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Muy complacido de ver que Mahārāja Parīkṣit estaba ansioso por escuchar acerca de los pasatiempos infantiles del Señor Kṛṣṇa, Śukadeva Gosvāmī continuó hablando. Śrī Kṛṣṇa, que solo tenía tres meses de edad, empezaba a darse la vuelta Él solo en la cuna, pero todavía no había aprendido a andar a gatas. Madre Yaśodā reunió entonces a sus amigas para celebrar una ceremonia ritual por la buena fortuna del niño. Esa clase de ceremonias suelen celebrarse en compañía de mujeres que también tienen niños pequeños. Cuando vio que Kṛṣṇa Se quedaba dormido, madre Yaśodā, que estaba muy atareada, acostó al bebé debajo de unśakaṭa, un carretón doméstico, y, mientras el niño dormía, se dedicó a ultimar los preparativos de aquella ceremonia ritual auspiciosa. Madre Yaśodā acostó al niño en una cunita que había puesto debajo del carretón. El niño, que estaba dormido, despertó de pronto agitando Sus piernecitas como suelen hacer los niños. Sus pataleos sacudieron el carretón, que se derrumbó con gran estrépito y se rompió en mil pedazos, con todo su contenido esparcido por el suelo. Unos niños que jugaban allí cerca corrieron a avisar a madre Yaśodā que el carretón se había roto. Madre Yaśodā, muy angustiada, llegó rápidamente con las otras gopīs, tomó al bebé en brazos y Le dio de mamar de su pecho. Las ceremonias rituales védicas se celebraron con la ayuda de los brāhmaṇas. Sin conocer la verdadera identidad del bebé, los brāhmaṇas Le dieron un sinfín de bendiciones.

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