Text 13
ṛṣir uvāca
juṣṭaṁ batādyākhila-sattva-rāśeḥ
sāṁsiddhyam akṣṇos tava darśanān naḥ
yad-darśanaṁ janmabhir īḍya sadbhir
āśāsate yogino rūḍha-yogāḥ
ṛṣiḥ uvāca—el gran sabio dijo; juṣṭam—se consigue; bata—¡ah!; adya—ahora; akhila—todo; sattva—de bondad; rāśeḥ—que eres el receptáculo; sāṁsiddhyam—el éxito completo; akṣṇoḥ—de los ojos; tava—de Ti; darśanāt—de la vista; naḥ—por nosotros; yat—de quien; darśanam—vista; janmabhiḥ—pasando por nacimientos; īḍya—¡oh, Señor adorable!; sadbhiḥ—de posición gradualmente elevada; āśāsate—aspiran; yoginaḥ—yogīs; rūḍha-yogāḥ—habiendo conseguido la perfección en el yoga.
El gran sabio Kardama dijo: ¡Oh, Señor supremamente adorable!, la capacidad de mi vista está ahora colmada, habiendo tenido la perfección suprema de poder verte a Ti, que eres el receptáculo de todas las existencias. Inmersos en profunda meditación por muchas vidas sucesivas, los yogīs avanzados aspiran a ver Tu forma trascendental.
SIGNIFICADO: Aquí se describe a la Suprema Personalidad de Dios como el receptáculo de toda bondad y de todo placer. Excepto para aquel que está bajo la influencia de la modalidad de la bondad, no hay verdadero placer. Por esa razón, cuando ponemos nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestras palabras al servicio del Señor, estamos en la más elevada etapa de perfección de la bondad. Kardama Muni dice: «Tu Señoría es el receptáculo de todo lo que cabe bajo la denominación de bondad, y, al poder tener una experiencia directa de Ti, ante nuestros ojos, ahora hemos obtenido la perfección de la vista». Estas afirmaciones son la situación devocional pura; para el devoto, la perfección de los sentidos es ocuparlos en el servicio del Señor. El sentido de la vista alcanza la perfección cuando miramos la belleza del Señor; la facultad de oír, cuando escuchamos las glorias del Señor; la facultad del gusto, cuando disfrutamos comiendo prasāda. La perfección que alcanzamos cuando ocupamos todos los sentidos en relación con la Personalidad de Dios recibe, técnicamente, el nombre de bhakti-yoga, que supone desapegar los sentidos del desenfreno material y apegarlos al servicio del Señor. Cuando nos liberamos de todas las designaciones de la vida condicionada y nos ocupamos plenamente en el servicio del Señor, nuestro servicio se llama bhakti-yoga. Kardama Muni admite que ver personalmente al Señor en bhakti-yoga es la perfección de la vista. Kardama Muni no exagera la excelsa perfección de ver al Señor. Él da como prueba que aquellos que están verdaderamente elevados en el yoga aspiran, vida tras vida, a ver esa forma de la Personalidad de Dios. Él no era un yogī fingido. Aquellos que verdaderamente recorren el sendero avanzado solo aspiran a ver la forma eterna del Señor.