Text 21
sṛtī vicakrame viśvaṅ
sāśanānaśane ubhe
yad avidyā ca vidyā ca
puruṣas tūbhayāśrayaḥ
sṛtī—el destino de las entidades vivientes; vicakrame—existe comprensivamente; viśvaṅ—la omnipresente Personalidad de Dios; śāsana—actividades de enseñoramiento; anaśane—actividades del servicio devocional; ubhe—ambas; yat—que es; avidyā—nesciencia; ca—así como; vidyā—conocimiento verdadero; ca—y; puruṣaḥ—la Persona Suprema; tu—pero; ubhaya—para ambos; āśrayaḥ—el amo.
Así pues, mediante Sus energías y de un modo global, la omnipresente Personalidad de Dios es el amo en las actividades de control y en el servicio devocional. Él es el amo último tanto de la nesciencia como del conocimiento verdadero de todas las situaciones.
SIGNIFICADO: La palabra viśvaṅ es significativa en este verso. Aquel que camina perfectamente por todo campo de actividades recibe el nombre de puruṣa o kṣetrajña. Esos dos términos, kṣetrajña y puruṣa, se aplican por igual tanto al yo individual como al Yo Supremo, el Señor. En el Bhagavad-gītā (13.13), el asunto se explica de la siguiente manera:
kṣetra-jñaṁ cāpi māṁ viddhi
sarva-kṣetreṣu bhārata
kṣetra-kṣetrajñayor jñānaṁ
yat taj jñānaṁ mataṁ mama
Kṣetra significa el lugar, y aquel que conoce el lugar recibe el nombre de kṣetrajña. El yo individual conoce acerca de su limitado campo de actividades, pero el Yo Supremo, el Señor, conoce el ilimitado campo de actividades. El alma individual conoce sus propias actividades de pensar, sentir y desear, pero la Superalma, o el Paramātmā, el controlador supremo, encontrándose presente en todas partes, conoce las actividades del pensar, sentir y desear de todo el mundo y, por ello, la entidad viviente individual es el amo diminuto de sus asuntos personales, mientras que la Suprema Personalidad de Dios es el amo de los asuntos pasados, presentes y futuros de todo el mundo (vedāhaṁ samatītāni, etc.). Solo la persona ignorante no conoce esta diferencia que hay entre el Señor y las entidades vivientes. Las entidades vivientes, siendo diferentes de la materia inconsciente, puede que sean cualitativamente iguales al Señor en términos de conciencia, pero la entidad viviente nunca puede ser igual al Señor en cuanto al pleno conocimiento del pasado, presente y futuro.
Y debido a que la entidad viviente está parcialmente dotada de conocimiento, algunas veces se vuelve por ello olvidadiza de su propia identidad. Ese olvido se manifiesta específicamente en el campo de ekapāda-vibhutī del Señor, o en el mundo material, pero en el campo de acciones denominado tripāda-vibhūti, o en el mundo espiritual, las entidades vivientes no sufren de olvido, pues están libres de toda clase de contaminaciones que provienen del estado olvidadizo de la existencia. El cuerpo material es el símbolo de la forma sutil y tosca del olvido; por lo tanto, toda la atmósfera del mundo material se denomina avidyā, o nesciencia, mientras que toda la atmósfera del mundo espiritual se denomina vidyā, es decir, está colmado de conocimiento. Existen diferentes etapas de avidyā, y ellas se denominan dharma, artha y mokṣa. La idea de mokṣa, o liberación, que sostiene el monista en cuanto a la igualdad que existe entre la entidad viviente y el Señor al estos fusionarse y volverse uno finalmente, es también la última etapa del materialismo u olvido. El conocimiento de la identidad cualitativa que existe entre el yo y el Super-yo, es conocimiento parcial y también ignorancia, debido a que no se tiene conocimiento de la diferencia cuantitativa, como se explicó anteriormente. El yo individual nunca puede ser igual al Señor en cuanto al conocimiento; de no ser así, no podría ser colocado en el estado de olvido. Así pues, debido a que hay una etapa de olvido en los seres individuales, o las entidades vivientes, existe siempre la mar de diferencias entre el Señor y la entidad viviente, así como entre la parte y el todo. La parte nunca es igual al todo. Así que el concepto de un cien por ciento de igualdad entre el ser viviente y el Señor, es también nesciencia.
En el campo de la nesciencia, las actividades se encuentran dirigidas hacia la acción de enseñorearse de la creación. En el mundo material, todos están dedicados, pues, a adquirir opulencia material para enseñorearse del mundo material. Por lo tanto, siempre hay conflictos y frustración, que son los síntomas de la nesciencia. Pero en el campo del conocimiento, hay servicio devocional que se le presta al Señor (bhakti). De modo que, en la etapa liberada de las actividades devocionales, no hay posibilidad de que la influencia de la nesciencia u olvido (avidyā) lo contamine a uno. El Señor es, entonces, el propietario tanto del campo de la nesciencia como del campo del conocimiento, y queda a elección de la entidad viviente el existir en cualquiera de las regiones mencionadas.