Text 32
pārijāte ’ñjasā labdhe
sāraṅgo ’nyan na sevate
tvad-aṅghri-mūlam āsādya
sākṣāt kiṁ kiṁ vṛṇīmahi
pārijāte—pārijāta, el árbol celestial; añjasā—completamente; labdhe—habiendo logrado; sāraṅgaḥ—una abeja; anyat—ningún otro; na sevate—no recurre a; tvat-aṅghri—Tus pies de loto; mūlam—la raíz de todo; āsādya—haberse acercado; sākṣāt—directamente; kim—qué; kim—qué; vṛṇīmahi—podemos pedir.
Querido Señor, la abeja, una vez que se ha acercado al pārijāta, el árbol celestial, ya no lo abandona, pues no tiene necesidad de ello. De la misma manera, nosotros, una vez que nos hemos acercado a Tus pies de loto y nos hemos refugiado en ellos, ¿qué otra bendición Te podemos pedir?
SIGNIFICADO: La ocupación del devoto que se dedica al servicio de los pies de loto del Señor es de por sí tan perfecta, que el devoto no necesita pedir ninguna otra bendición. En el árbol pārijāta, la abeja encuentra una provisión de miel ilimitada. Ya no necesita ir a otro árbol. La persona que está firmemente establecida en el servicio de los pies de loto del Señor, goza de ilimitada bienaventuranza trascendental, y ya no necesita pedir ninguna otra bendición. El pārijāta es un árbol muy difícil de encontrar en el mundo material. Se lo conoce también con el nombre de kalpa-vṛkṣa, es decir, «árbol de deseos». De él podemos conseguir todo lo que deseemos. En el mundo material, los naranjos dan naranjas, y los mangos, mangos, pero de los naranjos no se pueden obtener mangos, ni viceversa. Sin embargo, del árbol pārijāta podemos obtener todo lo que deseemos: naranjas, mangos, plátanos, etc. Ese árbol existe en el mundo espiritual (cintāmaṇi-prakara-sadmasu kalpa-vṛkṣa-lakṣāvṛteṣu). El mundo espiritual, cintāmaṇi-dhāma, está lleno de árboles kalpa-vṛkṣa, pero el pārijāta también se encuentra en el reino de Indra, es decir, en el planeta celestial de Indra. Kṛṣṇa, para complacer a Satyabhāmā, una de Sus reinas, trajo el árbol pārijāta y lo plantó en las mansiones construidas para las reinas en Dvārakā. Los pies de loto del Señor son como los pārijātas, los árboles cumplidores de deseos, y los devotos son como abejorros; siempre se sienten atraídos por los pies de loto del Señor.