Text 33
aham evāsam evāgre
nānyad yat sad-asat param
paścād ahaṁ yad etac ca
yo ’vaśiṣyeta so ’smy aham
aham—Yo, la Personalidad de Dios; eva—ciertamente; āsam—existía; eva—solo; agre—antes de la creación; na—nunca; anyat—ninguna otra cosa; yat—todos esos; sat—el efecto; asat—la causa; param—lo supremo; paścāt—al final; aham—Yo, la Personalidad de Dios; yat—todos estos; etat—creación; ca—también; yaḥ—todo; avaśiṣyeta—permanece; saḥ—eso; asmi—Yo soy; aham—Yo, la Personalidad de Dios.
Brahmā, soy Yo, la Personalidad de Dios, quien existía antes de la creación, cuando no había nada además de Mí. Tampoco existía la naturaleza material, la causa de esta creación. También soy Yo, la Personalidad de Dios, eso que ves ahora, y también seré Yo, la Personalidad de Dios, lo que permanezca después de la aniquilación.
SIGNIFICADO: Hemos de notar muy cuidadosamente que la Personalidad de Dios se está dirigiendo al Señor Brahmā, y está apuntando a Sí Mismo con gran énfasis, señalando que es Él, la Personalidad de Dios, quien existía antes de la creación, que es solo Él quien mantiene la creación, y que es solo Él quien permanece después de la aniquilación de la creación. Brahmā es también una creación del Señor Supremo. El impersonalista expone la teoría de ser uno, en el sentido de que Brahmā, siendo también el mismo principio del «yo» por ser una emanación del Yo, la Verdad Absoluta, es idéntico al Señor, el fundamento del yo, y de que por ello no hay nada más que el principio del yo, como se explicó en este verso. Si se acepta el argumento del impersonalista, debe admitirse que el Señor es el yo creador, y que Brahmā es el yo creado, luego existe una diferencia entre los dos «yo», es decir, el yo predominante y el yo predominado. Por consiguiente, aceptando incluso el argumento del impersonalista, existen aun así dos yo. Pero debemos notar cuidadosamente que estos dos yo son aceptados en la literatura védica (Kaṭhopaniṣad) en el sentido cualitativo. El Kaṭhopaniṣad dice:
nityo nityānāṁ cetanaś cetanānām
eko bahūnāṁ yo vidadhāti kāmān
En los Vedas se acepta que el «yo» creador y el «yo» creado son uno cualitativamente, debido a que ambos son nitya y cetanas. Pero el «yo» singular es el «yo» creador, y los «yo» creados son de número plural, debido a que existen muchos «yo» como Brahmā y aquellos generados por Brahmā. Es la simple verdad. El padre crea o engendra un hijo, y el hijo también crea muchos otros hijos, y todos ellos puede que sean uno como seres humanos, pero al mismo tiempo el hijo y los nietos son todos diferentes del padre. El hijo no puede tomar el lugar del padre, ni tampoco pueden hacerlo los nietos. El padre, el hijo y el nieto son simultáneamente uno y también diferentes. Son uno como seres humanos, pero son diferentes en cuanto a relatividades. De manera que, las relatividades del creador y el creado, o del predominante y lo predominado, han sido diferenciadas en los Vedas al decir que el «yo» predominante es quien alimenta a los «yo» predominados, y, así pues, existe una vasta diferencia entre los dos principios del «yo».
Otro aspecto de este verso es que nadie puede negar las personalidades tanto del Señor como de Brahmā. Así pues, en fin de cuentas, tanto el predominante como lo predominado son personas. Esta conclusión refuta la conclusión del impersonalista de que, en definitiva, todo es impersonal. Este aspecto impersonal en que hace énfasis la poco inteligente escuela impersonalista, se refuta señalando que el «yo» predominante es la Verdad Absoluta, y que Él es una persona. El «yo» predominado, Brahmā, es también una persona, pero no es el Absoluto. En la psicología espiritual, para comprender el yo puede que sea conveniente suponer que uno es el mismo principio que la Verdad Absoluta, pero existe siempre la diferencia entre el predominado y el predominante, como se señaló de un modo claro aquí en este verso, crasamente mal interpretado por los impersonalistas. Brahmā está de hecho viendo cara a cara a su predominante Señor, que existe en Su trascendental forma eterna, incluso después de la aniquilación de la creación material. La forma del Señor, como la ve Brahmā, existía antes de la creación de Brahmā, y la manifestación material con todos los ingredientes y agentes de la creación material es también una expansión energética del Señor, y después de que la exhibición de la energía del Señor llega a un final, lo que permanece es la misma Personalidad de Dios. Por lo tanto, la forma del Señor existe en todas las circunstancias de creación, manutención y aniquilación. Los himnos védicos confirman este hecho en la declaración vāsudevo vā agra āsīn na brahmā na ca śaṅkara eko vai nārāyaṇa āsīn na brahmā neśāna, etcétera. Antes de la creación no había nadie a excepción de Vāsudeva. No existía Brahmā ni Śaṅkara. Solo existía Nārāyaṇa, y nadie más, ni Brahmā ni Īśāna. Śrīpada Śaṅkarācārya también confirma en sus comentarios del Bhagavad-gītā que Nārāyaṇa, o la Personalidad de Dios, es trascendental a toda creación, pero que toda la creación es el producto de avyakta. Por lo tanto, siempre hay diferencia entre lo creado y el creador, si bien tanto el creador como lo creado son de la misma calidad.
