una de ellas era el Señor Mismo, sin apartarse de la Personalidad Original. El Śruti-mantra afirma que el Señor puede expandirse en muchos. Como esposo de tantas mujeres, las complacía a todas con obsequios, aun a costa de grandes esfuerzos. Él trajo del cielo la planta pārijāta y la plantó en el palacio de Satyabhāmā, una de las principales reinas. De manera que si alguien desea que el Señor se convierta en su esposo, el Señor le satisface esos deseos a plenitud.