Text 51
strīṇāṁ mad-dhata-bandhūnāṁ
droho yo ’sāv ihotthitaḥ
karmabhir gṛhamedhīyair
nāhaṁ kalpo vyapohitum
strīṇām—de las mujeres; mat—por mí; hata-bandhūnām—de los amigos que son matados; drohaḥ—enemistad; yaḥ—esa; asau—todos esos; iha—con esto; utthitaḥ—se ha acumulado; karmabhiḥ—a fuerza de trabajo; gṛhamedhīyaiḥ—por personas dedicadas al bienestar material; na—nunca; aham—yo; kalpaḥ—puedo esperar; vyapohitum—reparando lo mismo.
Yo he matado a muchos amigos de mujeres, y he provocado con ello enemistad hasta tal punto, que no es posible repararlo por medio de obras de beneficencia material.
SIGNIFICADO: Los gṛhamedhīs son aquellos cuyo único interés consiste en realizar obras de beneficencia en aras de la prosperidad material. En ocasiones, dicha prosperidad material es obstaculizada por actividades pecaminosas, pues en el transcurso del desempeño de los deberes materiales, es seguro que el materialista comete pecados, incluso sin querer. Para uno librarse de esas reacciones pecaminosas, los Vedas prescriben diversas clases de sacrificios. En los Vedas se dice que mediante la ejecución del aśvamedha-yajña (el sacrificio de caballo), uno puede expiar incluso el brahma-hatyā (el acto de matar a un brāhmaṇa).
Yudhiṣṭhira Mahārāja realizó ese aśvamedha-yajña, pero él considera que ni siquiera mediante la ejecución de tales yajñas es posible liberarse de los grandes pecados cometidos. Durante la guerra, ya sea el esposo, el hermano, o incluso el padre o los hijos, van a pelear. Y cuando estos son matados, se crea una enemistad nueva, aumentando así una cadena de acciones y reacciones que no es posible contrarrestar ni siquiera con miles de aśvamedha-yajñas.
Así es la naturaleza del trabajo (karma): crea simultáneamente una acción y una reacción, y aumenta de ese modo la cadena de las actividades materiales, atando al ejecutor al cautiverio material. En el Bhagavad-gītā (9.27-28) se sugiere el remedio: que esas acciones y reacciones de la senda del trabajo pueden ser detenidas únicamente cuando el trabajo se realiza en beneficio del Señor Supremo. La batalla de Kurukṣetra se libró de hecho por la voluntad del Supremo Señor Śrī Kṛṣṇa, como lo hace evidente Su exposición, y únicamente por la voluntad de Él fue Yudhiṣṭhira instalado en el trono de Hastināpura. Por lo tanto, ninguna clase de pecado tocó en realidad a los Pāṇḍavas, quienes tan solo eran ejecutores de las órdenes del Señor. En cuanto a los demás, que declaran la guerra movidos por intereses personales, toda la responsabilidad recae sobre ellos.