Texts 30-31
kṣut-parīto yathā dīnaḥ
sārameyo gṛhaṁ gṛham
caran vindati yad-diṣṭaṁ
daṇḍam odanam eva vā
tathā kāmāśayo jīva
uccāvaca-pathā bhraman
upary adho vā madhye vā
yāti diṣṭaṁ priyāpriyam
kṣut-parītaḥ—famélico; yathā—como; dīnaḥ—pobre; sārameyaḥ—un perro; gṛham—de una casa; gṛham—a otra casa; caran—vagando; vindati—recibe; yat—cuyos; diṣṭam—según su destino; daṇḍam—castigo; odanam—alimento; eva—ciertamente; vā—o; tathā—análogamente; kāma-āśayaḥ—tratando de satisfacer diversos deseos; jīvaḥ—la entidad viviente; ucca—alta; avaca—baja; pathā—en un sendero; bhraman—vagar; upari—alto; adhaḥ—bajo; vā—o; madhye—intermedio; vā—o; yāti—va hacia; diṣṭam—conforme al destino; priya—agradable; apriyam—desagradable.
La entidad viviente es como un perro famélico que va de puerta en puerta en busca de comida. Según su destino, a veces lo echan a palos, y otras veces le dan algo de comer. Análogamente, la entidad viviente, llevada por sus muchos deseos, vaga por diversas especies de vida, conforme a su destino. Unas veces se eleva, y otras desciende. Unas veces va a los planetas celestiales, otras al infierno, otras a los planetas intermedios, y así sucesivamente.
SIGNIFICADO: En este verso, la situación de la entidad viviente se compara a la de un perro. El perro puede tener la suerte de ser el perro de un hombre rico, o puede ser un perro callejero. Si su amo es rico, llevará una vida opulenta. En Occidente a veces se ha dado el caso de que un perro heredara de su amo millones de dólares. Y, por supuesto, en la calle hay muchos perros vagabundos que pasan hambre. Por lo tanto, la comparación entre la existencia condicionada de la entidad viviente y la del perro es muy acertada. Sin embargo, el ser humano inteligente entiende que si tiene que vivir como un perro, mejor ser el perro de Kṛṣṇa. Los perros del mundo material a veces están bien situados, y otras veces vagan por la calle, pero en el mundo espiritual, el perro de Kṛṣṇa es feliz eterna y permanentemente. De acuerdo con esto, Śrīla Bhaktivinoda Ṭhākura dice en una canción: vaiṣṇava ṭhākura, tomāra kukura, baliyā jānaha more. Con estas palabras, Bhaktivinoda Ṭhākura expresa su deseo de ser el perro de un vaiṣṇava. El perro siempre guarda la puerta de su amo y no permite la entrada de ninguna persona que sea hostil hacia el amo. De la misma manera, el devoto debe ocuparse en el servicio de un vaiṣṇava, tratando de complacerle en todo. Si no actúa así, no avanzará en el sendero espiritual. Dejando a un lado el avance espiritual, en el mundo material, para elevarse al sistema planetario superior, es imprescindible cultivar las cualidades de la bondad. Como se confirma en el Bhagavad-gītā (14.18):
ūrdhvaṁ gacchanti sattva-sthā
madhye tiṣṭhanti rājasāḥ
jaghanya-guṇa-vṛtti-sthā
adho gacchanti tāmasāḥ
«Aquellos que están en el plano de la modalidad de la bondad ascienden gradualmente a los sistemas planetarios superiores; los que están en el plano de la modalidad de la pasión viven en los planetas terrenales; y los que están en el plano de la abominable modalidad de la ignorancia descienden a los mundos infernales».
La vida se manifiesta en los tres sistemas planetarios en muchas especies. Esa diversidad se debe a las cualidades que adquiere la entidad viviente, bien sean las cualidades de la bondad, de la pasión o de la ignorancia. Bajo la influencia de la bondad, se eleva a los sistemas superiores; en el plano de la pasión, permanece en los sistemas intermedios; y cuando se encuentra bajo la influencia de la ignorancia, se ve obligada a descender a las especies inferiores.