Text 28
prayujyamāne mayi tāṁ
śuddhāṁ bhāgavatīṁ tanum
ārabdha-karma-nirvāṇo
nyapatat pāñca-bhautikaḥ
prayujyamāne—habiendo sido otorgado; mayi—a mí; tām—ese; śuddhām—trascendental; bhāgavatīm—idóneo para asociarse con la Personalidad de Dios; tanum—cuerpo; ārabdha—adquirido; karma—trabajo fruitivo; nirvāṇaḥ—prohibitivo; nyapatat—dejar; pāñca-bhautikaḥ—cuerpo hecho de cinco elementos materiales.
Habiéndoseme otorgado un cuerpo trascendental propio de un asociado de la Personalidad de Dios, abandoné el cuerpo hecho de cinco elementos materiales, y así cesaron todos los resultados fruitivos que yo había adquirido del trabajo [karma].
SIGNIFICADO: Informado por la Personalidad de Dios de que se le conferiría un cuerpo trascendental idóneo para asociarse con el Señor, Nārada obtuvo su cuerpo espiritual en cuanto dejó su cuerpo material. Ese cuerpo trascendental está libre de la atracción material y está dotado de tres cualidades trascendentales principales, es decir, es eterno, está libre de la influencia de las modalidades materiales, y está libre de las reacciones de las actividades fruitivas. Al cuerpo material siempre lo aflige la ausencia de esas tres cualidades. El cuerpo del devoto se recarga de inmediato de las cualidades trascendentales, tan pronto como el devoto se dedica al servicio devocional del Señor. Ello actúa como la influencia magnética que la piedra de toque ejerce sobre el hierro. La influencia del trascendental servicio devocional es así. Por lo tanto, cambio de cuerpo significa cese de la influencia que sobre el devoto puro ejerce la reacción de las tres modalidades cualitativas de la naturaleza material. Hay muchos ejemplos de esto en las Escrituras reveladas. Dhruva Mahārāja, Prahlāda Mahārāja y muchos otros devotos pudieron ver cara a cara a la Personalidad de Dios, aparentemente en el mismo cuerpo. Esto significa que la calidad del cuerpo del devoto cambia, pasando de lo material a la trascendencia. Esa es la opinión de los Gosvāmīs autorizados que se encuentra en las Escrituras auténticas. En la Brahma-saṁhitā se dice que desde el germen indra-gopa hasta el gran Indra, el rey del cielo, todos los seres vivientes están sometidos a la ley del karma y están destinados a sufrir y disfrutar de los resultados fruitivos de su propio trabajo. Únicamente el devoto está exento de tales reacciones, por la misericordia sin causa de la autoridad suprema, la Personalidad de Dios.