Text 29
tvam avyakta-gatir bhuṅkṣva
lokaṁ karma-vinirmitam
yā hi me pṛtanā-yuktā
prajā-nāśaṁ praṇeṣyasi
tvam—tú; avyakta-gatiḥ—cuyo movimiento es imperceptible; bhuṅkṣva—disfruta; lokam—este mundo; karma-vinirmitam—obra de las actividades fruitivas; yā—el que; hi—ciertamente; me—mis; pṛtanā—soldados; yuktā—con la ayuda de; prajā-nāśam—aniquilación de las entidades vivientes; praṇeṣyasi—llevarás a cabo sin encontrar oposición.
Este mundo es un producto de las actividades fruitivas. Por lo tanto, puedes atacar de un modo imperceptible a la gente en general. Con la ayuda de mis soldados, podrás matarles sin encontrar oposición.
SIGNIFICADO: La palabra karma-vinirmitam significa «obra de las actividades fruitivas». El mundo material es resultado de las actividades fruitivas, especialmente hoy en día. La gente se ocupa con todas sus fuerzas en decorar el mundo con autopistas, automóviles, electricidad, rascacielos, industrias, negocios, etc. Todo eso les parece muy bien a los que no tienen otra ocupación que la complacencia de los sentidos, y que ignoran su identidad espiritual. Como se explica en el Śrīmad-Bhāgavatam (5.5.4):
nūnaṁ pramattaḥ kurute vikarma
yad indriya-prītaya āpṛṇoti
na sādhu manye yata ātmano ’yam
asann api kleśada āsa dehaḥ
Los que no conocen la existencia del alma espiritual enloquecen con las actividades materiales y ejecutan todo tipo de actividades pecaminosas tan solo para complacer los sentidos. Ṛṣabhadeva explica que esas actividades nos traen infortunio, pues nos obligan a aceptar un cuerpo abominable en la siguiente vida. Todo el mundo puede comprobar que, a pesar de nuestros intentos de mantener un estado de bienestar físico, el cuerpo siempre nos está dando dolores, y está supeditado a las tres miserias. ¿Por qué, si no, hay tantos hospitales, agrupaciones de beneficencia y compañías de seguros? En realidad, en este mundo no hay felicidad. Todos los esfuerzos de la gente se dirigen tan solo a contrarrestar la infelicidad. Para los necios, la infelicidad es felicidad; por esa razón, el rey de los yavanas decidió lanzar contra esos necios un ataque imperceptible mediante la vejez, las enfermedades, y finalmente, la muerte. Por supuesto, después de la muerte, hay que nacer de nuevo. Yavana-rāja, por lo tanto, juzgó conveniente matar a todos los karmīs mediante la acción de Kālakanyā, para de ese modo tratar de hacerles conscientes de que el progreso material no es el verdadero progreso. Todas las entidades vivientes son seres espirituales; en consecuencia, no progresar espiritualmente es echar a perder la forma humana de vida.