Text 46
te vai vidanty atitaranti ca deva-māyāṁ
strī-śūdra-hūṇa-śabarā api pāpa-jīvāḥ
yady adbhuta-krama-parāyaṇa-śīla-śikṣās
tiryag-janā api kim u śruta-dhāraṇā ye
te—esas personas; vai—indudablemente; vidanti—saben; atitaranti—superan; ca—también; deva-māyām—la energía cubriente del Señor; strī—tal como las mujeres; śūdra—la clase laboral; hūṇa—los montañeses; śabarāḥ—los siberianos, o aquellos que son más bajo que los śūdras; api—si bien; pāpa jīvāḥ—seres vivientes pecadores; yadi—siempre y cuando; adbhuta-krama—aquel cuyos actos siempre son muy maravillosos; parāyaṇa—aquellos que son devotos; śīla—comportamiento; śikṣāḥ—entrenados por; tiryak janāh—incluso aquellos que no son seres humanos; api—también; kim—ni qué; u—hablar de; śruta-dhāraṇāḥ—aquellos que se han entregado a la idea del Señor por oír hablar acerca de Él; ye—aquellos.
Las almas rendidas que provienen incluso de grupos que llevan vidas pecaminosas, como las mujeres, la clase laboral, los montañeses y los siberianos, o incluso los pájaros y las bestias, pueden también conocer acerca de la ciencia de Dios y librarse de las garras de la energía ilusoria, rindiéndose a los devotos puros del Señor, y siguiendo sus pasos en el servicio devocional.
SIGNIFICADO: Algunas veces se hacen preguntas acerca de cómo puede uno rendirse al Señor Supremo. En el Bhagavad-gītā (18.66), el Señor le pidió a Arjuna que se rindiera a Él, y, por lo tanto, las personas que no están dispuestas a hacerlo, preguntan dónde está Dios y a quién han de rendirse. La respuesta a esas preguntas o interrogaciones se da aquí en forma muy adecuada. La Personalidad de Dios puede que no se encuentre presente ante los ojos de uno, pero si se es sincero en el deseo de recibir esa guía, el Señor enviará a una persona fidedigna que pueda guiarlo a uno, en forma adecuada, de vuelta al hogar, de vuelta a Dios. No hay necesidad de cualidades materiales para progresar en el sendero de la iluminación espiritual. En el mundo material, cuando uno recibe algún tipo particular de servicio, se le exige que posea también algún tipo particular de cualidad. Sin esta uno no tiene el derecho a recibir ese servicio. Pero en el servicio devocional del Señor, la única cualidad que se requiere es la entrega. El rendirse se encuentra en las propias manos de uno. Si uno quiere, puede rendirse de inmediato, sin demora, y ello comienza su vida espiritual. El representante fidedigno de Dios se encuentra en el mismo nivel que el propio Dios. O, en otras palabras, el amoroso representante del Señor es más bondadoso y más fácil de abordar. Un alma pecadora no puede abordar directamente al Señor, pero ese hombre pecador puede abordar muy fácilmente a un devoto puro del Señor. Y si uno accede a ponerse bajo la guía de ese devoto del Señor, también podrá entender la ciencia de Dios y volverse como el trascendental devoto puro del Señor, y, así pues, obtener su liberación, yendo de vuelta a Dios, de vuelta al hogar, para experimentar así la felicidad eterna.
Así que la plena comprensión de la ciencia de Dios, y la liberación de la innecesaria e inútil lucha por la existencia, no son en absoluto difíciles para el candidato que esté dispuesto y deseoso de ello. Pero esto les resulta muy difícil a las personas que no son almas rendidas, sino que tan solo son especuladores improductivos.