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Un día, Pūtanā llegó a Gokula, el hogar de Nanda Mahārāja, procedente del espacio exterior, y, manifestando su poder místico, adoptó el disfraz de una mujer muy hermosa. Con gran decisión, entró directamente en la habitación de Kṛṣṇa sin pedir permiso a nadie; por la gracia de Kṛṣṇa, nadie le prohibió entrar en la casa ni en la habitación, pues ese era el deseo de Kṛṣṇa. El bebé Kṛṣṇa, que era como un fuego cubierto por cenizas, miró a Pūtanā y pensó que tendría que matar a aquella hermosa mujer, que era una demonio. Hechizada por la influencia de yoga-māyā y de la Personalidad de Dios, Pūtanā sentó a Kṛṣṇa en su regazo, sin que ni Rohiṇī ni Yaśodā se opusieran. La demonio Pūtanā, que había untado sus senos con veneno, ofreció a Kṛṣṇa el pecho para que mamase, pero el niño Kṛṣṇa exprimió el seno de Pūtanā con tanta fuerza que, con un dolor insoportable, Pūtanā tuvo que adoptar su forma original y cayó al suelo. Kṛṣṇa entonces Se puso a jugar sobre sus senos como un niño pequeño. Al ver que Kṛṣṇa estaba jugando, las gopīs se tranquilizaron y Lo cogieron en brazos y se Lo llevaron de allí. Después del ataque de larākṣasī, las gopīs tomaron las debidas precauciones. Madre Yaśodā dio de mamar al niño de su pecho y Le acostó.
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