Text 20
so ’haṁ vasann api vibho bahu-duḥkha-vāsaṁ
garbhān na nirjigamiṣe bahir andha-kūpe
yatropayātam upasarpati deva-māyā
mithyā matir yad-anu saṁsṛti-cakram etat
saḥ aham—yo mismo; vasan—viviendo; api—aunque; vibho—¡oh, Señor!; bahu-duḥkha—con muchas miserias; vāsam—en una condición; garbhāt—del abdomen; na—no; nirjigamiṣe—deseo partir; bahiḥ—fuera; andha-kūpe—en el oscuro pozo; yatra—donde; upayātam—el que va allí; upasarpati—ella captura; deva-māyā—la energía externa del Señor; mithyā—falsa; matiḥ—identificación; yat—la cual māyā; anu—de acuerdo con; saṁsṛti—de continuados nacimientos y muertes; cakram—ciclo; etat—este.
Por eso, Señor mío, aunque estoy viviendo en terribles condiciones, no deseo partir del abdomen de mi madre para caer de nuevo en el oscuro pozo de la vida materialista. Tu energía externa, denominada deva-māyā, captura de inmediato al niño recién nacido, y en ese mismo instante comienza la identificación falsa, que es el principio del ciclo continuo de nacimientos y muertes.
SIGNIFICADO: Las condiciones en que vive el niño durante el tiempo que pasa en el vientre de su madre son muy difíciles y horrorosas, pero obtiene el beneficio de revivir la conciencia pura de su relación con el Señor Supremo, y ora pidiendo la liberación. Pero māyā, la energía ilusoria, es tan fuerte que en cuanto nace el niño, una vez que ha salido del abdomen, le fuerza a creer que es el cuerpo. Māyā significa «ilusión», aquello que en realidad no es. En el mundo material, todos se identifican con el cuerpo. Esa conciencia egoísta falsa de que «yo soy el cuerpo» surge inmediatamente después de que el niño sale del vientre. La madre y los demás familiares le están esperando, y tan pronto como nace, ella le alimenta y todos le ofrecen sus cuidados. La entidad viviente pronto olvida su posición y se enreda en las relaciones basadas en el cuerpo. Conocimiento verdadero significa tener conciencia de que «yo no soy el cuerpo, soy un alma espiritual, una parte integral eterna del Señor Supremo». El conocimiento verdadero trae consigo la renunciación, es decir, no pensar que el cuerpo es el ser.
Por la influencia de māyā, la energía externa, inmediatamente después de nacer nos olvidamos de todo. Por esa razón, el niño ora diciendo que prefiere permanecer dentro del vientre antes que salir fuera. Se dice que Śukadeva Gosvāmī, apoyándose en esa consideración, permaneció dieciséis años en el vientre de su madre; no quería enredarse en la falsa identificación corporal. Después de cultivar este conocimiento en el vientre de su madre, cumplidos dieciséis años, salió e inmediatamente abandonó el hogar, de manera que la influencia de māyā no le pudiera capturar. En el Bhagavad-gītā se explica también que la influencia de māyā es insuperable. Pero si somos conscientes de Kṛṣṇa, podemos vencer a esa māyā insuperable, como se confirma en el Bhagavad-gītā (7.14): mām eva ye prapadyante māyām etāṁ taranti te. Aquel que se entregue a los pies de loto de Kṛṣṇa podrá liberarse de ese falso concepto de la vida. La influencia de māyā nos hace olvidar la relación eterna que nos une con Kṛṣṇa, y nos identificamos con el cuerpo y con los subproductos del cuerpo: esposa, hijos, sociedad, amistad y amor. De esa manera, caemos víctimas de la influencia de māyā, y nuestra vida materialista en el ciclo de nacimientos y muertes estrecha todavía más sus lazos.