Text 8
vibudhya tāṁ bālaka-mārikā-grahaṁ
carācarātmā sa nimīlitekṣaṇaḥ
anantam āropayad aṅkam antakaṁ
yathoragaṁ suptam abuddhi-rajju-dhīḥ
vibudhya—entender; tām—ella (Pūtanā); bālaka-mārikā-graham—una bruja muy experta en matar bebés; cara-acara-ātmā—Kṛṣṇa, la Superalma omnipresente; saḥ—Él; nimīlita-īkṣaṇaḥ—cerró los ojos; anantam—al Ilimitado; āropayat—ella sentó; aṅkam—en su regazo; antakam—para su propia destrucción; yathā—como; uragam—una serpiente; suptam—mientras duerme; abuddhi—la persona sin inteligencia; rajju-dhīḥ—el que confunde una serpiente con una cuerda.
Acostado en la cama, el Señor Śrī Kṛṣṇa, la Superalma omnipresente, supo que Pūtanā, que era una bruja experta en matar niños pequeños, había venido a matarle. Entonces, como si tuviese miedo de ella, Kṛṣṇa cerró los ojos. Pūtanā, como la persona sin inteligencia que se pone en el regazo una serpiente dormida confundiéndola con una cuerda, sentó sobre su regazo a aquel que iba a ser su destrucción.
SIGNIFICADO: En este verso aparece dos veces la perplejidad. Kṛṣṇa vio que Pūtanā venía a matarle, y pensó que tenía que ofrecer alguna bendición a aquella mujer que se Le acercaba con cariño maternal, aunque fuese un cariño fingido. Por eso la miró con cierta perplejidad y volvió a cerrar los ojos. La rākṣasī Pūtanā también estaba confusa. No era lo bastante inteligente como para saber que estaba sentando en su regazo a una serpiente dormida; pensaba que la serpiente era una cuerda común y corriente. Las dos palabras antakam y anantam se contradicen. Debido a su falta de inteligencia, Pūtanā pensó que podía matar a la causa de su propia destrucción, antakam; sin embargo, Él es ananta, ilimitado, de modo que nadie puede matarle.