Text 34
naikāntataḥ pratīkāraḥ
karmaṇāṁ karma kevalam
dvayaṁ hy avidyopasṛtaṁ
svapne svapna ivānagha
na—nunca; ekāntataḥ—en última instancia; pratīkāraḥ—neutralización; karmaṇām—de distintas actividades; karma—otra actividad; kevalam—solamente; dvayam—ambas; hi—porque; avidyā—debido a la ilusión; upasṛtam—aceptada; svapne—en un sueño; svapnaḥ—un sueño; iva—como; anagha—¡oh, tú, que estás libre de actividades pecaminosas!
Nārada continuó: ¡Oh, tú, que estás completamente libre de pecado! Nadie puede neutralizar los efectos de las actividades fruitivas inventando simplemente otra actividad que tampoco esté en el plano de conciencia de Kṛṣṇa. Todas esas actividades se deben a nuestra ignorancia. Cuando tenemos una pesadilla, de nada sirve refugiarse en una alucinación perturbadora. No hay otra manera de salir de un sueño que despertar. Del mismo modo, si nos encontramos en la existencia material, se debe a nuestra ignorancia y a nuestra ilusión. A menos que despertemos y nos volvamos conscientes de Kṛṣṇa, no podremos liberarnos de esos sueños. Como solución definitiva a todos los problemas, debemos despertar y volver al estado de conciencia de Kṛṣṇa.
SIGNIFICADO: Hay dos tipos de actividades fruitivas: llevar el peso en la cabeza, o ponerlo sobre el hombro. En realidad, a la hora de cargarlo, lo mismo da una parte que la otra. Sin embargo, se pretende que ese desplazamiento del peso elimina el problema. Con respecto a esto, Prahlāda Mahārāja dice que, en el mundo material, los necios y sinvergüenzas hacen planes espléndidos para la comodidad del cuerpo, sin saber que todas las medidas que tomen, aunque tengan éxito, son solamente māyā. La gente trabaja día y noche sin parar en busca de la felicidad ilusoria del cuerpo. No es esa la manera de alcanzar la felicidad. Hay que liberarse del enredo material y regresar al hogar, de vuelta a Dios. Esa es la verdadera felicidad. Por eso los Vedas ordenan: «No permanezcas en la oscuridad del mundo material. Ve a la luz del mundo espiritual». Para neutralizar el sufrimiento del cuerpo material, hay que aceptar otro tipo de sufrimiento. Ambas situaciones son solamente ilusión. Nada se gana con aceptar un problema para hacer frente a otro. La conclusión es que, mientras estemos en el mundo material, no podremos gozar de felicidad permanente. El único remedio es salir del mundo material de una vez por todas, y regresar al hogar, de vuelta a Dios.