Text 25
atra pramāṇaṁ hi bhavān
parameṣṭhī yathātma-bhūḥ
apare cānutiṣṭhanti
pūrveṣāṁ pūrva-jaiḥ kṛtam
atra—en este asunto; pramāṇam—hechos comprobatorios; hi—ciertamente; bhavān—tú; parameṣṭhī—Brahmā, el creador del universo; yathā—como; ātma-bhūḥ—nacido directamente del Señor; apare—otras personas; ca—solo; anutiṣṭhanti—tan solo para seguir; pūrveṣām—como cuestión de costumbre; pūrva jaiḥ—conocimiento propuesto por un filósofo anterior; kṛtam—habiendo sido hecho.
¡Oh, gran sabio!, tú eres igual a Brahmā, el ser viviente original. Las demás personas tan solo siguen la costumbre, como la siguieron los especuladores filosóficos anteriores.
SIGNIFICADO: Pudiera argüirse que Śukadeva Gosvāmī no es la única autoridad del conocimiento perfecto de la trascendencia, debido a que hay muchos otros sabios y seguidores de estos. Había muchos otros grandes sabios contemporáneos de Vyāsadeva, o incluso anteriores a él, tales como Gautama, Kaṇāda, Jaimini, Kapila y Aṣṭāvakra, y todos ellos han presentado su propio sendero filosófico. Patañjali es también uno de ellos, y todos estos seis grandes ṛṣis tienen su propia manera de pensar, tal como los modernos filósofos y especuladores mentales. La diferencia que hay entre los seis senderos filosóficos presentados por estos celebres sabios, y el de Śukadeva Gosvāmī tal como se presenta en el Śrīmad-Bhāgavatam, estriba en que todos los seis sabios antedichos exponen los hechos de acuerdo con sus propios pareceres, pero Śukadeva Gosvāmī presenta el conocimiento que desciende directamente de Brahmājī, quien es conocido como ātma-bhūḥ, o aquel que nació de la Todopoderosa Personalidad de Dios y que fue educado por Él.
El conocimiento védico trascendental desciende directamente de la Personalidad de Dios. En virtud de Su misericordia, Brahmā, el primer ser viviente del universo, se iluminó, y gracias a Brahmājī, Nārada se iluminó, y gracias a Nārada, Vyāsa se iluminó. Śukadeva Gosvāmī recibió ese conocimiento trascendental directamente de su padre, Vyāsadeva. Así pues, el conocimiento, habiendo sido recibido de la cadena de sucesión discipular, es perfecto. Uno no puede ser un maestro espiritual perfecto a menos que —y solo hasta que— haya recibido conocimiento a través de la sucesión discipular. Ese es el secreto de recibir conocimiento trascendental. Los seis grandes sabios que se mencionaron anteriormente puede que sean grandes pensadores, pero su conocimiento, creado mediante la especulación mental, no es perfecto. Por perfecta que sea la forma en que un filósofo empírico presente una tesis filosófica, dicho conocimiento no es nunca perfecto, debido a que lo ha producido una mente imperfecta. Esos grandes sabios también tienen sus sucesiones discipulares, pero ni los unos ni los otros están autorizados, debido a que ese conocimiento no proviene directamente de la independiente Suprema Personalidad de Dios, Nārāyaṇa. Nadie puede ser independiente a excepción de Nārāyaṇa; por lo tanto, nadie puede poseer conocimiento perfecto, pues el conocimiento de todos depende de la mente vacilante. La mente es algo material, y, por ello, el conocimiento que presentan los especuladores materiales nunca es trascendental, y nunca puede volverse perfecto. Los filósofos mundanos, siendo imperfectos en sí, están en desacuerdo con otros filósofos, debido a que un filósofo mundano no es filósofo en absoluto a menos que presente su propia teoría. Las personas inteligentes, como Mahārāja Parīkṣit, no reconocen a esos especuladores mentales, por grandes que sean, sino que oyen a autoridades tales como Śukadeva Gosvāmī, quien, en virtud del sistema paramparā, no es diferente de la Suprema Personalidad de Dios, tal como se recalca especialmente en el Bhagavad-gītā.