Text 15
jugupsitaṁ dharma-kṛte ’nuśāsataḥ
svabhāva-raktasya mahān vyatikramaḥ
yad-vākyato dharma itītaraḥ sthito
na manyate tasya nivāraṇaṁ janaḥ
jugupsitam—en verdad condenado; dharma-kṛte—en relación con la religión; anuśāsataḥ—instrucción; svabhāva-raktasya—inclinada naturalmente; mahān—grande; vyatikramaḥ—irrazonable; yat-vākyataḥ—bajo cuya instrucción; dharmaḥ—religión; iti—es así; itaraḥ—la gente en general; sthitaḥ—fija; na—no; manyate—piensa; tasya—de eso; nivāraṇam—prohibición; janaḥ—ellos.
La gente en general tiene la inclinación natural a disfrutar, y tú la has animado a eso en nombre de la religión. En verdad, esto se condena y es muy irrazonable. Debido a que ellos se guían por tus instrucciones, aceptarán esas actividades en nombre de la religión, y poco les importarán las prohibiciones.
SIGNIFICADO: La recopilación que Śrīla Vyāsadeva hizo de las diferentes Escrituras védicas sobre la base de las ejecuciones reguladas de actividades fruitivas, tal como se describen en el Mahābhārata y otras Escrituras, es aquí condenada por Śrīla Nārada. Los seres humanos, debido a su larga asociación con lo material vida tras vida, tienen como resultado de la práctica una inclinación natural a esforzarse por enseñorearse de la energía material. Ellos no tienen ningún sentido de la responsabilidad de la vida humana. Esta forma humana de vida constituye una oportunidad de salirse de las garras de la materia ilusoria. Los Vedas están hechos para ir de vuelta a Dios, de vuelta al hogar. El girar en el ciclo de la transmigración en una serie de vidas que ascienden a un total de ocho millones cuatrocientas mil, constituye una vida prisionera para las condenadas almas condicionadas. La forma humana de vida constituye una oportunidad de salirse de esa vida de cautiverio, y como tal, la única ocupación del ser humano es la de restablecer su perdida relación con Dios. Bajo tales circunstancias, uno nunca debe ser animado a hacer un plan para el disfrute de los sentidos en nombre de las funciones religiosas. Semejante desviación de la energía humana tiene como resultado una civilización desencaminada. Śrīla Vyāsadeva es la autoridad de las explicaciones védicas del Mahābhārata, etc., y su acción de fomentar el disfrute de los sentidos de una forma u otra, es una gran barrera para el avance espiritual, debido a que la gente en general no va a acceder a renunciar a las actividades materiales que la mantienen en el cautiverio material. Durante una cierta etapa de la religión, en la que esa clase de actividades materiales en nombre de la religión (como el sacrificio de animales en nombre de yajña) se estaba realizando de una manera muy desenfrenada, el Señor se encarnó como Buddha y censuró la autoridad de los Vedas, a fin de detener el sacrificio animal realizado en nombre de la religión. Nārada previó esto y, por consiguiente, condenó esas Escrituras. La gente que come carne, aún continúa realizando el sacrificio de los animales ante algún semidiós o semidiosa en nombre de la religión, debido a que en algunas de las Escrituras védicas se recomiendan esa clase de sacrificios regulados, con la finalidad de desalentar el comer carne. Pero, gradualmente, el propósito de esa clase de actividades religiosas se olvida, y el matadero se vuelve resaltante. Esto se debe a que los necios hombres materialistas no se preocupan por escuchar a aquellos que verdaderamente están en la posición de poder explicar los ritos védicos.
En los Vedas se dice claramente que la perfección de la vida nunca habrá de alcanzarse ni mediante un voluminoso trabajo, ni mediante la acumulación de riquezas, y ni siquiera por el hecho de aumentar la población. La perfección se alcanza únicamente mediante la renunciación. Los hombres materialistas no se preocupan por escuchar esas disposiciones. Según ellos, la supuesta orden de vida de renuncia está hecha para aquellos que no pueden ganarse la vida debido a algunos defectos corporales, o para personas que no han podido lograr la prosperidad en la vida familiar.
Desde luego que en historias como el Mahābhārata hay temas acerca de asuntos trascendentales junto con los temas materiales. El Bhagavad-gītā se encuentra en el Mahābhārata. Todo el propósito del Mahābhārata culmina en las instrucciones finales del Bhagavad-gītā, en las que se indica que uno debe renunciar a todas las demás ocupaciones y dedicarse exclusiva y completamente a entregarse a los pies de loto del Señor Śrī Kṛṣṇa. Pero los hombres con tendencias materialistas están más atraídos por la política, la economía y las actividades filantrópicas que se mencionan en el Mahābhārata, que por el tema principal, es decir, el Bhagavad-gītā. Ese espíritu transigente de Vyāsadeva es directamente condenado por Nārada, quien le aconseja pregonar directamente que la necesidad primordial de la vida humana consiste en comprender la relación eterna que tenemos con el Señor y, en consecuencia, entregarnos a Él sin demora.
Un enfermo que sufre de un tipo particular de dolencia, casi siempre tiene la tendencia a aceptar comestibles que le están prohibidos. El médico experto no hace ninguna clase de pactos con el paciente, permitiéndole que coma un poco de lo que no debe ingerir en absoluto. En el Bhagavad-gītā también se dice que no se debe hacer que un hombre apegado al trabajo fruitivo desista de su ocupación, pues gradualmente él puede ser elevado a la posición de la autorrealización. Esto puede aplicársele a veces a aquellos que solo son áridos filósofos empíricos que carecen de comprensión espiritual. Mas aquellos que se encuentran en la línea devocional no necesitan que siempre se les aconseje de esa manera.