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Text 6

bhūya eva vivitsāmi
bhagavān ātma-māyayā
yathedaṁ sṛjate viśvaṁ
durvibhāvyam adhīśvaraiḥ

bhūyaḥ—de nuevo; eva—también; vivitsāmi—deseo aprender; bhagavān—la Personalidad de Dios; ātma—personal; māyayā—mediante las energías; yathā—como; idam—este mundo fenoménico; sṛjate—crea; viśvam—universo; durvibhāvyam—inconcebible; adhīśvaraiḥ—por los grandes semidioses.

Te pido que me des a conocer cómo la Personalidad de Dios, mediante Sus energías personales, crea estos universos fenoménicos tal como son, los cuales les resultan inconcebibles incluso a los grandes semidioses.

SIGNIFICADO: En cada mente indagadora surge la importante pregunta acerca de cómo ocurre la creación del mundo fenoménico, y, por consiguiente, en una personalidad como Mahārāja Parīkṣit, quien tenía que aprender con su maestro espiritual lo referente a todas las actividades del Señor, dicha indagación no es algo fuera de lo común. Cada vez que hay una cosa desconocida, tenemos que aprender con una personalidad entendida en la materia y hacerle preguntas. La pregunta acerca de la creación también es una de las que hay que hacerle a la persona indicada. En consecuencia, el maestro espiritual debe ser alguien que sea sarvajña, como se declaró antes en relación con Śukadeva Gosvāmī. Así pues, todas las preguntas acerca de Dios cuya respuesta el discípulo desconozca, se le pueden hacer al maestro espiritual capacitado, y Mahārāja Parīkṣit da aquí el ejemplo práctico de ello. Sin embargo, ya Mahārāja Parīkṣit sabía que todo lo que vemos nace de la energía del Señor, tal como todos hemos aprendido en el mismo comienzo del Śrīmad-Bhāgavatam (janmādy asya yataḥ). De manera que, Mahārāja Parīkṣit quería conocer el proceso de la creación. El origen de la creación ya lo conocía; de lo contrario, no habría preguntado cómo la Personalidad de Dios crea este mundo fenoménico mediante Sus diferentes energías. El hombre común también sabe que la creación la realiza algún creador y que no se lleva a cabo automáticamente. En el mundo práctico no tenemos ninguna experiencia de que una cosa se cree automáticamente. Gente necia dice que la energía creativa es independiente y actúa de modo automático, tal como lo hace la energía eléctrica. Pero el hombre inteligente sabe que hasta la energía eléctrica es generada en la central eléctrica por un ingeniero experto, y, así pues, la energía se distribuye por todas partes bajo la supervisión del ingeniero residente. La supervisión del Señor en relación con la creación se menciona incluso en el Bhagavad-gītā (9.10), y ahí se dice claramente que la energía material es una manifestación de las muchas energías del Supremo (parāsya śaktir vividhaiva śrūyate). Un niño sin experiencia puede que se llene de asombro al ver las acciones impersonales de la electrónica o muchas otras cosas maravillosas que realiza la energía eléctrica, pero un hombre experimentado sabe que tras la acción se halla un hombre vivo que crea esa energía. De igual manera, los llamados eruditos y filósofos del mundo puede que, mediante la especulación mental, presenten muchísimas teorías utópicas acerca de la creación impersonal del universo, pero un devoto inteligente del Señor, mediante el estudio del Bhagavad-gītā, puede saber que tras la creación se encuentra la mano del Señor Supremo, tal como en la central generadora de la energía eléctrica se encuentra el ingeniero residente. El investigador erudito encuentra la causa y el efecto de todo, pero investigadores eruditos tan eminentes como Brahmā, Śiva, Indra y muchos otros semidioses, a veces se desconciertan al ver la maravillosa energía creativa el Señor, por lo cual ni qué decir tiene en el caso de los diminutos eruditos mundanos que se ocupan de cosas insignificantes. Así como hay diferencias en las condiciones de vida de los diferentes planetas del universo, y así como un planeta es superior a otros, así mismo la inteligencia de las entidades vivientes de esos respectivos planetas también es de diferentes valores y categorías. Como se afirma en el Bhagavad-gītā, uno puede semejar la larga duración de la vida de los habitantes del planeta de Brahmā, que les es inconcebible a los habitantes de este planeta Tierra, al valor y la categoría de la inteligencia de Brahmājī, también inconcebible para cualquier eminente científico de este planeta. Y con una capacidad intelectual así de grande, hasta Brahmājī ha descrito en su gran saṁhitā (Brahma-saṁhitā 5.1) lo siguiente:

īśvaraḥ paramaḥ kṛṣṇaḥ
sac-cid-ānanda-vigrahaḥ
anādir ādir govindaḥ
sarva-kāraṇa-kāraṇam

«Hay muchas personalidades que poseen las cualidades de Bhagavān, pero Kṛṣṇa es la suprema, porque ninguna otra puede superarlo. Él es la Persona Suprema, y Su cuerpo es eterno y está colmado de conocimiento y bienaventuranza. Él es el Señor Govinda primordial, y la causa de todas las causas».

