Text 24
tasmin dadhe damam ahaṁ tava vīra-patni
yo ’nyatra bhūsura-kulāt kṛta-kilbiṣas tam
paśye na vīta-bhayam unmuditaṁ tri-lokyām
anyatra vai mura-ripor itaratra dāsāt
tasmin—a él; dadhe—daré; damam—castigo; aham—yo; tava—a ti; vīra-patni—¡oh, esposa de héroe!; yaḥ—el que; anyatra—además de; bhū-sura-kulāt—del grupo de semidioses en la tierra (los brāhmaṇas); kṛta—hecho; kilbiṣaḥ—ofensa; tam—a él; paśye—veo; na—no; vīta—sin; bhayam—temor; unmuditam—sin ansiedad; tri-lokyām—en los tres mundos; anyatra—en otro lugar; vai—ciertamente; mura-ripoḥ—del enemigo de Mura (Kṛṣṇa); itaratra—por otra parte; dāsāt—que el sirviente.
¡Oh, esposa de héroe!, por favor, dime si alguien te ha ofendido. Estoy dispuesto a castigar a esa persona, siempre y cuando no pertenezca a la casta brāhmaṇa. Excepto al sirviente de Muraripu [Kṛṣṇa], no perdonaré a nadie, dentro de los tres mundos o más allá de ellos. Quien te haya ofendido, puede correr a esconderse, porque yo me dispongo a castigarlo.
SIGNIFICADO: En la civilización védica, tanto el brāhmaṇa, es decir, la persona capacitada para entender la Verdad Absoluta —o sea, la persona que pertenece a la clase social más inteligente—, como el devoto del Señor Kṛṣṇa, a quién se conoce con el nombre de Muradviṣa, «el enemigo del demonio llamado Mura», están por encima de las reglas y regulaciones del estado. En otras palabras, el gobierno puede castigar a todo el que rompa las leyes del estado, excepto a los brāhmaṇas y vaiṣṇavas, quienes nunca violan ni las leyes del estado ni las leyes de la naturaleza, pues conocen perfectamente bien las reacciones que se derivan de romper esas leyes. Incluso si en ocasiones parecen violarlas, el rey no debe castigarles. Esa es la instrucción que dio Nārada Muni al rey Prācīnabarhiṣat. El rey Purañjana representa al rey Prācīnabarhiṣat, y Nārada Muni estaba recordando al rey que su antepasado, Mahārāja Pṛthu, nunca castigó a un brāhmaṇa ni a un vaiṣṇava.
La inteligencia pura, que es la conciencia de Kṛṣṇa pura, se contamina con las actividades materiales. La pureza de la conciencia se puede revivir con los procesos de sacrificio, caridad, actividades piadosas, etc., pero al que contamina su conciencia de Kṛṣṇa ofendiendo a un brāhmaṇa o a un vaiṣṇava le resulta muy difícil poder revivirla. Śrī Caitanya Mahāprabhu ha explicado que vaiṣṇava-aparādha, la ofensa contra un vaiṣṇava, es «la ofensa del elefante enloquecido». Hay que cuidarse mucho de ofender a un vaiṣṇava o a un brāhmaṇa. Incluso el gran yogī Durvāsā fue perseguido por el cakra Sudarśana cuando ofendió al vaiṣṇava Mahārāja Ambarīṣa, que no era ni un brāhmaṇa ni un sannyāsī, sino un casado común y corriente. Sin embargo, era un vaiṣṇava, y debido a ello, Durvāsā Muni fue castigado.
La conclusión es que la conciencia de Kṛṣṇa de una persona puede quedar cubierta por pecados materiales, pero esos pecados se pueden eliminar por el simple proceso de cantar el mantra Hare Kṛṣṇa; sin embargo, cuando la conciencia de Kṛṣṇa se contamina con ofensas contra un brāhmaṇa o un vaiṣṇava, esa conciencia no se puede revivir mientras no se expíe debidamente el pecado complaciendo al vaiṣṇava o brāhmaṇa ofendido. Esa fue la conducta que tuvo que seguir Durvāsā Muni, quien se rindió ante Mahārāja Ambarīṣa. La única manera de expiar un pecado de vaiṣṇava-aparādha consiste en pedir perdón al vaiṣṇava ofendido. No hay otra manera.