Text 19
tadā rajas-tamo-bhāvāḥ
kāma-lobhādayaś ca ye
ceta etair anāviddhaṁ
sthitaṁ sattve prasīdati
tadā—en ese momento; rajaḥ—en la modalidad de la pasión; tamaḥ—la modalidad de la ignorancia; bhāvāḥ—la situación; kāma—lujuria y deseo; lobha—anhelo; ādayaḥ—otros; ca—y; ye—sean lo que fueren; cetaḥ—la mente; etaiḥ—por estos; anāviddham—sin ser afectado; sthitam—estando fijo; sattve—en la modalidad de la bondad; prasīdati—se vuelve así plenamente satisfecho.
Tan pronto como el amoroso servicio irrevocable se establece en el corazón, los efectos de las modalidades de la naturaleza de la pasión y la ignorancia, tales como la lujuria, el deseo y el anhelo, desaparecen del mismo. El devoto se establece entonces en la bondad, y se vuelve completamente feliz.
SIGNIFICADO: En su posición constitucional normal, un ser viviente se halla plenamente satisfecho en la dicha espiritual. Ese estado de existencia se denomina brahma-bhūta o ātmānanda, o el estado de autosatisfacción. Esta autosatisfacción no es como la satisfacción del tonto inactivo. El tonto inactivo se encuentra en el estado de crasa ignorancia, mientras que el ātmānandī autosatisfecho es trascendental al estado material de la existencia. Esta etapa de perfección se logra tan pronto como uno está fijo en el servicio devocional irrevocable. El servicio devocional no es inactividad, sino la actividad pura del alma.
La actividad del alma se adultera al ponerse en contacto con la materia, y por ello las actividades enfermas se expresan en la forma de lujuria, deseo, anhelo, inactividad, necedad y sueño. El efecto del servicio devocional se vuelve manifiesto mediante la total eliminación de esos efectos de la pasión y la ignorancia. El devoto queda fijo de inmediato en la modalidad de la bondad, y progresa adicionalmente para ascender a la posición de vasudeva, o el estado de sattva sin mezcla, o śuddha-sattva. Solo en ese estado de śuddha-sattva puede uno siempre ver a Kṛṣṇa cara a cara, a fuerza del afecto puro por el Señor.
Un devoto siempre se halla bajo la influencia de la modalidad de la bondad pura; por consiguiente, no le hace daño a nadie. Pero el no devoto, por educado que sea, siempre es pernicioso. Un devoto no es ni tonto ni apasionado. Los perniciosos, tontos y apasionados no pueden ser devotos del Señor, por mucho que se anuncien como devotos mediante el atuendo externo. Un devoto siempre posee todas las buenas cualidades de Dios. Cuantitativamente, puede que dichas cualidades sean diferentes, pero cualitativamente, tanto el Señor como Su devoto son exactamente iguales.