Text 44
tasmād imāṁ svāṁ prakṛtiṁ
daivīṁ sad-asad-ātmikām
durvibhāvyāṁ parābhāvya
svarūpeṇāvatiṣṭhate
tasmāt—de este modo; imām—esta; svām—propia; prakṛtim—energía material; daivīm—divina; sat-asat-ātmikām—que consiste en causa y efecto; durvibhāvyām—difícil de entender; parābhāvya—tras conquistar; sva-rūpeṇa—en la autorrealización; avatiṣṭhate—permanece.
De esta manera, el yogī puede alcanzar la autorrealización después de conquistar el insuperable hechizo de māyā, que se presenta a la vez como la causa y el efecto de la manifestación material y que, por ello, es muy difícil de entender.
SIGNIFICADO: En el Bhagavad-gītā se afirma que el hechizo de māyā, que cubre el conocimiento de la entidad viviente, es insuperable. Sin embargo, el que se entrega a Kṛṣṇa, la Suprema Personalidad de Dios, puede conquistar ese hechizo de māyā, en apariencia insuperable. Aquí también se afirma que la daivī prakṛti, es decir, la energía externa del Señor Supremo, es durvibhāvyā, muy difícil de entender y de conquistar. Pero, sin embargo, hay que conquistar ese insuperable hechizo de māyā; esto puede hacerse, por la gracia del Señor, cuando Dios Se revela al alma entregada. Aquí también se afirma svarūpeṇāvatiṣṭhate. Svarūpa significa que tenemos que saber que no somos el Alma Suprema, sino partes integrales del Alma Suprema; eso es autorrealización. La creencia falsa de que somos el Alma Suprema y que somos omnipresentes no es svarūpa. Eso no es entender nuestra verdadera posición. La realidad es que somos partes integrales. Aquí se nos recomienda permanecer en esa posición de verdadera autorrealización. Este conocimiento se define en el Bhagavad-gītā como comprensión del Brahman.
Después de comprender el Brahman, podemos ocuparnos en las actividades del Brahman. Mientras no estemos autorrealizados, nos ocuparemos en actividades basadas en la errónea identificación con el cuerpo. Las actividades en el plano de la comprensión del Brahman comienzan cuando nos situamos en nuestro verdadero ser. Los filósofos māyāvādīs dicen que, después de comprender el Brahman, toda actividad desaparece, pero eso no es cierto. Si el alma es tan activa en una condición anormal, existiendo bajo la cubierta de la materia, ¿cómo podemos negar su actividad cuando está libre? Podemos citar un ejemplo: Si un hombre que está enfermo es muy activo, ¿cómo podemos imaginar que cuando se libere de la enfermedad estará inactivo? Naturalmente, la conclusión es que cuando se cure de la enfermedad, sus actividades serán puras. Puede decirse que las actividades en el plano de la comprensión del Brahman son distintas de las que se ejecutan en la vida condicionada, pero no por ello se detiene la actividad. Esto se indica en el Bhagavad-gītā (18.54): El servicio devocional comienza después de que entendemos que somos Brahman. Mad-bhaktiṁ labhate parām: Después de comprender el Brahman, podemos ocuparnos en el servicio devocional del Señor. Por consiguiente, el servicio devocional del Señor es actividad en el plano de la comprensión del Brahman.
Para los que se ocupan en servicio devocional, el hechizo de māyā no existe, y su situación es completamente perfecta. El deber de la entidad viviente, como parte integral del todo, es ofrecer servicio devocional al todo. Esa es la perfección suprema de la vida.
Así terminan los significados de Bhaktivedanta correspondientes al vigesimoctavo capítulo del Canto Tercero del Śrīmad-Bhāgavatam, titulado: «Instrucciones del Señor Kapila sobre la ejecución de servicio devocional».