Text 13
rājovāca
aho vayaṁ dhanyatamā nṛpāṇāṁ
mahattamānugrahaṇīya-śīlāḥ
rājñāṁ kulaṁ brāhmaṇa-pāda-śaucād
dūrād visṛṣṭaṁ bata garhya-karma
rājā uvāca—el afortunado rey dijo; aho—¡ah!; vayam—nosotros; dhanya-tamāḥ—sumamente agradecidos; nṛpāṇām—de todos los reyes; mahat-tama—de las grandes almas; anugrahaṇīya-śīlāḥ—formados para recibir favores; rājñām—de las monárquicas; kulam—órdenes; brāhmaṇa-pāda—pies de los brāhmaṇas; śaucāt—desecho que queda después de limpiar; dūrāt—a distancia; visṛṣṭam—siempre dejado fuera; bata—debido a; garhya—reprochable; karma—actividades.
El afortunado rey dijo: Somos, sin duda, los más agradecidos de todos los reyes a los que se los forma para recibir favores de las grandes almas. Por lo general, ustedes [los sabios] ven a la orden monárquica como desperdicios que tienen que ser desechados y dejados en un sitio apartado.
SIGNIFICADO: De acuerdo con los principios religiosos, el excremento, la orina, el agua que se usó para lavarse, etc., deben dejarse a una gran distancia. Los cuartos de baño, urinarios, etc., anexos, puede que sean comodidades muy convenientes de la civilización moderna, pero se ordena que estén situados a cierta distancia de las habitaciones. Ese mismo ejemplo se cita aquí en relación con la orden monárquica, para aquellos que están marchando progresivamente de vuelta a Dios. El Señor Śrī Caitanya Mahāprabhu decía que, para aquel que desea ir de vuelta a Dios, estar íntimamente relacionado con hombres de dinero, o con la orden monárquica, es peor que el suicidio. En otras palabras, los trascendentalistas generalmente no se relacionan con hombres que están muy enamorados de la belleza externa de la creación de Dios. Mediante el conocimiento superior que se tiene de la comprensión espiritual, el trascendentalista sabe que este hermoso mundo material no es más que un reflejo vago de la realidad, el Reino de Dios. Por consiguiente, a él no lo cautiva mucho la opulencia monárquica ni nada por el estilo. Mas, en el caso de Mahārāja Parīkṣit, la situación era diferente. Al parecer, el rey fue condenado a muerte por un niño brāhmaṇa inexperto, pero, en realidad, fue llamado por el Señor para que regresara a Él. Otros trascendentalistas, los grandes sabios y místicos que se reunieron a raíz de que Mahārāja Parīkṣit iba a ayunar hasta la muerte, estaban muy ansiosos de verlo, pues él se iba de vuelta a Dios. Además Mahārāja Parīkṣit se dio cuenta de que todos los grandes sabios que se reunieron ahí fueron bondadosos con los antepasados de él, los Pāṇḍavas, en virtud del servicio devocional que estos últimos le prestaron al Señor. Así pues, él se sintió agradecido con los sabios por estar presentes ahí en la última etapa de su vida, y sintió que todo se debía a la grandeza de sus abuelos antepasados fallecidos. De modo que, él se sintió orgulloso de tener la fortuna de ser el descendiente de esos grandes devotos. Sin duda que ese orgullo de los devotos del Señor no es igual al engreído sentido de vanidad que procede de la prosperidad material. Lo primero es una realidad, mientras que lo otro es falso y vano.