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Text 35

dhruva uvāca
so ’yaṁ śamo bhagavatā
sukha-duḥkha-hatātmanām
darśitaḥ kṛpayā puṁsāṁ
durdarśo ’smad-vidhais tu yaḥ

dhruvaḥ uvāca—Dhruva Mahārāja dijo; saḥ—esa; ayam—este; śamaḥ—equilibrio de la mente; bhagavatā—por Tu Señoría; sukha-duḥkha—felicidad y miserias; hata-ātmanām—los que están afectados; darśitaḥ—mostrada; kṛpayā—por misericordia; puṁsām—de la gente; durdarśaḥ—muy difícil de percibir; asmat-vidhaiḥ—por personas como nosotros; tu—pero; yaḥ—todo lo que has dicho.

Dhruva Mahārāja dijo: Mi querido Señor Nāradajī, has tenido la bondad de explicarme cómo alcanzar la paz de la mente, y ciertamente es una instrucción muy buena para aquellos cuyo corazón está perturbado por las condiciones materiales de felicidad y aflicción. Pero en lo que a mí respecta, estoy cubierto por la ignorancia, y esa clase de filosofía no me llega al corazón.

SIGNIFICADO: Hay varias clases de hombres. Unos, los akāmīs, son los que no tienen deseos materiales. El deseo, sea material o espiritual, existe siempre. El deseo material surge cuando queremos satisfacer nuestros propios sentidos. El deseo de alguien dispuesto a sacrificarlo todo para satisfacer a la Suprema Personalidad de Dios, puede decirse que es deseo espiritual. Dhruva no aceptó la instrucción del gran santo Nārada porque no se consideró capaz de seguirla, pues prohibía todos los deseos materiales. Sin embargo, no es cierto que las personas que tienen deseos materiales tengan prohibido adorar a la Suprema Personalidad de Dios. Esa es la esencia de las enseñanzas que se extraen de la vida de Dhruva. Él admitió con franqueza que su corazón estaba lleno de deseos materiales. Mientras las personas espiritualmente avanzadas no dan importancia a la adoración o el desprecio que reciban de los demás, a él las crueles palabras de su madrastra le habían afectado mucho.

En el Bhagavad-gītā se dice que las personas que han hecho verdadero progreso en la vida espiritual, no se preocupan por el comportamiento dual que se da en el mundo material. Pero Dhruva Mahārāja tuvo la franqueza de admitir que no había superado la aflicción que viene de la felicidad y la aflicción materiales. Tenía fe en el valor de la instrucción de Nārada, pero no podía seguirla. Aquí surge la pregunta de si una persona aquejada de deseos materiales puede adorar a la Suprema Personalidad de Dios o no. La respuesta es que todos pueden adorarle. Incluso quien tenga muchos deseos materiales que satisfacer debe emprender el proceso de conciencia de Kṛṣṇa y adorar al Supremo Señor Kṛṣṇa; Él es tan misericordioso que satisface los deseos de todos. Esta narración dejará bien claro que nadie, ni siquiera el que tiene muchos deseos materiales, queda excluido del proceso de adorar a la Suprema Personalidad de Dios.

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