Text 47
tatrāvaśiṣṭā ye vṛkṣā
bhītā duhitaraṁ tadā
ujjahrus te pracetobhya
upadiṣṭāḥ svayambhuvā
tatra—allí; avaśiṣṭāḥ—restantes; ye—los cuales; vṛkṣāḥ—árboles; bhītāḥ—temerosos; duhitaram—su hija; tadā—en ese momento; ujjahruḥ—entregaron; te—ellos; pracetobhyaḥ—a los Pracetās; upadiṣṭāḥ—aconsejados; svayambhuvā—por el Señor Brahmā.
Con gran temor de los Pracetās, los árboles que quedaban les entregaron inmediatamente su hija, siguiendo el consejo del Señor Brahmā.
SIGNIFICADO: De la hija de los árboles se habla en el verso trece de este capítulo. Se trata de la hija que habían tenido Kaṇḍu y la cortesana Pramlocā, quien, después de dar a luz, partió inmediatamente hacia el reino celestial. Ante el llanto de la niña, el rey de la Luna se apiadó de ella y la salvó, poniéndole el dedo en la boca. La niña fue criada por los árboles, y cuando creció, por orden del Señor Brahmā, fue entregada a los Pracetās como esposa. La niña, como se explicará en el siguiente verso, se llamaba Māriṣā, y fue entregada a los Pracetās por la deidad regente de los árboles. Con respecto a esto, Śrīla Jīva Gosvāmī Prabhupāda afirma: vṛkṣāḥ tad-adhiṣṭhātṛ-devatāḥ: «La palabra “árboles” significa la deidad controladora de esos árboles». Las Escrituras védicas nos revelan la existencia de una deidad controladora del agua; de la misma manera, también hay una deidad controladora de los árboles. Los Pracetās estaban reduciendo todos los árboles a cenizas, pues los consideraron enemigos. Para calmar a los Pracetās, la deidad regente de los árboles, siguiendo el consejo del Señor Brahmā, les entregó su hija, Māriṣā.