Text 22
yatrānuraktāḥ sahasaiva dhīrā
vyapohya dehādiṣu saṅgam ūḍham
vrajanti tat pārama-haṁsyam antyaṁ
yasminn ahiṁsopaśamaḥ sva-dharmaḥ
yatra—a quien; anuraktāḥ—firmemente apegado; sahasā—de súbito; eva—ciertamente; dhīrāḥ—autocontrolado; vyapohya—dejando a un lado; deha—el cuerpo burdo y la mente sutil; ādiṣu—relacionado con;saṅgam—apego; ūḍham—llevado a; vrajanti—se van; tat—eso; pārama-haṁsyam—la etapa máxima de la perfección; antyam—y más allá de eso; yasmin—en la que; ahiṁsā—no violencia; upaśamaḥ—y renunciación;sva-dharmaḥ—ocupación consecuente.
Las personas autocontroladas que están apegadas al Supremo Señor Śrī Kṛṣṇa, pueden renunciar de súbito al mundo del apego material, incluyendo el cuerpo burdo y la mente sutil, e ir en pos de la máxima perfección de la orden de vida de renuncia, mediante la cual la no violencia y la renunciación son aspectos consecuentes.
SIGNIFICADO: Solo los autocontrolados pueden apegarse gradualmente a la Suprema Personalidad de Dios. Autocontrolado significa no entregarse al disfrute de los sentidos más de lo necesario. Y aquellos que no son autocontrolados, están volcados al disfrute de los sentidos. La árida especulación filosófica constituye un disfrute sensual sutil de la mente. El disfrute de los sentidos lo lleva a uno camino a la oscuridad. Aquellos que son autocontrolados pueden progresar en la senda que lleva a liberarse de la vida condicionada de la existencia material. Los Vedas estipulan, por lo tanto, que uno no debe ir por el camino de la oscuridad, sino que se debe hacer una marcha progresiva hacia el camino de la luz o la liberación. El autocontrol se logra en efecto no con impedirle a los sentidos de un modo artificial el disfrute material, sino apegándose verdaderamente al Señor Supremo mediante el hecho de ocupar en el servicio trascendental del Señor los sentidos puros de uno. A los sentidos no se les puede contener a la fuerza, pero se les puede dar una ocupación idónea. Por consiguiente, los sentidos purificados siempre están dedicados al servicio trascendental del Señor. Esa etapa perfecta de la ocupación de los sentidos se denomina bhakti-yoga. Así que aquellos que están apegados a los medios delbhakti-yoga son de hecho autocontrolados, y pueden abandonar de súbito su apego hogareño o corporal, en aras del servicio del Señor. Esto se denomina la etapa paramahaṁsa. Los haṁsas, o cisnes, toman únicamente la leche de la mezcla de leche y agua. De igual modo, aquellos que aceptan el servicio del Señor en vez del servicio de māyā, reciben el nombre de paramahaṁsas. Ellos están dotados por naturaleza de todos los buenos atributos, tales como ausencia de orgullo, ausencia de vanidad, no violencia, tolerancia, sencillez, respetabilidad, adoración, devoción y sinceridad. Todas esas cualidades divinas existen espontáneamente en el devoto del Señor. Paramahaṁsas de esa índole, totalmente entregados al servicio del Señor, son muy difíciles de encontrar. Es muy difícil encontrarlos incluso entre las almas liberadas. Verdadera no violencia significa estar libre de la envidia. En este mundo, cada cual está envidioso de sus semejantes. Pero un paramahaṁsa perfecto, como está totalmente entregado al servicio del Señor, no tiene envidia en absoluto. Él ama a cada ser viviente en relación con el Señor Supremo. Verdadera renunciación significa depender de Dios de un modo absoluto. Cada ser viviente depende de algún otro, porque así estamos hechos. En realidad, todo el mundo depende de la misericordia del Señor Supremo, pero cuando uno olvida su relación con el Señor, se vuelve dependiente de las condiciones de la naturaleza material. Renunciación significa que uno renuncie a su dependencia de las condiciones de la naturaleza material, y se vuelva así completamente dependiente de la misericordia del Señor, sin depender de las condiciones de la materia. Esa etapa paramahaṁsa constituye la etapa de la perfección máxima del bhakti-yoga, el proceso del servicio devocional que se le presta al Señor Supremo.