El otro aspecto de la afirmación consiste en que la verdad suprema es Bhagavān, o la Personalidad de Dios. La Personalidad de Dios y Su reino ya han sido explicados. El Reino de Dios no es un vacío, como lo conciben los impersonalistas. Los planetas Vaikuṇṭha están llenos de variedades trascendentales, entre ellas, que los residentes de esos planetas poseen cuatro manos y gran opulencia de riqueza y prosperidad, e incluso hay aviones y otras comodidades que requieren las personalidades de alto grado. Por lo tanto, la Personalidad de Dios existe antes de la creación, y Él existe en los Vaikuṇṭhalokas con toda variedad trascendental. Los Vaikuṇṭhalokas, que en el Bhagavad-gītā se acepta también que son de naturaleza sanātana, no son aniquilados ni siquiera después de la aniquilación del cosmos manifestado. Esos planetas trascendentales poseen una naturaleza diferente por completo, y esa naturaleza no está sujeta a las reglas y regulaciones de la creación, manutención o aniquilación materiales. La existencia de la Personalidad de Dios implica la existencia de los Vaikuṇṭhalokas, así como la existencia de un rey implica la existencia de un reino.
En varios lugares del Śrīmad-Bhāgavatam y en otras Escrituras reveladas se menciona la existencia de la Personalidad de Dios. Por ejemplo, en el Śrīmad-Bhāgavatam (2.8.10), Mahārāja Parīkṣit pregunta:
sa cāpi yatra puruṣo
viśva-sthity-udbhavāpyayaḥ
muktvātma-māyāṁ māyeśaḥ
śete sarva-guhāśayaḥ
«¿De qué manera yace en el corazón de todos la Personalidad de Dios, la causa de la creación, manutención y aniquilación, quien siempre se encuentra libre de la influencia de la energía ilusoria y quien controla la misma?». Similar a esta es también la pregunta de Vidura:
tattvānāṁ bhagavaṁs teṣāṁ
katidhā pratisaṅkramaḥ
tatremaṁ ka upāsīran
ka u svid anuśerate
(Bhāg. 3.7.37)
Śrīdhara Svāmī explica esto en sus notas: «Durante la aniquilación de la creación..., quien sirve al Señor que yace en el Śeṣa, etcétera». Esto significa que el Señor trascendental existe eternamente con todo Su nombre, fama, calidad y enseres. La misma confirmación se encuentra también en el Kāśī-khaṇḍa del Skanda Purāṇa, en relación con el dhruva-carita. Se dice allí:
na cyavante ’pi yad-bhaktā
mahatyāṁ pralayāpadi
ato ’cyuto ’khile loke
sa ekaḥ sarvago ’vyayaḥ
Ni siquiera los devotos de la Personalidad de Dios son aniquilados durante el período de la aniquilación total del mundo material, ¡ni qué hablar del propio Señor! El Señor existe por siempre en todas las tres etapas del cambio material.
El impersonalista aduce que en el Supremo no hay actividad, pero en esta discusión entre Brahmā y la Suprema Personalidad de Dios se dice que el Señor también tiene actividades, así como tiene Su forma y Su calidad. Las actividades de Brahmā y otros semidioses durante la manutención de la creación, han de considerarse actividades del Señor. El rey, o el primer mandatario de un Estado, puede que no sea visto en las oficinas gubernamentales, pues puede que se encuentre disfrutando de comodidades de rey. Sin embargo, debe entenderse que todo se ejecuta bajo su dirección, y que todo se encuentra bajo su mando. La Personalidad de Dios nunca carece de forma. Puede que en el mundo material Él no se les haga visible en Su forma personal a la clase de hombres poco inteligentes, y, por lo tanto, en ocasiones puede que se lo describa como carente de forma. Pero, en realidad, Él siempre se encuentra tanto en Sus planetas Vaikuṇṭha en Su forma eterna, como también en otros planetas de los universos en diferentes encarnaciones. El ejemplo del Sol es muy apropiado en relación con esto. En la noche, puede que el Sol no esté visible a los ojos de los hombres que se encuentran en la oscuridad, sin embargo, el Sol está visible dondequiera que haya salido. El hecho de que el Sol no esté visible a los ojos de los habitantes de una determinada región de la Tierra, no significa que el Sol carece de forma.
