Text 47
tuṣṭuvur munayo hṛṣṭāḥ
kṛṣṇaṁ tad-guhya-nāmabhiḥ
tatas te kṛṣṇa-hṛdayāḥ
svāśramān prayayuḥ punaḥ
tuṣṭuvuḥ—satisfechos; munayaḥ—los grandes sabios, encabezados por Vyāsadeva, etc.; hṛṣṭāḥ—sintiéndose felices todos; kṛṣṇam—al Señor Kṛṣṇa, la Personalidad de Dios; tat—Su; guhya—confidencial; nāmabhiḥ—mediante Su santo nombre etc.; tataḥ—después; te—ellos; kṛṣṇa-hṛdayāḥ—personas que siempre llevan al Señor Kṛṣṇa en el corazón; sva-āśramān—a sus respectivas ermitas; prayayuḥ—regresaron; punaḥ—de nuevo.
Entonces, mediante himnos védicos confidenciales, todos los grandes sabios glorificaron al Señor Śrī Kṛṣṇa, quien estaba allí presente. Luego, todos ellos regresaron a sus respectivas ermitas, llevando siempre al Señor Kṛṣṇa en el corazón.
SIGNIFICADO: Los devotos del Señor siempre están en el corazón del Señor, y el Señor siempre está en los corazones de los devotos. Así es la dulce relación que hay entre el Señor y Sus devotos. Debido al amor y la devoción pura por el Señor, los devotos siempre lo ven dentro de sí, y a su vez el Señor, aunque no tiene nada que hacer ni nada que ambicionar, siempre está dedicado a velar por el bienestar de Sus devotos. En el caso de los seres vivientes ordinarios, existe la ley de la naturaleza para todas las acciones y reacciones, pero en el caso de Sus devotos, Él siempre está ansioso de llevarlos al buen camino. Los devotos, por consiguiente, se encuentran bajo el cuidado directo del Señor. Y el Señor también se pone voluntariamente solo bajo el cuidado directo de Sus devotos. De modo que, todos los sabios, encabezados por Vyāsadeva, eran devotos del Señor, y, en consecuencia, después de la ceremonia fúnebre todos cantaron los himnos védicos tan solo para complacer al Señor, que estaba allí presente personalmente. Todos los himnos védicos se cantan para complacer al Señor Kṛṣṇa. Esto se confirma en el Bhagavad-gītā (15.15). Todos los Vedas, los Upaniṣads, el Vedānta, etc., lo están buscando únicamente a Él, y todos los himnos son para glorificarlo solo a Él. Luego los sabios realizaron justamente los actos idóneos para el propósito en cuestión, y felices partieron para sus respectivas ermitas.