Brahmājī admite que el Señor Kṛṣṇa es la causa suprema de todas las causas. Pero personas con poca inteligencia que se encuentran en este insignificante planeta Tierra, creen que el Señor es como una de ellas. Así pues, cuando el Señor dice en el Bhagavad-gītā que Él (el Señor Kṛṣṇa) lo es todo, los filósofos especulativos y pendencieros mundanos lo desdeñan, y el Señor dice con pesar:

avajānanti māṁ mūḍhā
mānuṣīṁ tanum āśritam
paraṁ bhāvam ajānanto
mama bhūta-maheśvaram

«Los tontos Me desdeñan cuando desciendo con forma humana. Ellos no conocen Mi naturaleza trascendental ni Mi dominio sobre todo lo que existe» (Bg. 9.11). Brahmā y Śiva (y ni qué hablar de otros semidioses) son bhūtas, o poderosos semidioses creados que administran los asuntos universales, muy semejantes a los ministros nombrados por un rey. Los ministros puede que sean īśvaras, o controladores, pero el Señor Supremo es maheśvara, o el creador de los controladores. Personas con escaso conocimiento no saben esto, a raíz de lo cual tienen la audacia de desdeñarlo porque, de vez en cuando y por Su misericordia sin causa, se presenta ante nosotros como un ser humano. El Señor no es como un ser humano. Él es sac-cid-ānanda-vigraha, o la Absoluta Personalidad de Dios, y no hay diferencia alguna entre Su cuerpo y Su alma. Él es tanto el poder como el poderoso.

Mahārāja Parīkṣit no le pidió a su maestro espiritual, Śukadeva Gosvāmī, que narrara los pasatiempos que el Señor Kṛṣṇa tuvo en Vṛndāvana; él quiso primero oír hablar de la creación del Señor. Śukadeva Gosvāmī no dijo que el rey debía oír hablar de los pasatiempos trascendentales directos del Señor. Había muy poco tiempo, y, desde luego, Śukadeva Gosvāmī pudo haber ido directamente al Décimo Canto para acortar todo, tal como por lo general hacen los recitadores de profesión. Pero ni el rey ni el gran orador del Śrīmad-Bhāgavatam dieron saltos como los organizadores del Bhāgavata-saptāha; ambos prosiguieron sistemáticamente, de manera que tanto los futuros lectores como los futuros oyentes pudieran con ese ejemplo aprender el procedimiento a seguir para recitar el Śrīmad-Bhāgavatam. Aquellos que se encuentran bajo el control de la energía externa del Señor, o, en otras palabras, aquellos que están en el mundo material, primero que todo deben saber cómo la energía externa del Señor actúa bajo la dirección de la Personalidad Suprema, y después de eso uno puede tratar de comprender las actividades de Su energía interna. La gente mundana es en su mayoría adoradora de Durgā-devī, la energía externa de Kṛṣṇa, pero no sabe que Durgā-devī no es más que la energía que actúa como sombra del Señor. Detrás de su asombroso despliegue de obras materiales, se encuentra la dirección del Señor, tal como se confirma en el Bhagavad-gītā (9.10). La Brahma-saṁhitā afirma que Durgā-śakti actúa por indicación de Govinda; y sin la sanción de Él, la poderosa Durgā-śakti ni siquiera puede mover una brizna de paja. Por lo tanto, el devoto neófito, en vez de saltar de inmediato al plano de los pasatiempos trascendentales que presenta la energía interna del Señor, debe saber cuán grande es el Señor Supremo, y para ello debe indagar acerca del proceso que sigue Su energía creativa. También en el Caitanya-caritāmṛta se dan descripciones de la energía creativa y de la mano del Señor en ella, y el autor del Caitanya-caritāmṛta les ha advertido a los devotos neófitos que se pongan muy en guardia, para no caer en la trampa de desdeñar el conocimiento acerca de Kṛṣṇa en relación con cuán grande es Él. Solo cuando uno conoce la grandeza del Señor Kṛṣṇa puede poner en Él firmemente una fe resuelta; de lo contrario, al igual que el hombre común, hasta los grandes líderes de los hombres tomarán al Señor Kṛṣṇa erróneamente por uno de los muchos semidioses, o como una personalidad histórica, o como solo un mito. Los trascendentales pasatiempos que el Señor tiene en Vṛndāvana, o incluso en Dvārakā, pueden disfrutarlos las personas que ya se han capacitado en las técnicas espirituales superiores, y el hombre común puede llegar a ese plano por medio del proceso gradual del servicio y las preguntas, tal como lo veremos en el comportamiento de Mahārāja Parīkṣit.

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