Text 40
kiṁ svapna etad uta devamāyā
kiṁ vā madīyo bata buddhi-mohaḥ
atho amuṣyaiva mamārbhakasya
yaḥ kaścanautpattika ātma-yogaḥ
kim—si; svapnaḥ—un sueño; etat—todo esto; uta—o de otra manera; deva-māyā—una manifestación ilusoria de la energía externa; kim vā—u otra cosa; madīyaḥ—mi personal; bata—en verdad; buddhi-mohaḥ—ilusión de la inteligencia; atho—de otra manera; amuṣya—de eso; eva—en verdad; mama arbhakasya—de mi niño; yaḥ—lo cual; kaścana—algún; autpattikaḥ—natural; ātma-yogaḥ—poder místico personal.
[Madre Yaśodā debatía consigo misma:] ¿Qué es esto? ¿Un sueño, o una creación ilusoria de la energía externa? ¿Es algo manifestado por mi propia inteligencia, o será algún poder místico de mi hijo?
SIGNIFICADO: Cuando vio aquella manifestación maravillosa en la boca de su hijo, madre Yaśodā se preguntaba si no estaría soñando. Pero entonces pensó: «No estoy soñando, porque tengo los ojos abiertos. Lo que estoy viendo ocurre en realidad. Puesto que no estoy dormida ni soñando, es posible que esto sea una ilusión creada por devamāyā. Pero tampoco puede ser. ¿Qué interés podrían tener los semidioses en mostrarme a mí esas cosas? Soy una mujer insignificante, sin relación alguna con los semidioses. ¿Por qué iban a molestarse en ponerme bajo la influencia de devamāyā? Eso tampoco puede ser». Madre Yaśodā pensó entonces que la visión tal vez fuese una alucinación: «Estoy bien de salud; no estoy enferma. ¿Por qué tendría que ver alucinaciones? Tampoco es posible que mi cerebro esté desarreglado, puesto que normalmente estoy en perfectas condiciones para pensar. Está claro: esta visión tiene que deberse a algún poder místico de mi hijo, tal y como predijo Garga Muni». De este modo acabó por llegar a la conclusión de que la visión se debía solamente a las actividades de su hijo, y que no tenía otra causa.