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Text 31

tvad-ānanaṁ subhru sutāra-locanaṁ
vyālambi-nīlālaka-vṛnda-saṁvṛtam
unnīya me darśaya valgu-vācakaṁ
yad vrīḍayā nābhimukhaṁ śuci-smite

tvat—tu; ānanam—cara; su-bhru—de hermosas cejas; su-tāra—con hermosas pupilas; locanam—ojos; vyālambi—suelto; nīla—con reflejos azules; alaka-vṛnda—con mechones de cabello; saṁvṛtam—rodeada; unnīya—habiendo levantado; me—hacia mí; darśaya—muestra; valgu-vācakam—con palabras muy dulces para el oído; yat—cuyo rostro; vrīḍayā—por timidez; na—no; abhimukham—a los ojos; śuci-smite—¡oh, mujer de encantadoras sonrisas!

Mi querida muchacha, tu cara es tan hermosa, con esos bonitos ojos, tus bellas cejas, tu oscuro cabello suelto. Los sonidos que salen de tu boca son muy dulces. Pero eres tan tímida que no me miras a los ojos. Por eso te pido, querida muchacha, que sonrías; por favor, levanta la cabeza y mírame.

SIGNIFICADO: Estas palabras son típicas de una entidad viviente que se siente atraída por el sexo opuesto. Se trata de la confusión que produce el condicionamiento de la naturaleza material. Atraída por la belleza de la energía material, la persona siente grandes deseos de disfrutar, como se ilustra detalladamente en este ejemplo de Purañjana atraído por la hermosa mujer. La entidad viviente en la vida condicionada siente atracción por un rostro, unas cejas, unos ojos, una voz o cualquier otra cosa. Todo resulta atractivo. Cuando un hombre o una mujer sienten atracción por un representante del sexo opuesto, ya no importa si este es hermoso o no. En el rostro del amado, el amante lo ve todo hermoso, y se siente atraído. Esa atracción hace que la entidad viviente caiga en el mundo material, como se explica en el Bhagavad-gītā (7.27):

icchā-dveṣa-samutthena
dvandva-mohena bhārata
sarva-bhūtāni sammohaṁ
sarge yānti parantapa

«¡Oh, vástago de Bharata! ¡oh, conquistador del enemigo!, todas las entidades vivientes nacen bajo la influencia de la ilusión, confundidas por las dualidades que surgen del deseo y la aversión».

Ese condicionamiento de la vida se denomina avidyā. Lo contrario de avidyā es el conocimiento verdadero. El Śrī Īśopaniṣad establece la diferencia entre vidyā y avidyā, el conocimiento y la ignorancia. Con avidyā (ignorancia), quedamos condicionados; con vidyā (conocimiento), nos liberamos. Aquí Purañjana admite que se siente atraído por avidyā. Deseando una visión completa de los rasgos de avidyā, pide a la muchacha que alce la cabeza, para poder ver su cara directamente. Está deseando ver los distintos rasgos que hacen que avidyā sea atractiva.

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