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Text 37

śītoṣṇa-vāta-varṣāṇi
kṣut-pipāse priyāpriye
sukha-duḥkhe iti dvandvāny
ajayat sama-darśanaḥ

śīta—frío; uṣṇa—calor; vāta—viento; varṣāṇi—y estaciones lluviosas; kṣut—hambre; pipāse—y sed; priya—agradable; apriye—y desagradable; sukha—felicidad; duḥkhe—y aflicción; iti—de ese modo; dvandvāni—dualidades; ajayat—superó; sama-darśanaḥ—equilibrado.

Mediante la austeridad, el rey Malayadhvaja poco a poco logró ser ecuánime en cuerpo y mente con respecto a las dualidades del calor y del frío, la felicidad y la aflicción, el viento y la lluvia, el hambre y la sed, lo agradable y lo desagradable. De ese modo, superó todas las relatividades.

SIGNIFICADO: La liberación supone quedar libre de las relatividades del mundo. Con excepción de la persona autorrealizada, todo el mundo tiene que someterse a las dualidades de la lucha en el mundo relativo. En el Bhagavad-gītā, el Señor Kṛṣṇa aconseja a Arjuna que supere todas las relatividades mediante la tolerancia. El Señor Kṛṣṇa indica que son las relatividades, como el invierno y el verano, lo que nos perturba en el mundo material. En invierno no nos gusta bañarnos, pero en verano queremos bañarnos dos o tres veces al día, e incluso más. Por lo tanto, Kṛṣṇa nos aconseja que no nos dejemos perturbar por las cosas relativas y duales que vienen y van.

El hombre común, para lograr el equilibrio frente a la dualidad, tiene que someterse a muchas austeridades. Cuando alguien se agita ante las relatividades de la vida, es porque ha aceptado una posición relativa; por consiguiente, tiene que someterse a las austeridades que se prescriben en los śāstras para trascender el cuerpo material y acabar definitivamente con la existencia material. El rey Malayadhvaja se sometió a rigurosas austeridades; abandonó su hogar y fue a Kulācala, donde se bañaba en los ríos sagrados y solamente comía productos vegetales como tallos, raíces, semillas, flores y hojas, rechazando todo tipo de cereales o alimentos cocinados. Todas esas prácticas son extremadamente austeras. En esta era es muy difícil abandonar el hogar y marcharse al bosque o a los Himālayas para someterse a un proceso de austeridades. De hecho, es prácticamente imposible. Muchas personas se muestran incapaces incluso de seguir un consejo como el de abandonar el consumo de carne, la bebida, los juegos de azar y las relaciones sexuales ilícitas. ¿Qué harían entonces si fuesen a los Himālayas o a Kulācala? Esos actos de renunciación no son posibles en esta era; por esa razón, el Señor Kṛṣṇa nos ha aconsejado que adoptemos el proceso de bhakti-yoga. El bhakti-yoga, de un modo natural, libera a la persona de las dualidades de la vida. En el bhakti-yoga, el centro es Kṛṣṇa, y Kṛṣṇa siempre es trascendental. De modo que, para trascender las dualidades hay que ocuparse siempre en el servicio del Señor, como se confirma en el Bhagavad-gītā (14.26):

māṁ ca yo ’vyabhicāreṇa
bhakti-yogena sevate
sa guṇān samatītyaitān
brahma-bhūyāya kalpate

«Aquel que se dedica por completo al servicio devocional, firme en todas las circunstancias, trasciende de inmediato las modalidades de la naturaleza material y llega así al plano del Brahman».

Cuando alguien se ocupa realmente en el servicio del Señor, bhakti-yoga, de un modo natural puede controlar sus sentidos, su lengua y muchas otras cosas. Para el que se ocupa en el proceso de bhakti-yoga con toda sinceridad, no hay la menor posibilidad de caída. E incluso si llegara a caer, no perdería nada. Sus actividades devocionales quedarían estancadas o paralizadas durante un tiempo, pero tan pronto como tuviese otra oportunidad, comenzaría de nuevo desde el mismo punto en que lo dejó.

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