Text 32
tāmasāc ca vikurvāṇād
bhagavad-vīrya-coditāt
śabda-mātram abhūt tasmān
nabhaḥ śrotraṁ tu śabdagam
tāmasāt—del egoísmo influido por la ignorancia; ca—y; vikurvāṇāt—transformándose; bhagavat-vīrya—por la energía de la Suprema Personalidad de Dios; coditāt—impulsado; śabda-mātram—el elemento sutil denominado sonido; abhūt—se manifestó; tasmāt—de él; nabhaḥ—éter; śrotram—el sentido del oído; tu—entonces; śabda-gam—que capta el sonido.
Cuando la energía sexual de la Suprema Personalidad de Dios agita al egoísmo influido por la ignorancia, se manifiesta el elemento sutil denominado sonido, y de él vienen el cielo etéreo y el sentido del oído.
SIGNIFICADO: De este verso se deduce que todos los objetos con que complacemos nuestros sentidos son producto del egoísmo bajo la influencia de la ignorancia. En este verso se entiende que el primer producto de la agitación del elemento egoísmo bajo la influencia de la ignorancia fue el sonido, que es la forma sutil del éter. En el Vedānta-sūtra también se afirma que el sonido es el origen de todos los objetos susceptibles de posesión material, y que también puede disolver la existencia material. Anāvṛttiḥ śabdāt significa «liberación por medio del sonido». La manifestación material entera tuvo su origen en el sonido, el cual, si tiene una determinada potencia, también puede terminar con el enredo material. El sonido concreto capaz de hacer esto es la vibración trascendental Hare Kṛṣṇa. Nuestro enredo en asuntos materiales ha tenido su origen en el sonido material. Ahora debemos purificar ese sonido mediante el entendimiento espiritual. En el mundo espiritual también hay sonido. Nuestra vida espiritual comienza cuando nos acercamos a ese sonido; entonces podemos recibir también todas las demás cosas necesarias para el avance espiritual. Tenemos que entender muy claro que el sonido es el principio de la creación de todos los objetos materiales con que complacemos nuestros sentidos. Análogamente, a partir del sonido purificado, se producen también todas las cosas espirituales que necesitamos.
Aquí se dice que del sonido se manifestó el éter, y que del éter se manifestó el aire. Más adelante se explicará que del sonido vino el espacio etéreo, del espacio vino el aire, y del aire vino el fuego. El sonido es la causa del cielo, y el cielo es la causa de śrotram, el oído. Para recibir conocimiento, el oído es el primer sentido. Cuando queremos recibir cualquier conocimiento, sea material o espiritual, debemos prestarle recepción auditiva. Por consiguiente, śrotram es muy importante. El conocimiento védico recibe el nombre de śruti; el conocimiento debe recibirse por medio de la escucha, que es la única manera que tenemos para acceder al disfrute, ya sea material o espiritual.
En el mundo material, simplemente con oír, fabricamos muchas cosas para nuestra comodidad material. Son cosas que ya están, pero podemos transformarlas con tan solo escuchar. Si queremos construir un rascacielos muy alto, eso no significa que lo tengamos que crear. Los materiales para el rascacielos —madera, metal, tierra, etc.— están ya ahí, pero cuando escuchamos el modo de utilizarlos, hacemos que nuestra relación con esos elementos materiales ya creados sea más profunda. El actual progreso económico, también es producto de la escucha; del mismo modo, escuchando de la fuente correcta, puede crearse también un ámbito favorable de actividades espirituales. Arjuna era un materialista burdo inmerso en el concepto corporal de la vida; su sufrimiento, debido a ese concepto corporal, era muy intenso. Pero, por el simple hecho de escuchar, Arjuna pasó a ser una persona espiritualizada y consciente de Kṛṣṇa. Escuchar es muy importante, y esa escucha se produce a partir del espacio. La única manera de utilizar correctamente lo que ya existe es escuchando. Ese principio de escuchar para utilizar correctamente materiales preexistentes se puede aplicar también a los objetos espirituales. Debemos escuchar de la fuente espiritual adecuada.