En el Bṛhad-āraṇyaka Upaniṣad (1.4.1) se encuentra el himno āmaivedam agra āsīt puruṣa-vidhaḥ. Este mantra señala a la Suprema Personalidad de Dios (Kṛṣṇa) incluso antes de la aparición de la encarnación puruṣa. En el Bhagavad-gītā (15.19) se dice que el Señor Kṛṣṇa es Puruṣottama, debido a que Él es el puruṣa supremo, trascendental incluso al puruṣa-akṣara y al puruṣa-kṣara. El akṣara-puruṣa, o Mahā-Viṣṇu, lanza Su mirada sobre prakṛti, o la naturaleza material, pero el Puruṣottama existía incluso antes de eso. El Bṛhad-āraṇyaka Upaniṣad confirma, por lo tanto, la declaración del Bhagavad-gītā de que el Señor Kṛṣṇa es la Persona Suprema (Puruṣottama).
En algunos de los Vedas también se dice que en el comienzo solo existía el Brahman impersonal. Sin embargo, de acuerdo con este verso, el Brahman impersonal, que es la refulgencia deslumbrante del cuerpo del Señor Supremo, puede recibir el nombre de la causa inmediata, pero la causa de todas las causas, o la causa remota, es la Suprema Personalidad de Dios. El aspecto impersonal del Señor existe en el mundo material, debido a que mediante los sentidos materiales o los ojos materiales, el Señor no puede ser visto ni percibido. Uno tiene que espiritualizar los sentidos antes de poder aspirar a ver o percibir al Señor Supremo. Mas Él siempre se encuentra ocupado en Su aspecto personal, y se encuentra visible eternamente ante los habitantes de Vaikuṇṭhaloka, cara a cara. En consecuencia, Él es impersonal en sentido material, tal como el primer mandatario del Estado puede que sea impersonal en las oficinas gubernamentales, si bien no es impersonal en la casa de gobierno. En forma similar, el Señor no es impersonal en Su morada, la cual es siempre nirasta-kuhakam, como se declara en el mismo comienzo del Bhāgavatam. Luego ambos aspectos del Señor, el impersonal y el personal, son aceptables, tal como se menciona en las Escrituras reveladas. Esta Personalidad de Dios se explica en forma muy enfática en el Bhagavad-gītā (14.27), en relación con el verso brahmaṇo hi pratiṣṭhāham. Por lo tanto, de cualquier manera, la parte confidencial del conocimiento espiritual consiste en comprender a la Personalidad de Dios, y no Su aspecto Brahman impersonal. Uno no debe, pues, tener como objetivo último de comprensión el aspecto impersonal de la Verdad Absoluta, sino Su aspecto personal. El ejemplo del cielo dentro de la vasija puede que sea una ayuda para el estudiante, en su comprensión de la cualidad omnipresente de la conciencia cósmica de la Verdad Absoluta. Pero eso no significa que la parte integral e individual del Señor se vuelve el Supremo mediante una falsa proclamación. Esto solo significa que el alma condicionada es una víctima de la última trampa de la energía ilusoria. Proclamar ser uno con la conciencia cósmica del Señor es la última trampa que pone la energía ilusoria, o daivī māyā. Incluso en la existencia impersonal del Señor, tal como se encuentra en la creación material, uno debe aspirar a lograr la comprensión personal del Señor, y ese es el significado de paścād ahaṁ yad etac yo ’vaśiṣyeta so ’smy aham.
Brahmājī también aceptó la misma verdad cuando instruía a Nārada. Él dijo:
so ’yaṁ te ’bhihitas tāta
bhagavān viśva-bhāvanaḥ
(Bhāg. 2.7.50)
No hay otra causa de todas las causas además de la Suprema Personalidad de Dios, Hari. Por lo tanto, este verso aham eva nunca indica alguna otra cosa que no sea el Señor Supremo, y uno debe, entonces, seguir el sendero de la Brahma-sampradāya, o el sendero que va de Brahmājī a Nārada, a Vyāsadeva, etc., y adoptar como objetivo en la vida la comprensión de la Suprema Personalidad de Dios, Hari, o el Señor Kṛṣṇa. Esta muy confidencial instrucción que se les da a los devotos puros del Señor, se le dio también a Arjuna, y también a Brahmā al comienzo de la creación. Los semidioses tales como Brahmā, Viṣṇu, Maheśvara, Indra, Candra y Varuṇa son indudablemente diferentes formas del Señor, para la ejecución de diferentes funciones; los diferentes ingredientes elementales de la creación material, así como las múltiples energías, puede que también sean de la misma Personalidad de Dios, pero la raíz de todos ellos es la Suprema Personalidad de Dios, Śrī Kṛṣṇa. Uno debe estar apegado a la raíz de todo, y no dejarse confundir por las ramas y las hojas. Esa es la instrucción que se da en este verso.