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Text 23

jīvañ chavo bhāgavatāṅghri-reṇuṁ
na jātu martyo ’bhilabheta yas tu
śrī-viṣṇu-padyā manujas tulasyāḥ
śvasañ chavo yas tu na veda gandham

jīvan—mientras vive; śavaḥ—un cuerpo muerto; bhāgavata-aṅghri-reṇum—el polvo de los pies de un devoto puro; na—nunca; jātu—en ningún momento; martyaḥ—mortal; abhilabheta—recibido en particular; yaḥ—una persona; tu—pero; śrī—con opulencia; viṣṇu-padyāḥ—de los pies de loto de Viṣṇu; manu-jaḥ—un descendiente de Manu (un hombre); tulasyāḥ—hojas del árbol de tulasī; śvasan—mientras respiran; śavaḥ—aun así es un cuerpo muerto; yaḥ—el cual; tu—pero; na veda—nunca experimentado; gandham—el aroma.

La persona que en ningún momento ha recibido sobre la cabeza el polvo de los pies del devoto puro del Señor, es sin duda un cuerpo muerto. Y la persona que nunca ha sentido el aroma de las hojas de tulasī de los pies de loto del Señor, también es un cuerpo muerto, aunque respire.

SIGNIFICADO: Según Śrīla Viśvanātha Cakravartī Ṭhākura, el cuerpo muerto que respira es un fantasma. Cuando un hombre muere, se lo llama muerto, pero cuando ese cuerpo muerto aparece de nuevo en una forma sutil invisible a nuestra visión actual y aun así actúa, recibe el nombre de fantasma. Los fantasmas siempre son elementos muy malos, que siempre les están creando una situación amedrentadora a los demás. De forma similar, los no devotos cual fantasmas que no sienten respeto por los devotos puros, ni por la Deidad de Viṣṇu de los templos, crean en todo momento una situación amedrentadora para los devotos. El Señor nunca acepta ninguna ofrenda que le hagan esos fantasmas impuros. Hay un refrán popular que dice que, primero hay que amar al perro del amado, antes de expresarle a este algún sentimiento amoroso. La etapa de la devoción pura se alcanza mediante el servicio sincero que se le preste a un devoto puro del Señor. De manera que, la primera condición del servicio devocional del Señor es la de ser un sirviente de un devoto puro, y esa condición se cumple mediante la declaración que dice «recepción del polvo de los pies de loto de un devoto puro que también ha servido a otro devoto puro». Ese es el sistema que se sigue en la sucesión discipular pura, o en el paramparā devocional.

Mahārāja Rahūgaṇa le preguntó al gran sabio Jaḍa Bharata cómo había alcanzado esa etapa liberada de paramahaṁsa, y en respuesta, el gran santo le dijo lo siguiente (Bhāg. 5.12.12):

rahūgaṇaitat tapasā na yāti
na cejyayā nirvapaṇād gṛhād vā
na cchandasā naiva jalāgni-sūryair
vinā mahat-pāda-rajo-’bhiṣekam

«¡Oh, rey Rahūgaṇa!, la etapa perfecta del servicio devocional, o la etapa paramahaṁsa de la vida, no se puede alcanzar, a menos que se sea bendecido por el polvo de los pies de los grandes devotos. Dicha etapa nunca se alcanza mediante tapasya [austeridad], ni mediante el proceso védico de adoración, ni mediante el hecho de adoptar la orden de vida de renuncia, ni mediante el desempeño de los deberes de la vida de casado, ni mediante el canto de los himnos védicos, ni mediante la ejecución de penitencias bajo el calor del sol, en el agua helada o ante el fuego ardiente».

In other words, Lord Śrī Kṛṣṇa is the property of His pure, unconditional devotees, and as such only the devotees can deliver Kṛṣṇa to another devotee; Kṛṣṇa is never obtainable directly. Lord Caitanya therefore designated Himself as gopī-bhartuḥ pada-kamalayor dāsa-dāsānudāsaḥ, or “the most obedient servant of the servants of the Lord, who maintains the gopī damsels at Vṛndāvana.” A pure devotee therefore never approaches the Lord directly, but tries to please the servant of the Lord’s servants, and thus the Lord becomes pleased, and only then can the devotee relish the taste of the tulasī leaves stuck to His lotus feet. In the Brahma-saṁhitā it is said that the Lord is never to be found by becoming a great scholar of the Vedic literatures, but He is very easily approachable through His pure devotee. In Vṛndāvana all the pure devotees pray for the mercy of Śrīmatī Rādhārāṇī, the pleasure potency of Lord Kṛṣṇa. Śrīmatī Rādhārāṇī is a tenderhearted feminine counterpart of the supreme whole, resembling the perfectional stage of the worldly feminine nature. Therefore, the mercy of Rādhārāṇī is available very readily to the sincere devotees, and once She recommends such a devotee to Lord Kṛṣṇa, the Lord at once accepts the devotee’s admittance into His association. The conclusion is, therefore, that one should be more serious about seeking the mercy of the devotee than that of the Lord directly, and by one’s doing so (by the good will of the devotee) the natural attraction for the service of the Lord will be revived.

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