Text 60
na tvaṁ vidarbha-duhitā
nāyaṁ vīraḥ suhṛt tava
na patis tvaṁ purañjanyā
ruddho nava-mukhe yayā
na—no; tvam—tú; vidarbha-duhitā—hija de Vidarbha; na—no; ayam—este; vīraḥ—héroe; su-hṛt—esposo bienqueriente; tava—tuyo; na—no; patiḥ—esposo; tvam—tú; purañjanyāḥ—de Purañjanī; ruddhaḥ—cautivo; nava-mukhe—el cuerpo, que tiene nueve puertas; yayā—por la energía material.
En realidad, tú no eres la hija de Vidarbha, ni este hombre, Malayadhvaja, es tu esposo y bienqueriente. Y en realidad, tampoco eras el esposo de Purañjanī. Simplemente estabas cautivo en este cuerpo de nueve puertas.
SIGNIFICADO: En el mundo material, muchas entidades vivientes entran en contacto las unas con las otras, y con el aumento de su apego por un determinado tipo de cuerpo, establecen lazos familiares como padres, esposos, madres, esposas, etc. En realidad, toda entidad viviente es un ser individual con identidad propia, y el hecho de que entre en relación con otros cuerpos y establezca vínculos falsos se debe a su contacto con la materia. Debido a esos cuerpos falsos, nos unimos formando familias, comunidades, sociedades y naciones. Lo cierto es que todas las entidades vivientes son partes integrales de la Suprema Personalidad de Dios; sin embargo, están demasiado absortas en el cuerpo material. Kṛṣṇa, la Suprema Personalidad de Dios, adviene y deja Sus enseñanzas en la forma del Bhagavad-gītā y las Escrituras védicas. El Señor Supremo deja esas enseñanzas porque es el amigo eterno de todas las entidades vivientes. Sus enseñanzas son importantes porque, con ellas, la entidad viviente puede llegar a liberarse del cautiverio corporal. La corriente de un río arrastra muchas briznas de hierba y paja de la orilla, que durante un tiempo siguen la corriente juntas, hasta que, con los movimientos de las olas, se separan, y cada una de ellas sigue un rumbo diferente. De la misma manera, las innumerables entidades vivientes del mundo material son arrastradas por las olas de la naturaleza material. A veces las olas las unen, y las entidades vivientes establecen amistad y relaciones familiares, comunitarias o nacionales, todo ello basado en el cuerpo. Con el paso del tiempo, las olas de la naturaleza material las separan de nuevo. Este proceso tiene lugar desde la creación de la naturaleza material. Con respecto a esto, Śrīla Bhaktivinoda Ṭhākura dice en una canción:
miche māyāra vaśe, yāccha bhese’,
khāccha hābuḍubu, bhāi
jīva kṛṣṇa-dāsa, e viśvāsa,
karle ta’ āra duḥkha nāi
«Mis queridas entidades vivientes, están siendo arrastradas por las olas de la naturaleza material. A veces están en la superficie, a veces se hunden. De esa forma echan a perder su vida eterna. Solo tienen que aferrarse a Kṛṣṇa y al refugio de Sus pies de loto; entonces de nuevo estarán libres de todas las miserables condiciones materiales».
En este verso son muy significativas las palabras suhṛt («bienqueriente») y tava («tuyo»). Ningún supuesto esposo, familiar, hijo, padre o lo que sea puede ser un verdadero bienqueriente. Solo el propio Kṛṣṇa es un verdadero bienqueriente, tal como el mismo Kṛṣṇa confirma en el Bhagavad-gītā (5.29): suhṛdaṁ sarva-bhūtānām. La sociedad, la amistad, el amor y los bienquerientes son solo el resultado de nuestro enjaulamiento en diversos cuerpos. Debemos saber bien esto y tratar de salir del enjaulamiento material en que nos vemos arrojados vida tras vida. Hay que refugiarse en la Suprema Personalidad de Dios, Kṛṣṇa, y regresar al hogar, de vuelta a Dios.