Text 33
āmayo yaś ca bhūtānāṁ
jāyate yena suvrata
tad eva hy āmayaṁ dravyaṁ
na punāti cikitsitam
āmayaḥ—enfermedades; yaḥ ca—cualesquiera; bhūtānām—del ser viviente; jāyate—se logra; yena—por medio de; suvrata—¡oh, buen alma!; tat—esa; eva—misma; hi—indudablemente; āmayam—enfermedad; dravyam—cosas; na—¿no es cierto?; punāti—cura; cikitsitam—tratada con.
¡Oh, buen alma!, ¿no es cierto que una cosa aplicada terapéuticamente, cura una enfermedad que ella misma ha causado?
SIGNIFICADO: Un médico experto trata a su paciente con una dieta terapéutica. Por ejemplo, a veces las preparaciones lácteas ocasionan desórdenes intestinales, pero la misma leche, convertida en cuajada y mezclada con algunos otros remedios, cura dichos desórdenes. De igual modo, el sufrimiento triple de la existencia material no puede ser mitigado simplemente mediante actividades materiales. Esas actividades tienen que ser espiritualizadas, de la misma manera en que, mediante el fuego, el hierro se pone al rojo vivo, comenzando así a actuar como fuego. Igualmente, el concepto material de una cosa cambia de inmediato, en cuanto es puesta al servicio del Señor. Ese es el secreto del éxito espiritual. No debemos tratar de enseñorearnos de la naturaleza material, ni debemos rechazar las cosas materiales. La mejor manera de hacer el mejor uso de una mala compra, consiste en emplear todo en relación con el supremo ser espiritual. Todo es una emanación del Espíritu Supremo, y mediante Su poder inconcebible, Él puede convertir el espíritu en materia y la materia en espíritu. De manera que una cosa material (supuestamente material), se convierte de inmediato en una fuerza espiritual, por la gran voluntad del Señor. La condición necesaria para un cambio tal, es emplear en el servicio del espíritu la supuesta materia. Esa es la manera de tratar nuestras enfermedades materiales y elevarnos al plano espiritual, en el que no hay sufrimiento, lamentación ni temor. Cuando todo se emplee de ese modo al servicio del Señor, podremos experimentar que no existe nada a excepción del Brahman Supremo. Así llegaremos a comprender el mantra védico que dice «todo es Brahman».