Text 41
atho yathāvan na vitarka-gocaraṁ
ceto-manaḥ-karma-vacobhir añjasā
yad-āśrayaṁ yena yataḥ pratīyate
sudurvibhāvyaṁ praṇatāsmi tat-padam
atho—por lo tanto, decidió entregarse al Señor Supremo; yathā-vat—como se puede percibir perfectamente; na—no; vitarka-gocaram—más allá de todos los argumentos, razonamientos y percepción de los sentidos; cetaḥ—con conciencia; manaḥ—con mente; karma—con actividades; vacobhiḥ—o con palabras; añjasā—con todo ello unido, no podemos entenderlas; yat-āśrayam—bajo cuyo control; yena—por quien; yataḥ—de quien; pratīyate—solamente podemos concebir que todo emana de Él; su-durvibhāvyam—más allá de nuestra conciencia o percepción de los sentidos; praṇatā asmi—he de entregarme; tat-padam—Sus pies de loto.
Por lo tanto, yo me entrego a la Suprema Personalidad de Dios y Le ofrezco mis reverencias a Él, que está más allá de la especulación humana, de la mente, de las actividades, de las palabras y de los argumentos. Él es la causa original de la manifestación cósmica, el sustentador de todo el cosmos y quien nos permite concebir su existencia. Yo simplemente Le ofrezco mis reverencias, pues Él está más allá de mis capacidades de contemplar, especular y meditar, y más allá de todas mis actividades materiales.
SIGNIFICADO: Simplemente tenemos que comprender la grandeza de la Suprema Personalidad de Dios. No debemos tratar de entender con medios materiales, ni densos ni sutiles. Madre Yaśodā, como mujer sencilla que era, no podía descubrir la verdadera causa de la visión; en consecuencia, llevada del afecto maternal, y para proteger a su hijo, simplemente ofreció reverencias al Señor Supremo. Ofrecer reverencias al Señor era lo único que podía hacer. Dicen las Escrituras: acintyāḥ khalu ye bhāvā na tāṁs tarkeṇa yojayet (Mahābhārata, Bhīṣma Parva 5.22). No debemos tratar de comprender la causa suprema por medio de argumentos o razonamientos. Cuando nos veamos enredados en un problema cuya causa no comprendemos, no nos queda otra solución que entregarnos al Señor Supremo y ofrecerle respetuosas reverencias. Si lo hacemos, estaremos en una posición segura. En este ejemplo, también madre Yaśodā optó por esa solución. La Suprema Personalidad de Dios es la causa original de todo lo que ocurre (sarva-kāraṇa-kāraṇam). Cuando no se puede detectar la causa inmediata, simplemente hemos de ofrecer reverencias a los pies de loto del Señor. Madre Yaśodā llegó a la conclusión de que Él era la razón de las cosas maravillosas que veía en la boca de su hijo, aunque no sabía determinar claramente la causa. Por lo tanto, el devoto, cuando no puede determinar la causa del sufrimiento, llega a la siguiente conclusión:
tat te ’nukampāṁ susamīkṣamāṇo
bhuñjāna evātma-kṛtaṁ vipākam
hṛd-vāg-vapurbhir vidadhan namas te
jīveta yo mukti-pade sa dāya-bhāk
(Bhāg. 10.14.8)
El devoto acepta que la pequeña cantidad de sufrimientos que la Suprema Personalidad de Dios pueda haberle causado se debe a sus propias fechorías pasadas, y por ello ofrece reverencias al Señor una y otra vez. A ese devoto se le califica de mukti-pade sa dāya-bhāk; es decir, su liberación del mundo material está garantizada. Como se afirma en el Bhagavad-gītā (2.14):
mātrā-sparśās tu kaunteya
śītoṣṇa-sukha-duḥkha-dāḥ
āgamāpāyino nityās
tāṁs titikṣasva bhārata
Debemos saber que el sufrimiento material debido al cuerpo material viene y se va. Por esa razón, debemos tolerar el sufrimiento y seguir adelante en el cumplimiento de nuestro deber conforme a las órdenes del maestro espiritual.