Text 36
sarvaṁ tad idam ākhyātaṁ
yat pṛṣṭo ’haṁ tvayānagha
janma-karma-rahasyaṁ me
bhavataś cātma-toṣaṇam
sarvam—todo; tat—eso; idam—esto; ākhyātam—descrito; yat—todo lo que; pṛṣṭaḥ—pedido por; aham—mí; tvayā—por ti; anagha—sin ningún pecado; janma—nacimiento; karma—actividades; rahasyam—misterios; me—mío; bhavataḥ—tuyo; ca—y; ātma—el ser; toṣaṇam—satisfacción.
¡Oh, Vyāsadeva!, tú estás libre de todo pecado. Así pues, yo he explicado mi nacimiento y actividades en aras de la autorrealización, tal como me lo pediste. Todo esto también conducirá a tu satisfacción personal.
SIGNIFICADO: El proceso de las actividades devocionales, desde el principio hasta la etapa de la trascendencia, está todo debidamente explicado para satisfacer las preguntas de Vyāsadeva. Él [Nārada] ha explicado cómo las semillas del servicio devocional fueron sembradas por la asociación trascendental, y cómo se desarrollaron gradualmente mediante el proceso de oír a los sabios. El resultado de oír así es el desapego de lo mundano, hasta el punto que, incluso un niñito pudo percibir como una bendición de Dios la noticia de la muerte de su madre, quien era la única persona que cuidaba de él. Y de inmediato él aprovechó la oportunidad para buscar al Señor. A él también se le confirió un sincero e intenso deseo de entrevistarse con el Señor, si bien no es posible que nadie vea al Señor con ojos mundanos. Él también explicó cómo en virtud de la ejecución de servicio trascendental y puro uno puede librarse de la acción fruitiva del trabajo acumulado, y explicó además cómo transformó su cuerpo material en uno espiritual. Solo el cuerpo espiritual es capaz de entrar en el reino espiritual del Señor, y nadie más que un devoto puro es merecedor de entrar en el Reino de Dios. Todos los misterios de la comprensión trascendental los experimenta debidamente el propio Nārada Muni, y, en consecuencia, por oír hablar a semejante autoridad uno puede tener alguna idea de los resultados de la vida devocional, que aun en los textos originales de los Vedas apenas si se describen. En los Vedas y Upaniṣads solo hay alusiones indirectas a todo esto. Allí nada se explica de una manera directa, y, por lo tanto, el Śrīmad-Bhāgavatam es el fruto maduro de todos los árboles védicos de las Escrituras.