Text 23
sā tvaṁ mukhaṁ sudati subhrv anurāga-bhāra-
vrīḍā-vilamba-vilasad-dhasitāvalokam
nīlālakālibhir upaskṛtam unnasaṁ naḥ
svānāṁ pradarśaya manasvini valgu-vākyam
sā—esa (tú, mi esposa); tvam—tú; mukham—tu cara; su-dati—de hermosos dientes; su-bhru—de hermosas cejas; anurāga—apego; bhāra—cargado con; vrīḍā—timidez femenina; vilamba—colgante; vilasat—brillante; hasita—sonreír; avalokam—con miradas; nīla—azulado; alaka—con cabello; alibhiḥ—de abeja; upaskṛtam—con esa hermosura; unnasam—de preciosa nariz; naḥ—a mí; svānām—que soy tuyo; pradarśaya—por favor, muéstrame; manasvini—¡oh, dama pensativa!; valgu-vākyam—con dulces palabras.
Mi querida esposa, tus dientes son perfectos y muy hermosos, y tus atractivos rasgos te dan un aire pensativo. Por favor, olvida tu enfado, ten misericordia de mí; por favor, sonríeme con amor. Cuando vea una sonrisa en tu hermoso rostro, y contemple tus cabellos, tan hermosos como el color azul, cuando contemple tu preciosa nariz y escuche tus dulces palabras, todavía me parecerás más hermosa; harás que me sienta atraído y cautivado por ti. Eres mi respetadísima señora.
SIGNIFICADO: Un esposo débil, atraído únicamente por la belleza externa de su mujer, trata de ser su siervo más obediente. Śrīpāda Śaṅkarācārya, por lo tanto, nos aconseja que no nos dejemos atraer por un montón de carne y sangre. Una vez, un hombre se sintió muy atraído por una mujer hermosa y la cortejó tanto que ella ideó un plan para enseñarle de qué estaba hecha su belleza. Le señaló una fecha, y antes de que llegara el día de la cita, tomó un purgante, de manera que pasó todo el día y toda la noche evacuando excrementos. Guardó todas sus evacuaciones en una vasija, y a la noche siguiente, cuando el hombre fue a verla, estaba fea y demacrada. El hombre se dirigió a ella, preguntándole por la mujer con quien estaba citado, y ella le contestó: «Yo soy esa mujer». El hombre se negó a creerla, sin saber que ella había perdido toda su belleza debido al violento purgante, que le hizo pasar todo el día y toda la noche evacuando excrementos. Ante la insistencia del hombre, la mujer le dijo que si ahora no le parecía bella es porque se había separado de los elementos que le daban belleza. Cuando el hombre preguntó cómo podía ser eso, ella le dijo: «Ven conmigo; te los mostraré». Entonces le enseñó la vasija llena de líquidos, excrementos y vómitos. Al ver aquello, el hombre comprendió que una mujer hermosa no es más que un montón de materia, compuesto de sangre, excremento, orina y otros elementos repugnantes. Esa es la realidad, pero bajo la influencia de la ilusión, el hombre se siente atraído por la belleza ilusoria y cae víctima de māyā.
El rey Purañjana pidió a la reina que volviera a ser tan bella como antes. Trató de revivirla, tal como la entidad viviente que trata de revivir su estado original de conciencia, el estado de conciencia de Kṛṣṇa, que es muy hermoso. Todos los aspectos de la hermosura de la reina podían compararse con los hermosos rasgos que caracterizan el estado de conciencia de Kṛṣṇa. Al recuperar ese estado original de conciencia de Kṛṣṇa, la persona alcanza verdadera estabilidad y logra el éxito en la vida.