Text 73
te vayaṁ noditāḥ sarve
prajā-sarge prajeśvarāḥ
anena dhvasta-tamasaḥ
sisṛkṣmo vividhāḥ prajāḥ
te—por él; vayam—a todos nosotros; noditāḥ—ordenados; sarve—todos; prajā-sarge—en el momento de crear población; prajā-īśvarāḥ—los controladores de todas las entidades vivientes; anena—con esta; dhvasta-tamasaḥ—liberados de todo tipo de ignorancia; sisṛkṣmaḥ—creamos; vividhāḥ—distintas especies de; prajāḥ—entidades vivientes.
Cuando el Señor Brahmā nos ordenó que creásemos, los prajāpatis cantamos estas oraciones en alabanza de la Suprema Personalidad de Dios, y nos liberamos por completo de la ignorancia. Así pudimos crear las diversas especies de entidades vivientes.
SIGNIFICADO: De este verso aprendemos que las diversas especies de entidades vivientes fueron creadas simultáneamente en el comienzo mismo de la creación. Esto desmiente la disparatada teoría de la evolución de Darwin. No es cierto que hace millones de años no existiesen seres humanos inteligentes. Por el contrario, vemos que la criatura más inteligente, el Señor Brahmā, fue el primer ser creado. Después, el Señor Brahmā creó a otros sabios santos, como Marīci, Bhṛgu, Ātreya, Vasiṣṭha y el Señor Śiva, quienes, a su vez, crearon distintos tipos de cuerpos conforme al karma. En el Śrīmad-Bhāgavatam, el Señor Kapiladeva dice a Su madre que la entidad viviente recibe un tipo de cuerpo en particular conforme a sus acciones, y que las autoridades superiores determinan el tipo de cuerpo que debe recibir. Esas autoridades superiores, designadas por la Suprema Personalidad de Dios, son el Señor Brahmā y todos los demás prajāpatis y manus. Así pues, desde el principio de la creación se puede ver que el primer ser creado es el más inteligente. No es cierto que la supuesta inteligencia del hombre moderno se haya ido formando por un proceso gradual de evolución. Como se afirma en el Brahma-vaivarta Purāṇa, existe un proceso evolutivo gradual, pero lo que evoluciona no es el cuerpo. Las formas corporales ya existen de antemano. Bajo la supervisión de autoridades superiores, las leyes de la naturaleza hacen que la entidad espiritual, la chispa espiritual que está dentro del cuerpo, se vaya elevando gradualmente. De este verso aprendemos que las diversas especies de entidades vivientes existen desde el mismo comienzo de la creación. No es cierto que algunas se hayan extinguido. Todas existen; nuestra falta de conocimiento nos impide ver las cosas desde la perspectiva correcta.
En este verso es muy importante la palabra dhvasta-tamasaḥ, pues no es posible controlar la creación de las diversas especies de entidades vivientes sin estar libre de la ignorancia. Como se afirma en el Śrīmad-Bhāgavatam (3.31.1) (daiva-netreṇa), los cuerpos se reciben conforme a la supervisión de poderes superiores. Pero, ¿cómo podrían esos poderes superiores controlar el proceso evolutivo de la entidad viviente, si no estuviesen ellos mismos libres de toda imperfección? Los seguidores de las enseñanzas védicas no pueden aceptar la teoría de la evolución de Darwin, pues es fruto de un conocimiento imperfecto.