Text 41
muni-gaṇa-nṛpa-varya-saṅkule ’ntaḥ-
sadasi yudhiṣṭhira-rājasūya eṣām
arhaṇam upapeda īkṣaṇīyo
mama dṛśi-gocara eṣa āvir ātmā
muni-gaṇa—los grandes sabios eruditos; nṛpa-varya—los grandes reyes gobernantes; saṅkule—en la gran asamblea de; antaḥ-sadasi—conferencia; yudhiṣṭhira—del emperador Yudhiṣṭhira; rāja-sūye—un sacrificio realizado al estilo real; eṣām—de todas las grandes élites; arhaṇam—adoración respetuosa; upapeda—recibió; īkṣaṇīyaḥ—el objeto de atracción; mama—mi; dṛśi—vista; gocaraḥ—al alcance de la vista de; eṣaḥ āviḥ—presente personalmente; ātmā—el alma.
En el [sacrificio] rājasūya-yajña que Mahārāja Yudhiṣṭhira realizó, hubo la más grande de las asambleas de todos los hombres que formaban la élite del mundo, las órdenes de los reyes y de los eruditos, y en esa gran asamblea absolutamente todos los presentes adoraron al Señor Śrī Kṛṣṇa como la muy excelsa Personalidad de Dios. Esto ocurrió en mi presencia, y yo recordé el incidente con el fin de mantener la mente absorta en el Señor.
SIGNIFICADO: Después de lograr la victoria en la batalla de Kurukṣetra, Mahārāja Yudhiṣṭhira, el emperador del mundo, realizó la ceremonia de sacrificio conocida como rājasūya. En esos días, cuando el emperador ascendía al trono, enviaba a todas partes del mundo un caballo en señal de desafío, para declarar su supremacía, y cualquier príncipe o rey gobernante tenía la libertad de aceptar el desafío, y expresar su tácita disposición a obedecer o no la supremacía del emperador en cuestión. Aquel que aceptaba el desafío, tenía que pelear con el emperador y establecer su propia supremacía mediante la victoria. Si el retador era vencido, tenía que sacrificar la vida, cediéndole la posición a otro rey o gobernante. Así que Mahārāja Yudhiṣṭhira también envió a todas partes del mundo esos caballos de desafío, y cada príncipe y rey gobernante de todas partes del mundo aceptó el liderato de Mahārāja Yudhiṣṭhira como emperador del mundo. Después de esto, a todos los gobernantes del mundo que se hallaban bajo el régimen de Mahārāja Yudhiṣṭhira, se les invitó a participar en la gran ceremonia de sacrificio rājasūya. Esa clase de funciones requerían de gastos equivalentes a cientos de millones de dólares, y ello no era cosa fácil para un rey insignificante. Semejante ceremonia de sacrificio, siendo muy cara y, además, difícil de llevar a cabo bajo las circunstancias actuales, es imposible de realizar ahora, en esta era de Kali. Ni tampoco puede nadie conseguir a los expertos sacerdotes que se requiere para encargarse de la ceremonia.
De modo que, atendiendo a la invitación, todos los reyes del mundo y los grandes eruditos sabios se reunieron en la capital de Mahārāja Yudhiṣṭhira. Se invitó a la sociedad de eruditos, entre los cuales estaban los grandes filósofos, los conocedores de la religión, los médicos, los científicos y todos los grandes sabios. Es decir, los brāhmaṇas y los kṣatriyas eran los más elevados dirigentes de la sociedad, y a todos se los invitó a participar en la asamblea. Los vaiśyas y śūdras no eran elementos importantes en la sociedad, y aquí no se los menciona. Debido al cambio que ha ocurrido en las actividades sociales de la era moderna, la importancia de los hombres también ha cambiado en función de las posiciones que se ocupan.
Así que, en esa gran asamblea, el Señor Śrī Kṛṣṇa era el blanco de todas las miradas. Todo el mundo quería ver al Señor Kṛṣṇa, y todo el mundo quería ofrecerle al Señor sus humildes respetos. Bhīṣmadeva recordó todo eso, y estaba contento de que su venerable Señor, la Personalidad de Dios, estuviera presente ante él en Su verdadera presencia formal. Por lo tanto, meditar en el Señor Supremo es meditar en las actividades, forma, pasatiempos, nombre y fama del Señor. Eso es más fácil que lo que se imagina como meditación en el aspecto impersonal del Supremo. En el Bhagavad-gītā (12.5) se afirma claramente que es muy difícil meditar en el aspecto impersonal del Supremo. Prácticamente eso no es meditación, o es tan solo una pérdida de tiempo, pues muy rara vez se obtiene el resultado deseado. Sin embargo, los devotos meditan en la verdadera forma y pasatiempos del Señor y, en consecuencia, pueden acercase a Él fácilmente. Eso también se afirma en el Bhagavad-gītā (12.9). El Señor no es diferente de Sus actividades trascendentales. En este śloka se indica también que el Señor Śrī Kṛṣṇa, mientras estaba de hecho presente ante la sociedad humana, especialmente en relación con la batalla de Kurukṣetra, fue aceptado como la personalidad más grande de la época, aunque puede que no se le reconociera como la Suprema Personalidad de Dios. Es un engaño la propaganda que dice que a un hombre muy eminente se le adora como Dios después de la muerte, ya que, después de que un hombre muere, no se le puede convertir en Dios. Ni tampoco es posible que la Personalidad de Dios sea un ser humano, ni siquiera cuando se halla presente personalmente. Ambas ideas son concepciones erróneas. La idea de antropomorfismo no puede aplicarse en el caso del Señor Kṛṣṇa.