Text 25
so ’sāv adabhra-karuṇo bhagavān vivṛddha-
prema-smitena nayanāmburuhaṁ vijṛmbhan
utthāya viśva-vijayāya ca no viṣādaṁ
mādhvyā girāpanayatāt puruṣaḥ purāṇaḥ
saḥ—Él (el Señor); asau—ese; adabhra—ilimitado; karuṇaḥ—misericordioso; bhagavān—la Personalidad de Dios; vivṛddha—excesivo; prema—amor; smitena—con sonreír; nayana-amburuham—los ojos de loto; vijṛmbhan—con abrir; utthāya—para florecer; viśva-vijayāya—para glorificar la creación cósmica; ca—así como también; naḥ—nuestro; viṣādam—desánimo; mādhvyā—con dulces; girā—palabras; apanayatāt—que tenga la bondad de disipar; puruṣaḥ—el Supremo; purāṇaḥ—el más antiguo.
El Señor, que es Supremo y el más antiguo de todos, es ilimitadamente misericordioso. Yo deseo que Él me confiera sonrientemente Su bendición, abriendo Sus ojos de loto. Él puede alentar a toda la creación cósmica y disipar nuestro desánimo, teniendo la amabilidad de expresar Sus indicaciones.
SIGNIFICADO: El Señor es misericordioso con las almas caídas de este mundo material, de una manera siempre creciente. Toda la manifestación cósmica representa una oportunidad para que todos se mejoren a sí mismos mediante el servicio devocional al Señor, y todo el mundo tiene la función de hacer eso. El Señor Se expande en muchas personalidades que son o bien expansiones propias o bien expansiones separadas. Las personalidades constituidas por las almas individuales son Sus expansiones separadas, mientras que las expansiones propias son el mismo Señor. Las expansiones propias son predominadoras, y las expansiones separadas son predominadas para el intercambio recíproco de bienaventuranza trascendental con la forma suprema de bienaventuranza y conocimiento. Las almas liberadas pueden unirse a esta reciprocidad bienaventurada entre el predominador y el predominado, sin ideas inventadas de manera material. El ejemplo típico de un intercambio trascendental de esa índole entre el predominador y el predominado lo constituye el rāsa-līlā del Señor con las gopīs. Las gopīs son expansiones predominadas de la potencia interna, y, por consiguiente, la participación del Señor en la danza rāsa-līlā nunca ha de ser considerada como la relación mundana entre un hombre y una mujer. Por el contrario, es la etapa más elevada y perfecta de intercambio de sentimientos entre el Señor y las entidades vivientes. El Señor da a las almas caídas la oportunidad de alcanzar esa perfección de la vida, que es la más elevada de todas. Brahmā está encargado de la administración de todo el espectáculo cósmico, y, en consecuencia, ruega que el Señor le otorgue Sus bendiciones, de manera que pueda ejecutar el propósito del mismo.