Text 33
viduro ’py uddhavāc chrutvā
kṛṣṇasya paramātmanaḥ
krīḍayopātta-dehasya
karmāṇi ślāghitāni ca
viduraḥ—Vidura; api—también; uddhavāt—de la fuente de Uddhava; śrutvā—habiendo oído; kṛṣṇasya—de Śrī Kṛṣṇa; parama-ātmanaḥ—de la Superalma; krīḍayā—para los pasatiempos en el mundo mortal; upātta—aceptado de manera extraordinaria; dehasya—del cuerpo; karmāṇi—actividades trascendentales; ślāghitāni—sumamente gloriosas; ca—también.
Vidura también oyó a Uddhava hablar acerca del advenimiento y partida de Śrī Kṛṣṇa, la Superalma, en el mundo mortal, lo cual constituye un tema que los grandes sabios buscan con gran perseverancia.
SIGNIFICADO: El tema del advenimiento y partida de la Superalma, Śrī Kṛṣṇa, constituye un misterio incluso para los grandes sabios. La palabra paramātmanaḥ es significativa en este verso. Un ser viviente ordinario recibe por lo general el nombre de ātmā, pero Śrī Kṛṣṇa nunca es un ser viviente ordinario, debido a que Él es Paramātmā, la Superalma. Sin embargo, Su advenimiento como uno de los seres humanos, y Su partida otra vez del mundo mortal, constituyen materias de estudio para los investigadores que llevan a cabo labores de investigación con gran perseverancia. Esas materias son ciertamente de un interés creciente, debido a que los investigadores tienen que buscar la morada trascendental del Señor, en la cual Él entra después de terminar Sus pasatiempos en el mundo mortal. Pero ni siquiera los grandes sabios tienen información de que más allá del cielo material se encuentra el cielo espiritual en el que Śrī Kṛṣṇa reside eternamente con Sus acompañantes, aunque al mismo tiempo exhibe Sus pasatiempos en el mundo mortal en todos los universos, uno tras otro. Este hecho se confirma en la Brahma-saṁhitā (5.37): goloka eva nivasaty akhilātma-bhūtaḥ: «El Señor, mediante Su potencia inconcebible, reside en Su morada eterna, Goloka, pero, al mismo tiempo, Se encuentra presente como Superalma en todas partes —tanto en el cielo espiritual como en el material— mediante Sus múltiples variedades de manifestaciones». Por consiguiente, Su advenimiento y partida están ocurriendo simultáneamente, y nadie puede decir en definitiva cuál de ellas es el comienzo y cuál es el fin. Sus pasatiempos eternos no tienen principio ni fin, y hay que conocerlos únicamente a través del devoto puro, y no desperdiciar un valioso tiempo en una supuesta labor de investigación.