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Text 12

evaṁ sādhāraṇaṁ deham
avyakta-prabhavāpyayam
ko vidvān ātmasāt kṛtvā
hanti jantūn ṛte ’sataḥ


evam—de ese modo; sādhāraṇam—propiedad común; deham—el cuerpo; avyakta—de la naturaleza no manifestada; prabhava—manifestado de ese modo; apyayam—y que de nuevo se funde con lo no manifestado («pues polvo eres y en polvo te convertirás»); kaḥ—quién es la persona; vidvān—el que posee verdadero conocimiento; ātmasāt kṛtvā—que reclama su propiedad; hanti—mata; jantūn—animales indefensos; ṛte—excepto; asataḥ—desvergonzados que no tienen conocimiento ni entienden las cosas correctamente.


El cuerpo, al fin y al cabo, después de ser producido por la naturaleza no manifestada, se destruye de nuevo y se funde en los elementos naturales. Por lo tanto, es propiedad común de todos. En esas circunstancias, ¿quién sino un desvergonzado podría reclamar su propiedad y, para mantenerlo, incurrir en actividades pecaminosas, como la matanza de animales, solo por satisfacer sus caprichos? Nadie más que un sinvergüenza podría cometer semejantes actividades pecaminosas.


SIGNIFICADO: Los ateos no creen en la existencia del alma. Sin embargo, ¿por qué tendría nadie que matar animales, de no ser por pura crueldad? El cuerpo es la manifestación de una combinación de materia. Al principio no era nada, pero mediante una combinación de materia, ha llegado a ser. Más tarde, cuando esa combinación se descomponga, el cuerpo dejará nuevamente de existir. Al principio no era nada, y al final no será nada. ¿Por qué, entonces, cometer actividades pecaminosas cuando está manifestado? Nadie más que sinvergüenza de primera categoría podría actuar de esa forma.

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